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Kathelin Parker

Un problema del tamaño de una osa para el partido republicano

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NUEVA YORK - A pesar de su considerable avance en las legislativas, el Partido Republicano tiene un problema acechando en los márgenes que responde al nombre de Sarah Palin.

La que sabe movilizar al electorado como nadie es ahora Aquella a la que Hay que Rendir Pleitesía. Guste o no.

Muchos en el seno de la llamada institución Republicana no saben muy bien qué hacer con Palin. Es idolatrada por los activistas fiscales, a los que convenientemente se adjuntó en cuanto detectó el cambio de tendencia. Una rebelde como Palin no va a dejar que un movimiento rebelde llene un estadio - o un desierto - sin ella.

También tuvo algo de suerte en las quinielas de las legislativas, al menos en la Cámara y en un par de elecciones estatales, sobre todo con la Gobernadora electa Nikki Haley en Carolina del Sur. El numerito de la Osa de Palin, que viene después del numerito del perro de presa con pintalabios, aparentemente fue eficaz. Tuvo una trayectoria menos estelar en el Senado, con sólo seis de sus 11 victorias anotadas.

De ahí que el Representante Republicano de Alabama Spencer Bachus cometiera hace poco la audacia de afirmar lo que hasta ese momento había quedado relegado a la rumorología a puerta cerrada: "Sarah Palin nos cuesta el control del Senado".

Bachus, que probablemente reemplace a Barney Frank como secretario del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, observaba que Palin dio su apoyo a candidatos al Senado que no tenían posibilidades de ganar, como Christine O'Donnell en Delaware.

O'Donnell, por supuesto, sólo es el ejemplo más radical del perjuicio fiscal. No tuvo ninguna posibilidad en Haití de ser senadora, pero el Palin Power la situó como candidata derrotando al candidato de la institución, el Representante en nueve legislaturas Mike Castle.

Otros notables escaños perdidos en estados en los que el candidato de la institución podría haber ganado incluyen Nevada, donde Harry Reid derrotó a la candidata del movimiento fiscal Sharron Angle. La opinión generalizada entre los veteranos políticos es que la rival de Angle en las primarias, Sue Lowden, habría sacado 15 puntos a Reid.

Otras derrotas electorales resultan igualmente familiares, pero especialmente jugosa para los que siguen a Palin es la aparente victoria en Alaska de la titular independiente Lisa Murkowski sobre el favorito de Palin Joe Miller. Los Republicanos no perdieron el escaño frente a un Demócrata, evidentemente, pero la improbable elección de una candidata de lista antes que el protegido de Palin en su propio estado es ilustración de la fabilidad de Palin.

Bachus no es el primero en señalar el fatal defecto de la ambición fiscal. Karl Rove era demonizado por no apoyar inicialmente a O'Donnell y por criticar el enfoque del movimiento fiscal que prima los principios sobre el pragmatismo. El mensaje bastante evidente: elegir a personas que no pueden ganar como candidatos es... contraproducente.

Pero Bachus podría ser el congresista de mayor rango en hacer frente a lo evidente. O que tienta la suerte que ahora le aguarda. Es valiente para hablar mal de la princesita del partido, dado que ahora abre la puerta al considerable desprecio del nuevo y mejorado electorado Republicano.

Aunque los activistas fiscales tienden a ser varones de más de 45 años -- no tiene ninguna incidencia sobre la popularidad prevista de Palin, pero deduzca lo que quiera -- se da un considerable solapamiento con la franja demográfica antes conocida como electorado Republicano, alias sureños blancos y social conservadores, variante libertaria aparte.

Prueba A de la acusación: O'Donnell fue una vez orientadora abstinente.

Prueba B de la acusación: El festival religioso de Glenn Beck "Restaurando el honor" celebrado en agosto en el National Mall.

Prueba C de la acusación: El organizador del movimiento fiscal Dick Armey decía hace poco no a "una tregua" en torno al aborto, entre otras cuestiones sociales.

Recortar el gasto público puede ser el mantra central del movimiento fiscal, y cada vez más el de Palin. Recientemente escribía en contra de la política monetaria QE2 - "flexibilización cuantitativa" - dentro de la que la Reserva Federal pone 600.000 millones de dólares recién impresos en circulación con la esperanza de reanimar la economía. Sin duda, esta crítica inspirada evolucionó a partir de los largos años que pasó Palin estudiando detenidamente el Economist.

Pero la superposición entre conservadurismo social y conservadurismo fiscal se está volviendo por todos lados más definida, y Palin ocupa la intersección entre estos dos sectores ideológicos. Su propia vida es un mosaico humano de los principios del conservadurismo social, y ahora desarrolla estratégicamente la parte de su perfil que le granjeó el ridículo siendo candidata a la vicepresidencia.

Ver a Palin ir soltando perlas de política exterior y política económica por el universo Twitter confirma que la verdadera agenda de Palin es ser Presidenta Palin, y eso despierta terror puro a los Republicanos. Es demasiado poderosa como para ignorarse, y también es demasiado (insertar aquí) para ser tomada en serio.

Es - una palabra que vuelve a susurrarse en lugar de pronunciarse - "peligrosa".

Palin la candidata presidencial no sólo ahuyentaría a los demás candidatos Republicanos, sino que casi seguro perdería las elecciones. De esta forma el Partido Republicano se encuentra en un aprieto: ¿Cómo zafarse de este atractivo engorro?

La respuesta, lamentablemente, es materia de todas las relaciones complejas: No se puede vivir con ella, ni sin ella.

Un problema del tamaño de una osa para el partido republicano

Kathelin Parker
Kathleen Parker
miércoles, 10 de noviembre de 2010, 08:26 h (CET)
NUEVA YORK - A pesar de su considerable avance en las legislativas, el Partido Republicano tiene un problema acechando en los márgenes que responde al nombre de Sarah Palin.

La que sabe movilizar al electorado como nadie es ahora Aquella a la que Hay que Rendir Pleitesía. Guste o no.

Muchos en el seno de la llamada institución Republicana no saben muy bien qué hacer con Palin. Es idolatrada por los activistas fiscales, a los que convenientemente se adjuntó en cuanto detectó el cambio de tendencia. Una rebelde como Palin no va a dejar que un movimiento rebelde llene un estadio - o un desierto - sin ella.

También tuvo algo de suerte en las quinielas de las legislativas, al menos en la Cámara y en un par de elecciones estatales, sobre todo con la Gobernadora electa Nikki Haley en Carolina del Sur. El numerito de la Osa de Palin, que viene después del numerito del perro de presa con pintalabios, aparentemente fue eficaz. Tuvo una trayectoria menos estelar en el Senado, con sólo seis de sus 11 victorias anotadas.

De ahí que el Representante Republicano de Alabama Spencer Bachus cometiera hace poco la audacia de afirmar lo que hasta ese momento había quedado relegado a la rumorología a puerta cerrada: "Sarah Palin nos cuesta el control del Senado".

Bachus, que probablemente reemplace a Barney Frank como secretario del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, observaba que Palin dio su apoyo a candidatos al Senado que no tenían posibilidades de ganar, como Christine O'Donnell en Delaware.

O'Donnell, por supuesto, sólo es el ejemplo más radical del perjuicio fiscal. No tuvo ninguna posibilidad en Haití de ser senadora, pero el Palin Power la situó como candidata derrotando al candidato de la institución, el Representante en nueve legislaturas Mike Castle.

Otros notables escaños perdidos en estados en los que el candidato de la institución podría haber ganado incluyen Nevada, donde Harry Reid derrotó a la candidata del movimiento fiscal Sharron Angle. La opinión generalizada entre los veteranos políticos es que la rival de Angle en las primarias, Sue Lowden, habría sacado 15 puntos a Reid.

Otras derrotas electorales resultan igualmente familiares, pero especialmente jugosa para los que siguen a Palin es la aparente victoria en Alaska de la titular independiente Lisa Murkowski sobre el favorito de Palin Joe Miller. Los Republicanos no perdieron el escaño frente a un Demócrata, evidentemente, pero la improbable elección de una candidata de lista antes que el protegido de Palin en su propio estado es ilustración de la fabilidad de Palin.

Bachus no es el primero en señalar el fatal defecto de la ambición fiscal. Karl Rove era demonizado por no apoyar inicialmente a O'Donnell y por criticar el enfoque del movimiento fiscal que prima los principios sobre el pragmatismo. El mensaje bastante evidente: elegir a personas que no pueden ganar como candidatos es... contraproducente.

Pero Bachus podría ser el congresista de mayor rango en hacer frente a lo evidente. O que tienta la suerte que ahora le aguarda. Es valiente para hablar mal de la princesita del partido, dado que ahora abre la puerta al considerable desprecio del nuevo y mejorado electorado Republicano.

Aunque los activistas fiscales tienden a ser varones de más de 45 años -- no tiene ninguna incidencia sobre la popularidad prevista de Palin, pero deduzca lo que quiera -- se da un considerable solapamiento con la franja demográfica antes conocida como electorado Republicano, alias sureños blancos y social conservadores, variante libertaria aparte.

Prueba A de la acusación: O'Donnell fue una vez orientadora abstinente.

Prueba B de la acusación: El festival religioso de Glenn Beck "Restaurando el honor" celebrado en agosto en el National Mall.

Prueba C de la acusación: El organizador del movimiento fiscal Dick Armey decía hace poco no a "una tregua" en torno al aborto, entre otras cuestiones sociales.

Recortar el gasto público puede ser el mantra central del movimiento fiscal, y cada vez más el de Palin. Recientemente escribía en contra de la política monetaria QE2 - "flexibilización cuantitativa" - dentro de la que la Reserva Federal pone 600.000 millones de dólares recién impresos en circulación con la esperanza de reanimar la economía. Sin duda, esta crítica inspirada evolucionó a partir de los largos años que pasó Palin estudiando detenidamente el Economist.

Pero la superposición entre conservadurismo social y conservadurismo fiscal se está volviendo por todos lados más definida, y Palin ocupa la intersección entre estos dos sectores ideológicos. Su propia vida es un mosaico humano de los principios del conservadurismo social, y ahora desarrolla estratégicamente la parte de su perfil que le granjeó el ridículo siendo candidata a la vicepresidencia.

Ver a Palin ir soltando perlas de política exterior y política económica por el universo Twitter confirma que la verdadera agenda de Palin es ser Presidenta Palin, y eso despierta terror puro a los Republicanos. Es demasiado poderosa como para ignorarse, y también es demasiado (insertar aquí) para ser tomada en serio.

Es - una palabra que vuelve a susurrarse en lugar de pronunciarse - "peligrosa".

Palin la candidata presidencial no sólo ahuyentaría a los demás candidatos Republicanos, sino que casi seguro perdería las elecciones. De esta forma el Partido Republicano se encuentra en un aprieto: ¿Cómo zafarse de este atractivo engorro?

La respuesta, lamentablemente, es materia de todas las relaciones complejas: No se puede vivir con ella, ni sin ella.

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