Reconozco que las portadas son originales. Ver la primera página de Marca cada mañana es un motivo de curiosidad que suelen satisfacerme completamente. Nunca sabes por dónde van a salir. En los últimos meses, han declarado muerto a Benzema, literalmente. Pellegrini, un grandísimo entrenador, parecía poco menos que un títere sin cabeza, inútil y jocoso por destruir al Madrid. El Barcelona, mal en general. Si pierden, merecido. Si ganan, árbitro. Es un silogismo sencillo que ha calado en las zonas mesetarias centrales de la Península Ibérica. A esto especialmente le encuentro un pego: sus hijos, en el mañana de mañana, hablarán más de un fenómeno lingüístico llamado villarato que de la exclusividad y lo excelso de ver a un equipo casi perfecto jugar de forma casi perfecto en un ambiente hostil muy imperfecto bajo un entrenador que se arrima a la perfección y ante un Madrid que no estuvo tan lejos de llegar a la perfección. Pero el de negro rige, y manda a favor del azulgrana. El negro oscuro del colectivo arbitral, ni que sea por el color, siempre está en contra del blanco impoluto capital.

Y así ha ido, y con muchos más ejemplos, prácticamente día tras día, todos los días. A veces rindiendo pleitesía al bien educado Cristiano. A veces clamando por una segunda guerra civil contra las piernas de esa cosa más pulgosa que futbolística llamada Messi. Pero en fin, memeces sin agravio comparativo con la que liaron ayer el delfín del centauro de la mujer que nos viste con corazones rojos y rosas y flores por doquier. Incluso para ir de boda.

Hablamos del pim pam pum histriónico en la cabecera de Marca. Un impertérrito Mourinho, asolado y fundido de miedo por los franceses traidores que están fusilándole, mártir él. En realidad la portada está muy lograda; el uso del photoshop es impecable, y la correlación de ideas es casi inmejorable en cuanto a carga simbólica de significado. Lo que no hace tanta gracia es que mancillen a Goya, que ese sí que tenía talento y del bueno, se rían de la España violada y humillada por la Francia de Napoleón y me quieran hacer creer que el tal Jose, líder en escaramuzas mundiales polémicas e irrespectuosas, es el injusto “castigado” de una batalla que ni siquiera él ha comenzado.

No voy a entrar a comentar el revuelo en las redes sociales que esto ha suscitado, ni lo esperpéntico de la idea Indaniana; yo sólo espero que esta no sea la única “aparición” mística y artística del rey de punto sobre la i. Ahora que ya han calentado que cojan al Coloso de Goya y le pongan la cara de Guardiola o Preciado, los monstruos inmundos de la Liga. La maja desnuda y que pongan a Cristiano y su torso implacable, o incluso el grito de Münch y la tez de Mourinho, sorprendido por este país y por lo mal que se porta con él. Puede que haya algo mejor: seguir con una serie especial dedicada a Francisco Goya y poner a toda la plantilla del Barça en la carga de los Mamelucos.