BOSTON -- Los latinos están hartos de los retrasos legislativos de la reforma integral de la inmigración. Ha llegado el momento de que el Presidente Obama y los Demócratas hagan lo que tienen que hacer en esta sesión saliente y por lo menos luchen por sacar adelante la ley DREAM.

De lo contrario, los Demócratas se arriesgan a la retirada latina, la rebelión -- o las dos cosas. Esta es una amenaza y una exigencia que hay que tomar seriamente a los estadounidenses que mejor entienden que el sistema de inmigración no funciona, lo cual es el motivo de que haya tanta gente residiendo de forma ilegal en el país.

Por supuesto hay otras prioridades, como ampliar las bajadas tributarias o la protección por desempleo. Pero siempre las hay. Sólo los problemas más notables son los que reciben atención, y el chirrido entre los hispanos es cada vez más audible e indignado.

Obama está en parte escuchando -- diciendo tras el encuentro el martes con miembros del Comité Hispano del Congreso que el actual Congreso debería tramitar la ley DREAM, que permitiría a los menores de inmigrantes irregulares convertirse en ciudadanos tras finalizar la educación superior o prestar el servicio en las fuerzas armadas. Pero tiene que actuar; las palabras ya no bastan.

Desde que Obama fue elegido, los latinos han esperado mientras cientos de miles de sus hermanos y hermanas, madres y padres residentes aquí en situación irregular son deportados -- trágicamente, en el sentido de que estas deportaciones vulneran el sentido común de la humanidad y perjudican a la economía estadounidense en el peor momento.

El voto latino salvó al Senado y decantó el oeste a los Demócratas, participando los hispanos en cifras récord para enviar a Washington a Harry Reid, de Nevada, a Michael Bennet, de Colorado, o a Bárbara Boxer, de California. La sensación de estar siendo demonizados en el debate de la inmigración, por no decir perseguidos en estados como Arizona, es lo que elevó la participación.. Reid prometió que volvería a presentar la DREAM durante esta sesión. Ahora tiene que cumplir.

La iniciativa podría estrellarse, pero la iniciativa política debe alejarse de la reducida pero audible minoría de conservadores culturales y nativistas que han tomado el electorado Republicano y convertido a los Republicanos moderados, así como a los Demócratas conservadores, en cobardes políticos.

Sólo la confrontación frontal cambiará la narrativa dominante hoy que se centra en los inmigrantes como un coste y una amenaza. El beneficio político de los defensores de la reforma llegará en 2012. El beneficio para el país llegará tan pronto como se tramiten medidas como la ley DREAM.

Los tal vez 2 millones de menores con derecho a acogerse que se podrían beneficiar de las secciones de la ley se convertirían en contribuyentes de una nación que, en muchos casos, es el único país que han conocido. Para algunos, el inglés es el único idioma que hablan bien.

Los votantes latinos censados son partidarios de la DREAM en un 78% frente al 12% en un sondeo realizado en septiembre. Los inmigrantes y sus descendientes de Asia, África y el Caribe apoyan la reforma de la inmigración con parecido fervor. En la práctica, los estadounidenses en general apoyan de forma mayoritaria alguna forma de regularización de la mayoría de los inmigrantes irregulares. Esto incluye un 56% de Republicanos en un sondeo realizado en junio por el Pew Research Center.

Muchos líderes Republicanos entienden en privado que aunque pueden tener que satisfacer inmediatamente al electorado más expresivo, el ejemplo de las derrotas de Meg Whitman y Carly Fiorina en California tras haber protagonizado primarias criticando a los inmigrantes ilustra que el partido sigue un rumbo suicida de cara al futuro. El poder del voto étnico crece.

Es una razón de que el congresista Republicano saliente de Florida Lincoln Díaz-Balart instara a la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi esta semana a sacar adelante la DREAM en una legislatura saliente. "Estos destacados estudiantes están siendo castigados por decisiones que no tomaron ellos", le escribe.

Su colega cubano-estadounidense, el Republicano Marco Rubio, prescindía de su anterior oposición a la ley de migración de Arizona tras recibir apoyo político y financiero del Senador Republicano de Carolina del Sur Jim DeMint y de colectivos del movimiento fiscal. Si Rubio da la espalda a la DREAM, no va a estar en posición de convertirse en la Gran Esperanza Republicana Latina.

La DREAM es totalmente estadounidense. Tacos y salsa. Los Republicanos ayudaron a redactar la legislación hace nueve años. También el Pentágono, que depende de ella para obtener reclutas. Ya hemos invertido en educar a estos jóvenes. Sin duda los gurús de la política saben cómo obligar mediante la vergüenza a los rivales a hacer algo tan obviamente bueno para el país.