Semana nefasta para el Sevilla. Y es que peor no le puede haber ido. En primer lugar, porque por primera vez desde hace tres años, el Trofeo Antonio Puerta, creado para homenajear cada año al malogrado extremo sevillista, se fue de Nervión, con destino Granada.
Y eso fue el comienzo de una semana para olvidar. El conjunto sevillista perdió en los penaltis (tras empatar a uno) con el equipo granadino, recién ascendido a Segunda División. Aunque, como comentan desde el club sevilllista, “el resultado era lo de menos”. Pero dolió, digan lo que digan.
Después llegó el fin de semana; los rojiblancos se enfrentaban a un Getafe en horas bajas, con un Míchel casi sentenciado… ya se sabe lo que ocurrió. Como en muchas ocasiones, el Sevilla perdió el choque por sus propios errores, y lo que es peor, dejando una imagen que nada se parecía a la de aquellos años gloriosos; todo lo contrario.
Y es que el juego de los andaluces contra los madrileños dejó mucho que desear. Incertidumbre defensiva, desestructuración en el centro del campo, inactividad ofensiva… en resumen, un equipo roto y descentrado. Ya lo avisó su técnico, Gregorio Manzano, días antes de este choque: “dais sensación de miedo e inseguridad”, gritaba el técnico jienense a viva voz en un entrenamiento.
De poco sirvió la riña, ya que los suyos volvieron a ofrecer una pobre imagen ante su público, lo que propició la segunda derrota consecutiva en el Sánchez Pizjuán (tercera contando la del Granada), y lo que es más grave, la entrada más pobre en Nervión desde hacía años. Algo falla sin duda; el sevillismo se siente defraudado por sus jugadores, ve que no hay ilusión, y sobre todo, ve cómo las aspiraciones europeas del Sevilla se alejan.
De los más goleados
El “Efecto Manzano” se diluye jornada a jornada, ¿o es que nunca ha existido? Tal “efecto” sólo duró una semana y a partir de entonces, el Sevilla se ha convertido en uno de los equipos más irregulares de la Liga. Además, es uno de los conjuntos más goleados (con 22 goles en contra –le supera, por ejemplo, el colista, el Zaragoza, pero solamente con un tanto más-).
Así pues, queda mucho trabajo por hacer en el Sevilla. Los jugadores están idos, desorientados… deben encontrar de nuevo su rumbo (y más en esta semana, con Europa League de por medio y con un gran Villarreal esperándoles el domingo); rumbo, por cierto, que dista mucho de los objetivos deportivos marcados inicialmente.