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Mariña Camba

Testino vs Bourdin. Fotografía de moda en Madrid

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Estos días una veintena de exposiciones fotográficas conviven en diferentes museos y salas de Madrid. Entre ellas hay dos especializadas en moda que sugiero no deben perderse: Todo o Nada de Mario Testino en el Museo Thyssen Bornemisza y Guy Bourdin. A message for you del artista de mismo nombre en la Sala Canal Isabel II. Ambas estarán en la ciudad hasta comienzos de enero.




Testino Bourdin.

Mario Testino es intuitivo, talentoso en publicidad y un maestro a la hora de combinar la sensualidad femenina con inocente elegancia fruto del buen gusto y el tacto con el objetivo. Su fuerte es el retrato. Guy Bourdain va más allá del atrevimiento y los límites, es un creador que se siente libre y combina el erotismo salvaje con un fetichismo poco propicio en la época de la que datan sus obras. Su fuerte es sin duda el detalle. Cuando Bourdin derribó tabúes allá en los 60, Testino comía todavía papillas y no tenía ni idea de que se convertiría en otro reconocido de la moda y que acabaría trabajando también para Vogue, él en UK, Bourdin lo haría en París donde reformularía la imagen de la publicación junto a Helmut Newton y Jeanloup Sieff.

Todo o nada es una muestra fotográfica compuesta por cincuenta y cuatro instantáneas en color y blanco y negro elegidas de entre toda una carrera profesional que ha cumplido ahora treinta años. Y qué bien le sienta la luz tenue a la sala temporal del Thyssen con ese Todo en el que Testino congela el hechizo de la alta costura con modelos de la talla de Claudia Schiffer, Shasa Pivova, Naomi Campbell, Cindy Crowford, Linda Evangelista, Kate Moss o Stephanie Seymour con decorados rimbombantes, oníricos y hasta irónicos.

La mujer aparece como un ser delicado aunque guerrero y la luz se torna solar a medida que las fotografías mudan la piel y aparece el blanco y negro. Se despliega entonces ese Nada que simboliza el desnudo natural de la mujer Testino: fémina independiente de mirada fija a cámara. En este Nada encontramos a Jeniffer Aniston y Kate Winslet potencialmente atractivas. Sólo Mario Testino ha conseguido que yo las vea con otros ojos. Siena Miller concede una invitación a sentarte y mirarla. Y el retrato al cuerpo de Demi Moore es impecable.

De otro lado, en la Sala Canal Isabel II, la muestra de Guy Bourdin es surrealistamente impresionante en cada una de las setenta y cinco fotografías en color en las que su musa (una jovencita Nicolle Meyer con diecisiete añitos), es la protagonista en la mayoría de las estampas.

La muestra exhibe la época dorada de Dead Chic, como el mismo Bourdin hacía llamarse, el final de la década de los 70 en las que con sus campañas para Versace y la firma de zapatos Charles Jourdan, el creador francés rompió los moldes de la fotografía comercial para convertirse en el fotógrafo más inquietante de la época.

Erótico, sangriento y surrealista. Muy cinematográfico. Ese es el verdadero Bourdain, desaparecido hace ahora diez años. Defendía el poder de la imagen en una campaña publicitaria por encima del producto. Y no estaba equivocado, no. Prueba de ello es la impronta que ha dejado en la fotografía y los editoriales de moda actuales. Un clarísimo ejemplo lo tenemos en los trabajos grotescos de David La Chapelle o la idea de óbito en muchas publicaciones de Juerguen Teller. Me crean o no dense un paseo por la Sala Canal y compruébenlo. No olviden que Bourdain firma en los años 70.

Testino vs Bourdin. Fotografía de moda en Madrid

Mariña Camba
Mariña Camba
miércoles, 10 de noviembre de 2010, 10:44 h (CET)
Estos días una veintena de exposiciones fotográficas conviven en diferentes museos y salas de Madrid. Entre ellas hay dos especializadas en moda que sugiero no deben perderse: Todo o Nada de Mario Testino en el Museo Thyssen Bornemisza y Guy Bourdin. A message for you del artista de mismo nombre en la Sala Canal Isabel II. Ambas estarán en la ciudad hasta comienzos de enero.




Testino Bourdin.

Mario Testino es intuitivo, talentoso en publicidad y un maestro a la hora de combinar la sensualidad femenina con inocente elegancia fruto del buen gusto y el tacto con el objetivo. Su fuerte es el retrato. Guy Bourdain va más allá del atrevimiento y los límites, es un creador que se siente libre y combina el erotismo salvaje con un fetichismo poco propicio en la época de la que datan sus obras. Su fuerte es sin duda el detalle. Cuando Bourdin derribó tabúes allá en los 60, Testino comía todavía papillas y no tenía ni idea de que se convertiría en otro reconocido de la moda y que acabaría trabajando también para Vogue, él en UK, Bourdin lo haría en París donde reformularía la imagen de la publicación junto a Helmut Newton y Jeanloup Sieff.

Todo o nada es una muestra fotográfica compuesta por cincuenta y cuatro instantáneas en color y blanco y negro elegidas de entre toda una carrera profesional que ha cumplido ahora treinta años. Y qué bien le sienta la luz tenue a la sala temporal del Thyssen con ese Todo en el que Testino congela el hechizo de la alta costura con modelos de la talla de Claudia Schiffer, Shasa Pivova, Naomi Campbell, Cindy Crowford, Linda Evangelista, Kate Moss o Stephanie Seymour con decorados rimbombantes, oníricos y hasta irónicos.

La mujer aparece como un ser delicado aunque guerrero y la luz se torna solar a medida que las fotografías mudan la piel y aparece el blanco y negro. Se despliega entonces ese Nada que simboliza el desnudo natural de la mujer Testino: fémina independiente de mirada fija a cámara. En este Nada encontramos a Jeniffer Aniston y Kate Winslet potencialmente atractivas. Sólo Mario Testino ha conseguido que yo las vea con otros ojos. Siena Miller concede una invitación a sentarte y mirarla. Y el retrato al cuerpo de Demi Moore es impecable.

De otro lado, en la Sala Canal Isabel II, la muestra de Guy Bourdin es surrealistamente impresionante en cada una de las setenta y cinco fotografías en color en las que su musa (una jovencita Nicolle Meyer con diecisiete añitos), es la protagonista en la mayoría de las estampas.

La muestra exhibe la época dorada de Dead Chic, como el mismo Bourdin hacía llamarse, el final de la década de los 70 en las que con sus campañas para Versace y la firma de zapatos Charles Jourdan, el creador francés rompió los moldes de la fotografía comercial para convertirse en el fotógrafo más inquietante de la época.

Erótico, sangriento y surrealista. Muy cinematográfico. Ese es el verdadero Bourdain, desaparecido hace ahora diez años. Defendía el poder de la imagen en una campaña publicitaria por encima del producto. Y no estaba equivocado, no. Prueba de ello es la impronta que ha dejado en la fotografía y los editoriales de moda actuales. Un clarísimo ejemplo lo tenemos en los trabajos grotescos de David La Chapelle o la idea de óbito en muchas publicaciones de Juerguen Teller. Me crean o no dense un paseo por la Sala Canal y compruébenlo. No olviden que Bourdain firma en los años 70.

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