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José María Blázquez

Fuera de control

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Parece que se nos acumulan los temas de debate. Si la semana pasada era ‘Wikileaks’, en ésta tenemos los problemas causados por los controladores aéreos (el punto de inicio de este artículo), la presunta implicación de Marta Domínguez en el tráfico de sustancias ilegales, los disturbios en Londres con los estudiantes por la subida de tasas académicas universitarias o que la RAE no logra elegir nuevo director (ésta es broma). Así que una vez más, tomaré la actualidad para hablar de aquello que me interese estableciendo, en la medida de lo posible, vínculos con la industria cinematográfica.

El otro día, me encontraba con mi psicólogo charlando de la crisis en los aeropuertos cuando empezamos a analizar aquellos actores más prolíficos en las películas de aviones (entiéndase esto de una manera flexible). Tras llegar a la conclusión de que Wesley Snipes tenía muchas papeletas, elaboré una lista con más de medio centenar de films y confirmé algo que ya me temía: hay una gran cantidad de serie B en esa temática, algunas con secuelas y algún que otro remake, que dejan al actor estadounidense sin el ‘premio’. Me fijé en uno de los títulos de la lista, ‘Fuera de control’ (‘Pushing tin’), dirigido por el inglés Mike Newell y protagonizado por John Cusack y Billy Bob Thornton. La razón es la siguiente, los personajes centrales son controladores aéreos que viven una tensa relación de competitividad, uno por ser considerado el mejor y ver su reinado peligrar por el segundo, un recién llegado en busca de emociones fuertes. Está claro que la ambientación es en una idílica Norteamérica, donde todo el mundo quiere llegar a lo más alto y con tesón, trabajo y un poco de suerte los sueños se pueden hacer realidad (y si no, miren a Monica Lewinsky). Aquí, se sufren colapsos porque quieren trabajar cada vez menos y pretenden tener aún mejores condiciones laborales bajo la amenaza de un paro generalizado. Cómo decía Nacho Vigalondo, hay cosas razonables dentro de las exigencias de los controladores, pero tienen un pésimo director de marketing. Sea como fuere, el estado de excepción que ha sumido a España en estos días puede leerse también como una nueva cortina de humo. El estado aprueba justo antes del puente un nuevo modelo de gestión aeroportuaria tras varios meses de negociaciones y pese a los continuos rumores (amenazas) que apuntaban a que los controladores podrían repetir la huelga de este pasado verano. Eso ocurre en el mismo momento en el que se publican las filtraciones de los cables del gobierno estadounidense a través de ‘Wikileaks’ y hacen que la gente mire hacia otro lado. Los medios, como viene siendo habitual, hacen lo mismo. El poder ejecutivo de este país sale del paso con mano firme y se erige como el salvador del estado. Los militares entran en juego, para así tenerlos contentos a pesar de los cables sobre la base de Rota, la militarización de España y los conflictos bélicos. Los controladores, que cayeron en la provocación, son juzgados, mientras la gente pide sus cabezas. Pero esto sólo es una teoría.

Más cinematográfico si cabe, es una de las nuevas informaciones que ha publicado el diario ‘The guardian’ sobre Pfizer, el gigante farmacéutico. La historia es muy parecida a la que nos revelaba el film ‘El jardinero fiel’, donde se descubre que una gran compañía farmacéutica hace experimentos en Kenia (Nigeria, en nuestro caso) con niños para probar sus medicamentos sin el consentimiento de sus padres y paga al gobierno del país para que oculte las irregularidades y, lo que es más importante, las muertes producidas durante el proceso.

Otros países por su parte, han tomado otras medidas similares. ‘Le damos un premio prestigioso a un preso político chino para tapar que nosotros tenemos a uno australiano. ¿Y si nos preguntan? Nos hacemos los suecos’. Eso no quiere decir que el escritor y disidente chino Liu Xiaobo no se merezca el galardón, pero ya lleva mucho tiempo escuchándose hablar de que esta clase de premios tienen un componente político muy importante. En la ceremonia una idea se escuchó unánimemente, ‘un hombre no puede ser encarcelado por expresar sus opiniones’. ¿Y por dar información objetiva sí, señor Obama? China, por su parte, le mantiene en prisión y ha manipulado webs y medios de comunicación para que nada se filtre a su país, a la manera estadounidense. De mártir a mito hay sólo un pequeño paso, esperemos que no lleguen a esos extremos.

Días atrás se cumplió 30 años de la muerte de John Lennon, que se acabó convirtiendo, precisamente, en un mito de la música. Tal vez aprovechando esta coyuntura se estrena el documental de Tom DiCillo, ‘When You're Strange’, que tiene como eje central la historia del grupo estadounidense ‘The Doors’ y, por consiguiente, la vida de Jim Morrison, del que en julio del año que viene se cumplirá el 40º aniversario de su fallecimiento. Un mito que está lleno de luces y sombras, rumores y muchas teorías rodean las causas de su muerte. “Si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte – creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés – y poniendo un saco de ciento cincuenta libras dentro del ataúd y desaparecer a alguna parte de este planeta – África, quien sabe – ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto”, declaró Ray Manzareck , el teclista del grupo. También se dice que su padre, finalmente, consiguió llevarse el cuerpo de su hijo desde el cementerio de París a los Estados Unidos (algo negado por las fuentes oficiales). ¿Qué no haría un padre por su hijo? Espero que haya un silencio sepulcral. Está claro que no todos cuentan con un padre que tiene mano en subvenciones estatales y regionales para financiar a los hijos sus proyectos (a costa de todos) como a ‘alguno’ que estrena esta semana. Pero no es momento de recalar nuevamente en opiniones expresadas en artículos pasados sobre el país de amiguismos e ‘hijodeismos’ cinematográficos en el que vivimos.

Volviendo al sueño americano, una película que llegará a nuestras pantallas la semana que viene es ‘Burlesque’. Una mezcla de ‘Bar Coyote’ y ‘ Show Girls’, donde Cher se encarna a sí misma como diva experimentada que ayuda a una joven camarera que sueña con llegar a ser una afamada corista, interpretada por Christina Aguilera. Yo no perdería ni un solo minuto de mi vida en ir al cine a verla. Es más, no voy a gastar más líneas de este artículo en ella (si Paul Verhoeven levantase la cabeza del pozo donde se encuentra…). Ayer, en cambio, se presentó casi un año y medio después de su estreno en Estados Unidos, ‘En el centro de la tormenta’ (‘In the electric mist’), un thriller dirigido por Bertrand Tavernier que cuenta en su reparto con nombres como Tommy Lee Jones, Peter Sarsgaard o John Goodman. ¿Nadie se ha preguntado nunca por qué éste último siempre suele hacer papeles de antagonista con el apellido que tiene? Menuda paradoja. Pero no más retorcida que la realidad que estamos viviendo. ¿Cuál será la próxima información de ‘Wikileaks’ que nos hará estremecer? Yo, de momento me quedo con la frase que Butch Coolidge (Bruce Willis) le dice a Esmarelda Villalobos (Angela Jones) en Pulp Fiction: ‘Señorita, soy americano. Nuestros nombres no significan un carajo’. A lo que añadiría, ‘ni nuestros derechos’.

Fuera de control

José María Blázquez
José María Blázquez
sábado, 11 de diciembre de 2010, 08:00 h (CET)
Parece que se nos acumulan los temas de debate. Si la semana pasada era ‘Wikileaks’, en ésta tenemos los problemas causados por los controladores aéreos (el punto de inicio de este artículo), la presunta implicación de Marta Domínguez en el tráfico de sustancias ilegales, los disturbios en Londres con los estudiantes por la subida de tasas académicas universitarias o que la RAE no logra elegir nuevo director (ésta es broma). Así que una vez más, tomaré la actualidad para hablar de aquello que me interese estableciendo, en la medida de lo posible, vínculos con la industria cinematográfica.

El otro día, me encontraba con mi psicólogo charlando de la crisis en los aeropuertos cuando empezamos a analizar aquellos actores más prolíficos en las películas de aviones (entiéndase esto de una manera flexible). Tras llegar a la conclusión de que Wesley Snipes tenía muchas papeletas, elaboré una lista con más de medio centenar de films y confirmé algo que ya me temía: hay una gran cantidad de serie B en esa temática, algunas con secuelas y algún que otro remake, que dejan al actor estadounidense sin el ‘premio’. Me fijé en uno de los títulos de la lista, ‘Fuera de control’ (‘Pushing tin’), dirigido por el inglés Mike Newell y protagonizado por John Cusack y Billy Bob Thornton. La razón es la siguiente, los personajes centrales son controladores aéreos que viven una tensa relación de competitividad, uno por ser considerado el mejor y ver su reinado peligrar por el segundo, un recién llegado en busca de emociones fuertes. Está claro que la ambientación es en una idílica Norteamérica, donde todo el mundo quiere llegar a lo más alto y con tesón, trabajo y un poco de suerte los sueños se pueden hacer realidad (y si no, miren a Monica Lewinsky). Aquí, se sufren colapsos porque quieren trabajar cada vez menos y pretenden tener aún mejores condiciones laborales bajo la amenaza de un paro generalizado. Cómo decía Nacho Vigalondo, hay cosas razonables dentro de las exigencias de los controladores, pero tienen un pésimo director de marketing. Sea como fuere, el estado de excepción que ha sumido a España en estos días puede leerse también como una nueva cortina de humo. El estado aprueba justo antes del puente un nuevo modelo de gestión aeroportuaria tras varios meses de negociaciones y pese a los continuos rumores (amenazas) que apuntaban a que los controladores podrían repetir la huelga de este pasado verano. Eso ocurre en el mismo momento en el que se publican las filtraciones de los cables del gobierno estadounidense a través de ‘Wikileaks’ y hacen que la gente mire hacia otro lado. Los medios, como viene siendo habitual, hacen lo mismo. El poder ejecutivo de este país sale del paso con mano firme y se erige como el salvador del estado. Los militares entran en juego, para así tenerlos contentos a pesar de los cables sobre la base de Rota, la militarización de España y los conflictos bélicos. Los controladores, que cayeron en la provocación, son juzgados, mientras la gente pide sus cabezas. Pero esto sólo es una teoría.

Más cinematográfico si cabe, es una de las nuevas informaciones que ha publicado el diario ‘The guardian’ sobre Pfizer, el gigante farmacéutico. La historia es muy parecida a la que nos revelaba el film ‘El jardinero fiel’, donde se descubre que una gran compañía farmacéutica hace experimentos en Kenia (Nigeria, en nuestro caso) con niños para probar sus medicamentos sin el consentimiento de sus padres y paga al gobierno del país para que oculte las irregularidades y, lo que es más importante, las muertes producidas durante el proceso.

Otros países por su parte, han tomado otras medidas similares. ‘Le damos un premio prestigioso a un preso político chino para tapar que nosotros tenemos a uno australiano. ¿Y si nos preguntan? Nos hacemos los suecos’. Eso no quiere decir que el escritor y disidente chino Liu Xiaobo no se merezca el galardón, pero ya lleva mucho tiempo escuchándose hablar de que esta clase de premios tienen un componente político muy importante. En la ceremonia una idea se escuchó unánimemente, ‘un hombre no puede ser encarcelado por expresar sus opiniones’. ¿Y por dar información objetiva sí, señor Obama? China, por su parte, le mantiene en prisión y ha manipulado webs y medios de comunicación para que nada se filtre a su país, a la manera estadounidense. De mártir a mito hay sólo un pequeño paso, esperemos que no lleguen a esos extremos.

Días atrás se cumplió 30 años de la muerte de John Lennon, que se acabó convirtiendo, precisamente, en un mito de la música. Tal vez aprovechando esta coyuntura se estrena el documental de Tom DiCillo, ‘When You're Strange’, que tiene como eje central la historia del grupo estadounidense ‘The Doors’ y, por consiguiente, la vida de Jim Morrison, del que en julio del año que viene se cumplirá el 40º aniversario de su fallecimiento. Un mito que está lleno de luces y sombras, rumores y muchas teorías rodean las causas de su muerte. “Si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte – creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés – y poniendo un saco de ciento cincuenta libras dentro del ataúd y desaparecer a alguna parte de este planeta – África, quien sabe – ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto”, declaró Ray Manzareck , el teclista del grupo. También se dice que su padre, finalmente, consiguió llevarse el cuerpo de su hijo desde el cementerio de París a los Estados Unidos (algo negado por las fuentes oficiales). ¿Qué no haría un padre por su hijo? Espero que haya un silencio sepulcral. Está claro que no todos cuentan con un padre que tiene mano en subvenciones estatales y regionales para financiar a los hijos sus proyectos (a costa de todos) como a ‘alguno’ que estrena esta semana. Pero no es momento de recalar nuevamente en opiniones expresadas en artículos pasados sobre el país de amiguismos e ‘hijodeismos’ cinematográficos en el que vivimos.

Volviendo al sueño americano, una película que llegará a nuestras pantallas la semana que viene es ‘Burlesque’. Una mezcla de ‘Bar Coyote’ y ‘ Show Girls’, donde Cher se encarna a sí misma como diva experimentada que ayuda a una joven camarera que sueña con llegar a ser una afamada corista, interpretada por Christina Aguilera. Yo no perdería ni un solo minuto de mi vida en ir al cine a verla. Es más, no voy a gastar más líneas de este artículo en ella (si Paul Verhoeven levantase la cabeza del pozo donde se encuentra…). Ayer, en cambio, se presentó casi un año y medio después de su estreno en Estados Unidos, ‘En el centro de la tormenta’ (‘In the electric mist’), un thriller dirigido por Bertrand Tavernier que cuenta en su reparto con nombres como Tommy Lee Jones, Peter Sarsgaard o John Goodman. ¿Nadie se ha preguntado nunca por qué éste último siempre suele hacer papeles de antagonista con el apellido que tiene? Menuda paradoja. Pero no más retorcida que la realidad que estamos viviendo. ¿Cuál será la próxima información de ‘Wikileaks’ que nos hará estremecer? Yo, de momento me quedo con la frase que Butch Coolidge (Bruce Willis) le dice a Esmarelda Villalobos (Angela Jones) en Pulp Fiction: ‘Señorita, soy americano. Nuestros nombres no significan un carajo’. A lo que añadiría, ‘ni nuestros derechos’.

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