“Preferiría jugar contra el Betis, el Rayo o el Valladolid” estas fueron las palabras de Fabri en la rueda de prensa previa al partido que el Granada perdió el domingo en Los Pajaritos por 3-2 frente al Numancia.
Al técnico gallego parece “darle alergia” la palabra ascenso, algo que es comprensible poniéndose uno en el punto de vista del entrenador, pero que ya empieza a ser demasiado exagerado en sus afirmaciones cada vez que los granadinos se tienen que enfrentar a cualquier rival.
Los de Fabri salieron a Cartagena tensos, sin chispa... a verlas venir, lo que se tradujo en dos goles en contra en la primera parte, pasando algo similar contra el Numancia, donde el Granada regaló 45 minutos, algo que, ante el rival que sea se acaba pagando caro.
Y es que, si dejamos atrás la “novatada” de los tres primeros partidos, el Granada C. F. ha demostrado que cuando sale a dominar el partido, sin miedo a su rival, a llevar el peso del partido y a demostrar que quiere ser uno de los grandes de la categoría, suele acabar venciendo y, en más de una ocasión, sobradamente y ofreciendo un fútbol muy vistoso.
Es por esto que Fabri debe quitar presión a su jugadores, como suele hacer con sus comentarios antes d ellos partidos, pero debe concienciarse de que es el entrenador de una de las mejores plantillas de la categoría, a pesar de ser un recién ascendido, que está al frente de un equipo que lleva más gente a Los Cármenes que a algunos campos de primera división y que la palabra ascenso lejos de ser un tabú tiene que ser una ilusión, como está demostrando la ciudad que se vuelca todas las semanas con su equipo y que los partidos no sólo se ganan en el terreno de juego y el ir de víctima es bueno hasta cierto punto.