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Vicente Cuquerella

Se encienden las alarmas

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Tras seis jornadas sin ganar, los fantasmas de temporadas pasadas hacen su aparición en Albacete.

La mala racha del Albacete Balompié, con dos puntos en las últimas seis jornadas, ha puesto en evidencia a una plantilla que a pesar de seguir fuera de los puestos de descenso, objetivo para el que fue confeccionada, ofrece dudas dada su falta de capacidad anotadora. Hasta ahora, después de once jornadas disputadas, el equipo entrenado por Antonio Calderón firma unos números ofensivos claramente mediocres ya que no ha sido capaz de perforar las redes contrarias más que en ocho ocasiones.
Durante los primeros partidos, la seguridad defensiva del cuadro manchego (sólo ha encajado once goles) contrarrestó su pésimo ataque pero, en los últimos tiempos, la zaga albaceteña acostumbra a tener errores puntuales de bulto que normalmente acaban en goles.

Este panorama tan poco alentador, ha sembrado de nerviosismo a una afición que lo único que ha logrado paladear en los tres últimos años han sido sinsabores. Después de dos años de sufrimiento deportivo y continuos enfrentamientos con la prensa por parte del anterior consejo de administración, Rafael Candel, uno de los héroes del queso mecánico, cogió las riendas del club con el apoyo unánime del accionariado y el firme propósito de revivir hazañas pasadas. Sin embargo, una temporada anterior agónica y un primer cuarto preocupante de la actual le han hecho perder la confianza de una grada que sufre un incesante y preocupante descenso de espectadores, culminado frente al Girona con la ridícula cifra de 2.300 espectadores.

A esta desoladora situación hay que unir varios agravantes más. Por un lado, Calderón no ha conseguido ganarse el beneplácito del Carlos Belmonte, y los últimos tropiezos de su equipo han vuelto a situar en la picota a un entrenador al que ya le quedan pocas cosas por probar.
Por otro, jugadores llamados a ser importantes, como Kandol o Cuevas, han sido señalados, incluso por la secretaría técnica, como posibles bajas en el próximo mercado invernal sin haber llegado a debutar el primero y habiendo disputado un solo encuentro como titular el segundo.

De esta guisa, el Albacete afronta los próximos partidos con la necesidad imperiosa de devolver la esperanza a su parroquia. Pero como la desgracia no viene sola, el calendario ha deparado que la posible reacción de este equipo tenga que llegar ante Rayo y Celta, sus próximos rivales, que ocupan el segundo y tercer puesto, respectivamente, de esta liga Adelante.

Se encienden las alarmas

Vicente Cuquerella
Vicente Cuquerella
martes, 9 de noviembre de 2010, 20:12 h (CET)
Tras seis jornadas sin ganar, los fantasmas de temporadas pasadas hacen su aparición en Albacete.

La mala racha del Albacete Balompié, con dos puntos en las últimas seis jornadas, ha puesto en evidencia a una plantilla que a pesar de seguir fuera de los puestos de descenso, objetivo para el que fue confeccionada, ofrece dudas dada su falta de capacidad anotadora. Hasta ahora, después de once jornadas disputadas, el equipo entrenado por Antonio Calderón firma unos números ofensivos claramente mediocres ya que no ha sido capaz de perforar las redes contrarias más que en ocho ocasiones.
Durante los primeros partidos, la seguridad defensiva del cuadro manchego (sólo ha encajado once goles) contrarrestó su pésimo ataque pero, en los últimos tiempos, la zaga albaceteña acostumbra a tener errores puntuales de bulto que normalmente acaban en goles.

Este panorama tan poco alentador, ha sembrado de nerviosismo a una afición que lo único que ha logrado paladear en los tres últimos años han sido sinsabores. Después de dos años de sufrimiento deportivo y continuos enfrentamientos con la prensa por parte del anterior consejo de administración, Rafael Candel, uno de los héroes del queso mecánico, cogió las riendas del club con el apoyo unánime del accionariado y el firme propósito de revivir hazañas pasadas. Sin embargo, una temporada anterior agónica y un primer cuarto preocupante de la actual le han hecho perder la confianza de una grada que sufre un incesante y preocupante descenso de espectadores, culminado frente al Girona con la ridícula cifra de 2.300 espectadores.

A esta desoladora situación hay que unir varios agravantes más. Por un lado, Calderón no ha conseguido ganarse el beneplácito del Carlos Belmonte, y los últimos tropiezos de su equipo han vuelto a situar en la picota a un entrenador al que ya le quedan pocas cosas por probar.
Por otro, jugadores llamados a ser importantes, como Kandol o Cuevas, han sido señalados, incluso por la secretaría técnica, como posibles bajas en el próximo mercado invernal sin haber llegado a debutar el primero y habiendo disputado un solo encuentro como titular el segundo.

De esta guisa, el Albacete afronta los próximos partidos con la necesidad imperiosa de devolver la esperanza a su parroquia. Pero como la desgracia no viene sola, el calendario ha deparado que la posible reacción de este equipo tenga que llegar ante Rayo y Celta, sus próximos rivales, que ocupan el segundo y tercer puesto, respectivamente, de esta liga Adelante.

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