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Miguel Terroso

El gladiador de Larry Bird

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Entre las muchas características definitorias que han alimentado y alimentan la eterna disputa entre Los Angeles Lakers y Boston Celtics, una de las más curiosas es la diferencia racial en cuanto al color de la piel de las estrellas de uno y otro equipo. Si bien los angelinos siempre han sido un equipo genuinamente afroamericano, los de Massachusetts fueron considerados durante bastante tiempo como un equipo de “blancos” debido a la gran cantidad de jugadores de tal condición que formaron parte de sus plantillas durante mucho tiempo. Dentro de estos últimos, uno de los más importantes fue sin duda Kevin McHale, que durante la década de los 80 formó parte de uno de los mejores equipos que jamás haya conocido el mundo del baloncesto. Aquellos Boston Celtics en los que sin lugar a dudas sobresalía Larry Bird pero que contaba de gente de la envergadura de Robert Parish, Danny Ainge, Dennis Johnson o Scott Wedman (protagonista de una de las actuaciones más memorables jamás vista en una final de la NBA en 1985 anotando 12 tiros de campo sin fallo, 4 de ellos triples, en el primer partido de la serie frente a los Lakers, en un encuentro que con posterioridad sería conocido como el Memorial Day Massacre ya que los Lakers sufrieron una abultada derrota por 148-114).

Kevin McHale era un espigado alero natural de Minnesota nacido en 1957. Desde 1976 estuvo jugando 4 temporadas en la Universidad de su tierra natal y fue nombrado como el mejor jugador de la historia del por aquel entonces centenario “College”. La recompensa llegaría en 1980 al ser elegido en el número 3 del draft por los Boston Celtics, club en el que militaría durante sus 13 temporadas como jugador profesional y en los que lograría ganar 3 anillos además de llegar a dos finales más. Durante los 971 partidos que disputó con la franquicia de Massachusetts promedió 17.9 puntos y 7.3 rebotes.

A primera vista pueden no parecer unos números demasiado espectaculares, pero además de que sus últimas temporadas estuvieron muy lastradas por numerosos problemas físicos, a Kevin McHale hay (o había) que verlo en acción. El cenit de su rendimiento llego a mediados de los 80, desde el 84 hasta el 86. En este periodo su equipo logró ganar dos anillos y llegar a una final frente a los todopoderosos Lakers de Magic Johnson y James Worthy, y sin duda Kevin fue una pieza capital para el éxito del equipo por aquel entonces entrenado por K.C. Jones y en el que Larry Bird acaparaba casi todas las miradas.

Fue la final de 1985, precisamente la que ganaron los angelinos, la que da una medida real de la envergadura de la figura de Kevin Mc Hale. En aquella serie Larry Bird ni rindió ni por asomo a su mejor nivel y un jugador casi siempre fiable bajo los tableros como era Robert Parish se veía superado y hundido ante la superioridad en altura y kilos de los interiores de los Lakers. Kevin, que portaba el número 32 en la espalda, ser irguió como la referencia de su equipo durante muchas fases de aquella final gracias a su excepcional visión de juego, sus larguísimos brazos y a una inteligencia prodigiosa al servicio de un endiablado juego de pies (que le hacen ser, para muchos, el jugador con mejores movimientos en poste bajo de la historia de la NBA). Cada vez que el balón llegaba a sus manos existía la certeza de que algo positivo iba a generar. Era Kevin McHale un alero a la vieja usanza, al que le gustaba postear aprovechando sus condiciones y que no rehuía el contacto en la zona (en las antípodas del modelo de alero actual), a pesar de que su juego era mucho más plástico y elegante que el que se estilaba en los pivots de aquella época.

La series finales de la temporada 86-87 (la cuarta final consecutiva que disputaban los Celtics) fueron sin duda un antes y un después en la carrera de McHale. Los Celtics llegaron a aquellos partidos frente a los Lakers muy mermados por las lesiones. Kevin no fue una excepción y jugo los 6 partidos que duró aquella serie con el pie literalmente roto. Según explica el mismo jugador el dolor era insoportable y probablemente aquello acortó sensiblemente la carrera de un jugador al que algunos han visto semejanzas por su forma de jugar con Pau Gasol. Para el de Sant Boi debería ser un motivo de orgullo el ser comparado con el bueno de Kevin ya que este ha sido nombrado como uno de los mejores 50 jugadores de la historia de la NBA y es miembro del Basketball Hall Of Fame desde 1999.

Tras su retirada en la temporada 92-93, Kevin McHale ha seguido ligado al baloncesto, llegando incluso a ser primer entrenador de Minnesota Timberwolves durante algunas fases. Pero esa es otra historia.

El gladiador de Larry Bird

Miguel Terroso
Miguel Terroso
sábado, 11 de diciembre de 2010, 08:13 h (CET)
Entre las muchas características definitorias que han alimentado y alimentan la eterna disputa entre Los Angeles Lakers y Boston Celtics, una de las más curiosas es la diferencia racial en cuanto al color de la piel de las estrellas de uno y otro equipo. Si bien los angelinos siempre han sido un equipo genuinamente afroamericano, los de Massachusetts fueron considerados durante bastante tiempo como un equipo de “blancos” debido a la gran cantidad de jugadores de tal condición que formaron parte de sus plantillas durante mucho tiempo. Dentro de estos últimos, uno de los más importantes fue sin duda Kevin McHale, que durante la década de los 80 formó parte de uno de los mejores equipos que jamás haya conocido el mundo del baloncesto. Aquellos Boston Celtics en los que sin lugar a dudas sobresalía Larry Bird pero que contaba de gente de la envergadura de Robert Parish, Danny Ainge, Dennis Johnson o Scott Wedman (protagonista de una de las actuaciones más memorables jamás vista en una final de la NBA en 1985 anotando 12 tiros de campo sin fallo, 4 de ellos triples, en el primer partido de la serie frente a los Lakers, en un encuentro que con posterioridad sería conocido como el Memorial Day Massacre ya que los Lakers sufrieron una abultada derrota por 148-114).

Kevin McHale era un espigado alero natural de Minnesota nacido en 1957. Desde 1976 estuvo jugando 4 temporadas en la Universidad de su tierra natal y fue nombrado como el mejor jugador de la historia del por aquel entonces centenario “College”. La recompensa llegaría en 1980 al ser elegido en el número 3 del draft por los Boston Celtics, club en el que militaría durante sus 13 temporadas como jugador profesional y en los que lograría ganar 3 anillos además de llegar a dos finales más. Durante los 971 partidos que disputó con la franquicia de Massachusetts promedió 17.9 puntos y 7.3 rebotes.

A primera vista pueden no parecer unos números demasiado espectaculares, pero además de que sus últimas temporadas estuvieron muy lastradas por numerosos problemas físicos, a Kevin McHale hay (o había) que verlo en acción. El cenit de su rendimiento llego a mediados de los 80, desde el 84 hasta el 86. En este periodo su equipo logró ganar dos anillos y llegar a una final frente a los todopoderosos Lakers de Magic Johnson y James Worthy, y sin duda Kevin fue una pieza capital para el éxito del equipo por aquel entonces entrenado por K.C. Jones y en el que Larry Bird acaparaba casi todas las miradas.

Fue la final de 1985, precisamente la que ganaron los angelinos, la que da una medida real de la envergadura de la figura de Kevin Mc Hale. En aquella serie Larry Bird ni rindió ni por asomo a su mejor nivel y un jugador casi siempre fiable bajo los tableros como era Robert Parish se veía superado y hundido ante la superioridad en altura y kilos de los interiores de los Lakers. Kevin, que portaba el número 32 en la espalda, ser irguió como la referencia de su equipo durante muchas fases de aquella final gracias a su excepcional visión de juego, sus larguísimos brazos y a una inteligencia prodigiosa al servicio de un endiablado juego de pies (que le hacen ser, para muchos, el jugador con mejores movimientos en poste bajo de la historia de la NBA). Cada vez que el balón llegaba a sus manos existía la certeza de que algo positivo iba a generar. Era Kevin McHale un alero a la vieja usanza, al que le gustaba postear aprovechando sus condiciones y que no rehuía el contacto en la zona (en las antípodas del modelo de alero actual), a pesar de que su juego era mucho más plástico y elegante que el que se estilaba en los pivots de aquella época.

La series finales de la temporada 86-87 (la cuarta final consecutiva que disputaban los Celtics) fueron sin duda un antes y un después en la carrera de McHale. Los Celtics llegaron a aquellos partidos frente a los Lakers muy mermados por las lesiones. Kevin no fue una excepción y jugo los 6 partidos que duró aquella serie con el pie literalmente roto. Según explica el mismo jugador el dolor era insoportable y probablemente aquello acortó sensiblemente la carrera de un jugador al que algunos han visto semejanzas por su forma de jugar con Pau Gasol. Para el de Sant Boi debería ser un motivo de orgullo el ser comparado con el bueno de Kevin ya que este ha sido nombrado como uno de los mejores 50 jugadores de la historia de la NBA y es miembro del Basketball Hall Of Fame desde 1999.

Tras su retirada en la temporada 92-93, Kevin McHale ha seguido ligado al baloncesto, llegando incluso a ser primer entrenador de Minnesota Timberwolves durante algunas fases. Pero esa es otra historia.

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