La vida sigue igual en Tarragona. Otro lunes al sol sin novedades más allá del enésimo empate. El sexto hasta la fecha. Y exactamente el mismo número de derrotas. Se contabilizan dos victorias, insuficientes para lograr la permanencia. El Gimnàstic es penúltimo, pero tiene la suerte que abajo el abanico de conjuntos forma un pañuelo que te acerca o te aleja de debajo de la misma manera que ganas o pierdes un partido.
Morán, el pasado domingo ante el Alcorcón. (www.gimnasticdetarragona.cat)
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El dato no está mal: cinco partidos sin conocer la derrota. Pero lo cierto es que de esos encuentros en los que no se han escapado los tres puntos, sólo en uno de ellos se han sumado los tres. O lo que es lo mismo, si el Nàstic se pasara el resto de la temporada sin conocer la derrota, sumando empate tras empate, el resultado sería el mismo que en la actualidad: la ilusión se desparramaría al infrafútbol de la Segunda División B.
Con empatar no vale. Para sumar se necesitan victorias. Ya no se exige que sean convincentes, pero sí que valgan para salir de ese pozo sin fondo en el que anda incrustado desde hace ya demasiadas jornadas. También es verdad que más vale empatar que perder, pero teniendo en cuenta lo anterior, de punto en punto no se llega a demasiados sitios. El empate en Santo Domingo, pero, fue meritorio. Muy pocos han rascado bola en el campo del Alcorcón.
Los de Luis César tienen la ocasión, el próximo fin de semana, de nuevo en casa y ante el Villarreal B, de no sólo seguir con la racha no perdedora, sino que ampliar a tres su casillero de triunfos. Si el Nou Estadi vuelve a presenciar una victoria que no se logra desde el derbi regional ante el Girona, es más que probable que termine la jornada fuera de la zona de peligro. Pero claro, para ello hay que sumar, sumar se consigue marcando y marcar es la asignatura pendiente grana. Veremos.