El Espanyol ya está en los octavos de final de la Copa del Rey. Y este año tiene pinta de ser un buen año para intentar hacer algo importante en una competición que, cada vez que se la han tomado en serio, han llegado muy lejos.
Pochettino tiene motivos para estar orgulloso. De momento. Aquí, en Barcelona, en el seno blanquiazul, por experiencia y experiencias, las cosas han de ir siempre “de momento”. El equipo, no nos vamos a cansar de decirlo, huele muy bien. Tiene una pinta estupenda, y es joven. Descaradamente joven y descaradamente sólido. De momento.
Salvo ecatombe de última hora, la cosa no parece que pueda torcérsele mucho. Hablamos de cumplir objetivos como la salvación, pero como ya hemos ido apuntando en estos análisis, el fin final es apostar por Europa, o al menos arrimarse mucho. Queda dicho que, si con los jugadores que ha concentrado en este año y con lo imposible que es que pierdan partidos en su feudo no quedan de la mitad de la tabla hacia arriba, será un mini fracaso.
De momento, todo marcha de cara, y la única cruz son las lesiones que impiden a jugadores como De la Peña o Mattioni participar más y hacer del Espanyol un mejor equipo.