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David S. Broder

Doverayai pero Proveryai

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WASHINGTON - Suponga que es serio.

¿Y si Barack Obama está siendo sincero con sus creencias cuando dice que ninguna de las formaciones en solitario puede de forma realista esperar solventar los desafíos a los que se enfrenta Estados Unidos?

Suponga que habla en serio cuando dice que tras la paliza recibida por sus colegas Demócratas y él en las legislativas, está preparado y dispuesto a escuchar las ideas de los Republicanos para confrontar el empleo, los impuestos, las energías y hasta el control de armas nucleares.

Sé que es mucho suponer -- tanto que parece imposible. Se parece más a un guión de Broadway que al argumento verosímil de Washington. Pero no obstante, suponga que es serio cuando dice, una y otra vez, como hizo el día de Acción de Gracias, que si queremos "acelerar esta recuperación" y atacar la reserva de empleo destruido, "No lo lograremos como partido político. Tenemos que hacerlo como uno solo".

¿Deben de creerse esto las filas Republicanas ampliadas en el Congreso? Puede que un par se acuerde de que allá por 2004, cuando Obama era libre de manifestar su opinión en calidad de candidato Demócrata a senador de Illinois recién elegido, dijo exactamente lo mismo a la Convención Nacional Demócrata.

En el discurso de inauguración normalmente partidista que le abrió el camino a la Casa Blanca, el joven legislador estatal eligió dirigirse no a sus colegas Demócratas, sino a sus compatriotas. Y desafiarles a buscar y encontrar lo que tienen en común, no lo que les divide simplemente.

Suponga que hay posibilidades de que sea serio -- de que tras dos años de tratar de gobernar a través de un partido, un partido que tenía mayorías sustanciales en cámara y Senado pero que las perdió ya, dos años de logros históricos pero frustración final de sus esperanzas de cambiar Washington, ha vuelto a su filosofía original de administración pública.

¿Qué habrían de hacer los Republicanos si creyeran que hay una posibilidad de que eso sea cierto?

Harían lo que siempre recomendaba Ronald Reagan al negociar con los rusos: Confiar pero verificar.

Ellos le ponen a prueba. Como deberían.

Cuando los líderes de los congresistas Republicanos se reúnan con Obama esta semana en el encuentro bipartidista de la Casa Blanca que propuso él inmediatamente después de las elecciones y que ellos solicitaron posponer, John Boehner y Mitch McConnell han de estar preparados con un conjunto de desafíos para poner a prueba la seriedad de Obama.

Podrían empezar con un terreno que tradicionalmente ha estado más allá de la política: la seguridad nacional. El presidente ha dicho que para él es una importante prioridad ver ratificado el tratado New START con Rusia en esta legislatura saliente del Congreso.

Jon Kyl, el número dos Republicano en el Senado y su principal voz en política nuclear, ha planteado un buen número de cuestiones que dice deben quedar resueltas antes de considerar tal aprobación. Kyl y Obama vienen negociando a través de intermediarios y han satisfecho la mayoría pero no todos los puntos.

Los Republicanos podrían pedir a Obama que se siente directamente con Kyl y ver si ellos pueden alcanzar un compromiso en el resto. Sería una primera prueba justa a Obama.

Otra implica las bajadas tributarias Bush que expiran dentro de poco. Casi todo el mundo conviene en que deberían de renovarse en el caso del 98% de las familias estadounidenses de rentas inferiores a los 250.000 dólares anuales. El presidente se opone, pero los Republicanos son partidarios, ampliándolas hasta el 2% de rentas más altas.

Esa es otra cuestión en la que Boehner y McConnell tendrían motivos para desafiar a Obama y al Secretario del Tesoro Tim Geithner a negociar con ellos y con los principales Republicanos del Comité de Asignaciones de la Cámara y el Comité de Economía del Senado. Y podrían solicitar que el recién confirmado responsable presupuestario de la administración, Jacob Lew, recién salido de su experiencia como secretario de estado en funciones, se sume a la mezcla con la esperanza de que sus habilidades diplomáticas puedan ayudar a encontrar la forma de cerrar las diferencias.

Serían dos formas de poner a prueba si Obama es serio, y creo que las pruebas demostrarán que lo es.

Confiar pero verificar. Un buen enfoque Republicano.

Doverayai pero Proveryai

David S. Broder
David S. Broder
martes, 30 de noviembre de 2010, 07:57 h (CET)
WASHINGTON - Suponga que es serio.

¿Y si Barack Obama está siendo sincero con sus creencias cuando dice que ninguna de las formaciones en solitario puede de forma realista esperar solventar los desafíos a los que se enfrenta Estados Unidos?

Suponga que habla en serio cuando dice que tras la paliza recibida por sus colegas Demócratas y él en las legislativas, está preparado y dispuesto a escuchar las ideas de los Republicanos para confrontar el empleo, los impuestos, las energías y hasta el control de armas nucleares.

Sé que es mucho suponer -- tanto que parece imposible. Se parece más a un guión de Broadway que al argumento verosímil de Washington. Pero no obstante, suponga que es serio cuando dice, una y otra vez, como hizo el día de Acción de Gracias, que si queremos "acelerar esta recuperación" y atacar la reserva de empleo destruido, "No lo lograremos como partido político. Tenemos que hacerlo como uno solo".

¿Deben de creerse esto las filas Republicanas ampliadas en el Congreso? Puede que un par se acuerde de que allá por 2004, cuando Obama era libre de manifestar su opinión en calidad de candidato Demócrata a senador de Illinois recién elegido, dijo exactamente lo mismo a la Convención Nacional Demócrata.

En el discurso de inauguración normalmente partidista que le abrió el camino a la Casa Blanca, el joven legislador estatal eligió dirigirse no a sus colegas Demócratas, sino a sus compatriotas. Y desafiarles a buscar y encontrar lo que tienen en común, no lo que les divide simplemente.

Suponga que hay posibilidades de que sea serio -- de que tras dos años de tratar de gobernar a través de un partido, un partido que tenía mayorías sustanciales en cámara y Senado pero que las perdió ya, dos años de logros históricos pero frustración final de sus esperanzas de cambiar Washington, ha vuelto a su filosofía original de administración pública.

¿Qué habrían de hacer los Republicanos si creyeran que hay una posibilidad de que eso sea cierto?

Harían lo que siempre recomendaba Ronald Reagan al negociar con los rusos: Confiar pero verificar.

Ellos le ponen a prueba. Como deberían.

Cuando los líderes de los congresistas Republicanos se reúnan con Obama esta semana en el encuentro bipartidista de la Casa Blanca que propuso él inmediatamente después de las elecciones y que ellos solicitaron posponer, John Boehner y Mitch McConnell han de estar preparados con un conjunto de desafíos para poner a prueba la seriedad de Obama.

Podrían empezar con un terreno que tradicionalmente ha estado más allá de la política: la seguridad nacional. El presidente ha dicho que para él es una importante prioridad ver ratificado el tratado New START con Rusia en esta legislatura saliente del Congreso.

Jon Kyl, el número dos Republicano en el Senado y su principal voz en política nuclear, ha planteado un buen número de cuestiones que dice deben quedar resueltas antes de considerar tal aprobación. Kyl y Obama vienen negociando a través de intermediarios y han satisfecho la mayoría pero no todos los puntos.

Los Republicanos podrían pedir a Obama que se siente directamente con Kyl y ver si ellos pueden alcanzar un compromiso en el resto. Sería una primera prueba justa a Obama.

Otra implica las bajadas tributarias Bush que expiran dentro de poco. Casi todo el mundo conviene en que deberían de renovarse en el caso del 98% de las familias estadounidenses de rentas inferiores a los 250.000 dólares anuales. El presidente se opone, pero los Republicanos son partidarios, ampliándolas hasta el 2% de rentas más altas.

Esa es otra cuestión en la que Boehner y McConnell tendrían motivos para desafiar a Obama y al Secretario del Tesoro Tim Geithner a negociar con ellos y con los principales Republicanos del Comité de Asignaciones de la Cámara y el Comité de Economía del Senado. Y podrían solicitar que el recién confirmado responsable presupuestario de la administración, Jacob Lew, recién salido de su experiencia como secretario de estado en funciones, se sume a la mezcla con la esperanza de que sus habilidades diplomáticas puedan ayudar a encontrar la forma de cerrar las diferencias.

Serían dos formas de poner a prueba si Obama es serio, y creo que las pruebas demostrarán que lo es.

Confiar pero verificar. Un buen enfoque Republicano.

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