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Noelia Vera

Biutiful Bardem

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No quiero reflexionar sobre lo que hubiese sido de Biutiful, el último largometraje de Alejandro González Iñarritu, sin la interpretación magistral de Javier Bardem. Cualquier calificación honorífica resulta insípida para describir el trabajo del madrileño en una película, que sin él, caería inevitablemente sobre el propio peso de su trágico y áspero guión. Como ya muchos críticos han resumido, Biutiful tiene en Bardem su principio y su final. Sin él, no sería nada. Y es que soportar la presión interpretativa y el miedo emocional de protagonizar, sin interrupción, todas las escenas de la cinta, es peripecia digna de solo unos pocos amantes de la pantalla.



Bardem en un escena de la película.

Después de Amores Perros, 21 gramos y Babel, el realizador mexicano regresa con una historia lineal (a diferencia de las anteriores) de pobreza, corrupción, enfermedad y amores imposibles contextualizada en una Barcelona oscura y espinosa, bien distinta a la que por ejemplo nos mostraron Woody Allen y de nuevo Bardem en "Vicky, Cristina, Barcelona". El guión trata, así, el lado oculto de una ciudad cosmopolita donde, fuera de cualquier evidencia, también hay explotadores y explotados. Encontramos todo tipo de basura en Biutiful, desde la problemática de la inmigración africana con respecto al top manta, la china y sus crueles talleres de costura, la depresión esquizofrénica, el amor frustrado, la educación infantil, la muerte y el perdón. Tanta basura, de hecho, que casi no se puede respirar en las casi dos horas y media que dura la cinta. Ahogo, mucho ahogo.

En el estreno en el Festival de Cannes, Bardem justificó su aceptación del trabajo (por el que le han dado, por cierto, el premio a mejor actor) con un: "Quise hacerlo porque habla de cosas que son importantes, que son interesantes a mi juicio". Su personaje, Uxbal, es un héroe, un enfermo terminal, un hombre bueno, un explotador, un desesperado, un drogadicto, un enamorado, un comprometido, un buen padre y un mediumm. Cosas importantes, sí, pero demasiadas pal cuerpo. Igualmente a mi ya me cuesta separar al actor de guiones interesantes, sean como sean. No olvidemos que solemos demonizarlo por sus ideas, sus respuestas tajantes ante la prensa y por las causas por las que pelea. No es de extrañar que le resultara apetitoso lo que le ofrecían desde México.

A mi juicio Biutiful puede ser desglosada en tres subguiones. Por un lado está la crítica social enfocada en distintos tipos de inmigración, la explotación y la corrupción policial. Por otro lado está la personal, enfocada, por su parte, en un padre de familia que va a morir y tiene que dejar a sus hijos inmersos en un panorama de vida completamente espinoso. Por último, la filosofía del más allá, de la muerte en paz a través del perdón. Vamos, que podríamos haber sacado parte del guión de entre cualquier serie mala como Entre fantasmas. ¡Por poder hacer, hasta habla con los muertos! Si no le dan otro Óscar a este actor por salvar tanta mezcla argumental, desde luego, muchos dejaríamos de creer en la justicia artística definitivamente.

"Quise defender todas las circunstancias que estaban propuestas en ese guión, que son muchas y complejas. No hay ninguna escena que sea una frivolidad, todas tienen un subtexto añadido y quise llegar a todos los sitios", aseguraba el actor en una entrevista defendiendo con la garra fuera, a su vez, el trabajo de Iñarritu. "De verdad, no hay buen trabajo posible sin un guión bien escrito. No lo hay, es imposible. Si ni siquiera Marlon Brando (con el que ya es comparado) pudo, ¿quién va a poder?"

Biutiful se rodó durante diez meses en diferentes localizaciones españolas. Técnicamente la cinta es ejemplar. El mexicano, sin duda, destaca por el juego que se trae con los espacios. Logra crear una sensación claustrofóbica y miserable gracias a la selección de planos y al manejo de la iluminación y ésta es una de las razones por las que para él, éste es el mejor resultado obtenido en su carrera: "Esta es la primera película que me ha dejado totalmente satisfecho". Yo, como espectadora y mientras oía algún que otro bostezo en el cine, no sé si estoy tan de acuerdo, pero lo que si está claro es que ha hecho el mejor de sus castings. Buena intención no le ha faltado, le debe mucho a Bardem. De hecho, se lo debe todo.

Biutiful Bardem

Noelia Vera
Noelia Vera
domingo, 5 de diciembre de 2010, 11:51 h (CET)
No quiero reflexionar sobre lo que hubiese sido de Biutiful, el último largometraje de Alejandro González Iñarritu, sin la interpretación magistral de Javier Bardem. Cualquier calificación honorífica resulta insípida para describir el trabajo del madrileño en una película, que sin él, caería inevitablemente sobre el propio peso de su trágico y áspero guión. Como ya muchos críticos han resumido, Biutiful tiene en Bardem su principio y su final. Sin él, no sería nada. Y es que soportar la presión interpretativa y el miedo emocional de protagonizar, sin interrupción, todas las escenas de la cinta, es peripecia digna de solo unos pocos amantes de la pantalla.



Bardem en un escena de la película.

Después de Amores Perros, 21 gramos y Babel, el realizador mexicano regresa con una historia lineal (a diferencia de las anteriores) de pobreza, corrupción, enfermedad y amores imposibles contextualizada en una Barcelona oscura y espinosa, bien distinta a la que por ejemplo nos mostraron Woody Allen y de nuevo Bardem en "Vicky, Cristina, Barcelona". El guión trata, así, el lado oculto de una ciudad cosmopolita donde, fuera de cualquier evidencia, también hay explotadores y explotados. Encontramos todo tipo de basura en Biutiful, desde la problemática de la inmigración africana con respecto al top manta, la china y sus crueles talleres de costura, la depresión esquizofrénica, el amor frustrado, la educación infantil, la muerte y el perdón. Tanta basura, de hecho, que casi no se puede respirar en las casi dos horas y media que dura la cinta. Ahogo, mucho ahogo.

En el estreno en el Festival de Cannes, Bardem justificó su aceptación del trabajo (por el que le han dado, por cierto, el premio a mejor actor) con un: "Quise hacerlo porque habla de cosas que son importantes, que son interesantes a mi juicio". Su personaje, Uxbal, es un héroe, un enfermo terminal, un hombre bueno, un explotador, un desesperado, un drogadicto, un enamorado, un comprometido, un buen padre y un mediumm. Cosas importantes, sí, pero demasiadas pal cuerpo. Igualmente a mi ya me cuesta separar al actor de guiones interesantes, sean como sean. No olvidemos que solemos demonizarlo por sus ideas, sus respuestas tajantes ante la prensa y por las causas por las que pelea. No es de extrañar que le resultara apetitoso lo que le ofrecían desde México.

A mi juicio Biutiful puede ser desglosada en tres subguiones. Por un lado está la crítica social enfocada en distintos tipos de inmigración, la explotación y la corrupción policial. Por otro lado está la personal, enfocada, por su parte, en un padre de familia que va a morir y tiene que dejar a sus hijos inmersos en un panorama de vida completamente espinoso. Por último, la filosofía del más allá, de la muerte en paz a través del perdón. Vamos, que podríamos haber sacado parte del guión de entre cualquier serie mala como Entre fantasmas. ¡Por poder hacer, hasta habla con los muertos! Si no le dan otro Óscar a este actor por salvar tanta mezcla argumental, desde luego, muchos dejaríamos de creer en la justicia artística definitivamente.

"Quise defender todas las circunstancias que estaban propuestas en ese guión, que son muchas y complejas. No hay ninguna escena que sea una frivolidad, todas tienen un subtexto añadido y quise llegar a todos los sitios", aseguraba el actor en una entrevista defendiendo con la garra fuera, a su vez, el trabajo de Iñarritu. "De verdad, no hay buen trabajo posible sin un guión bien escrito. No lo hay, es imposible. Si ni siquiera Marlon Brando (con el que ya es comparado) pudo, ¿quién va a poder?"

Biutiful se rodó durante diez meses en diferentes localizaciones españolas. Técnicamente la cinta es ejemplar. El mexicano, sin duda, destaca por el juego que se trae con los espacios. Logra crear una sensación claustrofóbica y miserable gracias a la selección de planos y al manejo de la iluminación y ésta es una de las razones por las que para él, éste es el mejor resultado obtenido en su carrera: "Esta es la primera película que me ha dejado totalmente satisfecho". Yo, como espectadora y mientras oía algún que otro bostezo en el cine, no sé si estoy tan de acuerdo, pero lo que si está claro es que ha hecho el mejor de sus castings. Buena intención no le ha faltado, le debe mucho a Bardem. De hecho, se lo debe todo.

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