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Sergio García

Piqué, un pique innecesario

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Vaya por delante que no apruebo los métodos de Mourinho. Pero se le deben reconocer al míster portugués sus méritos, tanto deportivos como 'extradeportivos'. El entrenador blanco es polémico, directo y guerrero. Porque la psicología, en el deporte, también es fundamental. Además, sus ruedas de prensa no dejan indiferente a nadie. Pero Mou no sólo habla, y mucho, fuera de los terrenos de juego, sino que su equipo también traslada su misma intensidad y vocabulario durante los noventa minutos de un partido. Ya avisó Sergio Ramos: “Este año esto ya es otra cosa”.

Por ejemplo, nunca en unos dieciseisavos de final de una devaluadísima Copa del Rey el Santiago Bernabéu había apretado tanto. Voluntario o no, espontáneo o meditado, el hecho de mandar a defecar a Paradas Romero calentó al aficionado merengue, que se metió de lleno en el partido y presionó a los suyos. Además, salieron CR7, Xabi Alonso y Di María cuando la eliminatoria ya estaba de cara.

Y ahora estamos a tan sólo dos semanas del Clásico. Nadie se habrá enterado, pero se juega un lunes. Y Mourinho ya ha empezado su particular batalla presionando al entorno culé. En cada entrevista concedida, el técnico de Setúbal deja su perla en forma de recado. A diferencia de Pep, éste no es políticamente correcto y ataca sin cesar.

En la Ciudad Condal, mientras tanto, el sabio Guardiola evita referirse al eterno rival y, sobre todo, a su homónimo blanco. Es inteligente y no cae en la provocación, pero sus ruedas de prensa antes del partido y en el 'post-partido' son un calco semana tras semana. En su lugar, habla un Gerard Piqué cada vez más descentrado en su función principal.

Y no sólo por la tarjeta roja que vio en Getafe, sino por el mal inicio de temporada que está protagonizando. El central culé, lejos de mostrar su mejor nivel en el tendido, sí da el do de pecho ante los medios de comunicación. Demasiado, incluso. Cae en la tentación de contestar indecentemente a la caverna mesetaria y sus palabras repercuten en su tarea como futbolista.

Mourinho lo sabe y aprieta más: “No hace falta que me conteste Guardiola, ya lo hacen sus jugadores”. Qué pícaro. En definitiva, en el juego psicológico, Mourinho es el auténtico rey. No hay la menor duda. Pero, ¿Y el fútbol? Señores, jugando con el balón, mimándolo y sintiéndolo, el Barça es el número uno. El Clásico se acerca, la tensión va in crescendo y el Camp Nou se prepara para afrontar la gran batalla...

Piqué, un pique innecesario

Sergio García
Sergio García
domingo, 14 de noviembre de 2010, 09:02 h (CET)
Vaya por delante que no apruebo los métodos de Mourinho. Pero se le deben reconocer al míster portugués sus méritos, tanto deportivos como 'extradeportivos'. El entrenador blanco es polémico, directo y guerrero. Porque la psicología, en el deporte, también es fundamental. Además, sus ruedas de prensa no dejan indiferente a nadie. Pero Mou no sólo habla, y mucho, fuera de los terrenos de juego, sino que su equipo también traslada su misma intensidad y vocabulario durante los noventa minutos de un partido. Ya avisó Sergio Ramos: “Este año esto ya es otra cosa”.

Por ejemplo, nunca en unos dieciseisavos de final de una devaluadísima Copa del Rey el Santiago Bernabéu había apretado tanto. Voluntario o no, espontáneo o meditado, el hecho de mandar a defecar a Paradas Romero calentó al aficionado merengue, que se metió de lleno en el partido y presionó a los suyos. Además, salieron CR7, Xabi Alonso y Di María cuando la eliminatoria ya estaba de cara.

Y ahora estamos a tan sólo dos semanas del Clásico. Nadie se habrá enterado, pero se juega un lunes. Y Mourinho ya ha empezado su particular batalla presionando al entorno culé. En cada entrevista concedida, el técnico de Setúbal deja su perla en forma de recado. A diferencia de Pep, éste no es políticamente correcto y ataca sin cesar.

En la Ciudad Condal, mientras tanto, el sabio Guardiola evita referirse al eterno rival y, sobre todo, a su homónimo blanco. Es inteligente y no cae en la provocación, pero sus ruedas de prensa antes del partido y en el 'post-partido' son un calco semana tras semana. En su lugar, habla un Gerard Piqué cada vez más descentrado en su función principal.

Y no sólo por la tarjeta roja que vio en Getafe, sino por el mal inicio de temporada que está protagonizando. El central culé, lejos de mostrar su mejor nivel en el tendido, sí da el do de pecho ante los medios de comunicación. Demasiado, incluso. Cae en la tentación de contestar indecentemente a la caverna mesetaria y sus palabras repercuten en su tarea como futbolista.

Mourinho lo sabe y aprieta más: “No hace falta que me conteste Guardiola, ya lo hacen sus jugadores”. Qué pícaro. En definitiva, en el juego psicológico, Mourinho es el auténtico rey. No hay la menor duda. Pero, ¿Y el fútbol? Señores, jugando con el balón, mimándolo y sintiéndolo, el Barça es el número uno. El Clásico se acerca, la tensión va in crescendo y el Camp Nou se prepara para afrontar la gran batalla...

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