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Miguel Terroso

Manolo Hussein, devorado.

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La reciente derrota en Euroliga de Power Electronics Valencia frente a Armani Jeans Milan tuvo como consecuencia más notable el despido fulminante de Manolo Hussein como entrenador del equipo. Una decisión que no por ser hasta cierto punto comprensible hay que dejar de analizar hasta donde sea posible.

Recapitulando en los hechos acaecidos en el conjunto valenciano desde el pasado verano, vemos que en principio el proyecto para la actual iba a ser con un presupuesto sensiblemente a la baja, a pesar de tener el privilegio de disputar la Euroliga (hasta no se sabe cuando gracias al injusto sistema de licencias de la máxima competición continental de clubes de baloncesto). Con tal idea se contrató a Manolo Hussein, un entrenador especializado en situaciones extremas con plantillas limitadas pero que quizás peca de falta de ambición cuando cuenta con mimbres suficientes como para hacer algo más que lo mínimo e imprescindible (como le ocurrió en su tercera temporada en el CB Murcia, donde seguramente contó con la mejor plantilla que el club pimentonero haya dispuesto en su historia para tan solo conseguir salvarlo a falta de alguna jornada para el final de temporada).

Pero sucedió un imprevisto (todavía más imprevisto teniendo en cuenta la difícil situación económica que estamos padeciendo), que los responsables del conjunto valenciano lograron financiación para un proyecto de mucha más envergadura que el previsto y a la capital del Turia llegaron jugadores que conformaron una plantilla digna de estar en la élite del baloncesto nacional. Como podía responder el técnico canario a una responsabilidad de tal envergadura era una incógnita que, desgraciadamente, ha tardado menos tiempo del esperado en resolverse.

Bien es cierto que en el tiempo en el que ha ejercido de entrenador se han podido percibir en el juego de su equipo algunos de los vicios que desesperaron a los aficionados de Murcia especialmente en su última etapa en la capital del Segura, como la falta de jugadas para los tiradores puros del equipo (en el caso del Power Electronics Valencia, Rafa Martínez), endeblez en el rebote y muchos problemas para poner el balón en juego desde banda o fondo, pero no hay que obviar los numerosos contratiempos que Manolo ha padecido en este inicio de temporada.
Y es que las lesiones han sido una constante desde la pretemporada, afectando encima a jugadores clave en la plantilla, como Nando de Colo (dejando la responsabilidad en la dirección de juego a un Omar Cook cuyo compromiso ha dejado un tanto que desear) o Robertas Javtokas. Por si esto fuera poco, el calendario no ha tenido piedad con los valencianos, enlazando en el tramo inicial de la temporada una serie de partidos de una dificultad y un desgaste enorme.

Las consecuencias de todo esto son de sobra conocidas. 2 triunfos en 10 encuentros oficiales (con un preocupante 1-5 en liga ACB que dificulta enormemente las opciones de Power Electronics Valencia de clasificarse para la Copa del Rey) y lo que ha acabado por fulminar al preparador canario: la impotencia y falta de confianza en voltear la situación sumadas a una ausencia total de autoridad real sobre su plantilla. Es de suponer que una vez superado el calvario de lesiones y el calvario que ha supuesto el calendario de este comienzo de temporada, el rendimiento del equipo aumentará. Lo cierto es que Manolo Hussein no estará ahí para reivindicarse en lo que parece haber sido la gran oportunidad perdida de su carrera.

Manolo Hussein, devorado.

Miguel Terroso
Miguel Terroso
sábado, 13 de noviembre de 2010, 08:52 h (CET)
La reciente derrota en Euroliga de Power Electronics Valencia frente a Armani Jeans Milan tuvo como consecuencia más notable el despido fulminante de Manolo Hussein como entrenador del equipo. Una decisión que no por ser hasta cierto punto comprensible hay que dejar de analizar hasta donde sea posible.

Recapitulando en los hechos acaecidos en el conjunto valenciano desde el pasado verano, vemos que en principio el proyecto para la actual iba a ser con un presupuesto sensiblemente a la baja, a pesar de tener el privilegio de disputar la Euroliga (hasta no se sabe cuando gracias al injusto sistema de licencias de la máxima competición continental de clubes de baloncesto). Con tal idea se contrató a Manolo Hussein, un entrenador especializado en situaciones extremas con plantillas limitadas pero que quizás peca de falta de ambición cuando cuenta con mimbres suficientes como para hacer algo más que lo mínimo e imprescindible (como le ocurrió en su tercera temporada en el CB Murcia, donde seguramente contó con la mejor plantilla que el club pimentonero haya dispuesto en su historia para tan solo conseguir salvarlo a falta de alguna jornada para el final de temporada).

Pero sucedió un imprevisto (todavía más imprevisto teniendo en cuenta la difícil situación económica que estamos padeciendo), que los responsables del conjunto valenciano lograron financiación para un proyecto de mucha más envergadura que el previsto y a la capital del Turia llegaron jugadores que conformaron una plantilla digna de estar en la élite del baloncesto nacional. Como podía responder el técnico canario a una responsabilidad de tal envergadura era una incógnita que, desgraciadamente, ha tardado menos tiempo del esperado en resolverse.

Bien es cierto que en el tiempo en el que ha ejercido de entrenador se han podido percibir en el juego de su equipo algunos de los vicios que desesperaron a los aficionados de Murcia especialmente en su última etapa en la capital del Segura, como la falta de jugadas para los tiradores puros del equipo (en el caso del Power Electronics Valencia, Rafa Martínez), endeblez en el rebote y muchos problemas para poner el balón en juego desde banda o fondo, pero no hay que obviar los numerosos contratiempos que Manolo ha padecido en este inicio de temporada.
Y es que las lesiones han sido una constante desde la pretemporada, afectando encima a jugadores clave en la plantilla, como Nando de Colo (dejando la responsabilidad en la dirección de juego a un Omar Cook cuyo compromiso ha dejado un tanto que desear) o Robertas Javtokas. Por si esto fuera poco, el calendario no ha tenido piedad con los valencianos, enlazando en el tramo inicial de la temporada una serie de partidos de una dificultad y un desgaste enorme.

Las consecuencias de todo esto son de sobra conocidas. 2 triunfos en 10 encuentros oficiales (con un preocupante 1-5 en liga ACB que dificulta enormemente las opciones de Power Electronics Valencia de clasificarse para la Copa del Rey) y lo que ha acabado por fulminar al preparador canario: la impotencia y falta de confianza en voltear la situación sumadas a una ausencia total de autoridad real sobre su plantilla. Es de suponer que una vez superado el calvario de lesiones y el calvario que ha supuesto el calendario de este comienzo de temporada, el rendimiento del equipo aumentará. Lo cierto es que Manolo Hussein no estará ahí para reivindicarse en lo que parece haber sido la gran oportunidad perdida de su carrera.

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