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Rodrigo Gil-Sabio

Márquez, este niño va como una moto

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Sólo tiene 17 años, una edad en la que el mundo se ve desde el amor hacia esa compañera de instituto de ojos azabache y la rebelión hacia el mundo adulto, demasiado complicado para un chaval que sólo quiere divertirse. Pero Marc Márquez es mucho más que eso. Marc Márquez es campeón del mundo de 125 cc, y también es campeón del mundo en motivación, profesionalidad y amor por su deporte.

Su demostración en Estoril fue algo que sólo pueden hacer los elegidos. Maradona se echó una vez a Argentina a la espalda y se regateó a Inglaterra entera desde el medio del campo en un eslalon imposible para acabar de ejecutar una de las obras maestras del fútbol contemporáneo. Aquella acción, y otras increíbles que me vienen al recuerdo como los 62 puntos de Drazen Petrovic en una final de la Recopa, tiene ciertas similitudes con lo que hizo Marc Márquez el otro día en Portugal.

Tras caerse de la moto, Marc se recuperó y, tras salir el último en la carrera, empezó una remontada imposible, uno tras otro, que le llevaría incluso a ganar la carrera en un esfuerzo titánico y, a la postre, una semana más tarde este enorme título. Pero lo que más me ha impresionado de este chico con cara de ángel fue su determinación al caerse, cómo se agarró fuerte a la moto para que ésta sufriera los menos daños posibles a causa de la gravilla, recuperarse física y psicológicamente en cuestión de segundos y dar un vuelco a una carrera y a su vida deportiva con este título.

Desconozco si volverá a ganar más Mundiales, si esto es flor de un día (tiene pinta de que no) o si alguna lesión o infortunio dará al traste con su prometedora trayectoria. Pero a mí me da que estamos ante un elegido que, como Alonso en la Fórmula 1, es tan profesional de lo suyo que sabe tanto o más sobre su propia máquina que los mecánicos de su escudería.

Marc Márquez apuntala una nueva generación de talentos que quiere mirarse en los Lorenzo, Elías o Pedrosa. Lo que pasa es que éstos son también niños (un poquito más mayores) que juegan a ser superhombres todos los domingos encima de una moto.

Pues nada, que en deportes de motor también vamos “como un tiro” (y perdón por la bélica expresión). Si ya lo dice el Príncipe, que nuestros deportistas están dando una gran imagen de nuestro país en el exterior. Ya sólo falta Fernando Alonso, que con un segundo en el último Gran Premio será tricampeón del mundo. Estamos acomplejando a los demás y esta es una gran señal. Pero yo sigo en mis trece, quiero ver a España campeona olímpica de Bobsleigh en unos Juegos de Invierno. Sería el acabose después del Iniestazo de mi vida. No, en serio, enhorabuena ‘Marc-iano’.

Márquez, este niño va como una moto

Rodrigo Gil-Sabio
Rodrigo Gil
lunes, 8 de noviembre de 2010, 09:09 h (CET)
Sólo tiene 17 años, una edad en la que el mundo se ve desde el amor hacia esa compañera de instituto de ojos azabache y la rebelión hacia el mundo adulto, demasiado complicado para un chaval que sólo quiere divertirse. Pero Marc Márquez es mucho más que eso. Marc Márquez es campeón del mundo de 125 cc, y también es campeón del mundo en motivación, profesionalidad y amor por su deporte.

Su demostración en Estoril fue algo que sólo pueden hacer los elegidos. Maradona se echó una vez a Argentina a la espalda y se regateó a Inglaterra entera desde el medio del campo en un eslalon imposible para acabar de ejecutar una de las obras maestras del fútbol contemporáneo. Aquella acción, y otras increíbles que me vienen al recuerdo como los 62 puntos de Drazen Petrovic en una final de la Recopa, tiene ciertas similitudes con lo que hizo Marc Márquez el otro día en Portugal.

Tras caerse de la moto, Marc se recuperó y, tras salir el último en la carrera, empezó una remontada imposible, uno tras otro, que le llevaría incluso a ganar la carrera en un esfuerzo titánico y, a la postre, una semana más tarde este enorme título. Pero lo que más me ha impresionado de este chico con cara de ángel fue su determinación al caerse, cómo se agarró fuerte a la moto para que ésta sufriera los menos daños posibles a causa de la gravilla, recuperarse física y psicológicamente en cuestión de segundos y dar un vuelco a una carrera y a su vida deportiva con este título.

Desconozco si volverá a ganar más Mundiales, si esto es flor de un día (tiene pinta de que no) o si alguna lesión o infortunio dará al traste con su prometedora trayectoria. Pero a mí me da que estamos ante un elegido que, como Alonso en la Fórmula 1, es tan profesional de lo suyo que sabe tanto o más sobre su propia máquina que los mecánicos de su escudería.

Marc Márquez apuntala una nueva generación de talentos que quiere mirarse en los Lorenzo, Elías o Pedrosa. Lo que pasa es que éstos son también niños (un poquito más mayores) que juegan a ser superhombres todos los domingos encima de una moto.

Pues nada, que en deportes de motor también vamos “como un tiro” (y perdón por la bélica expresión). Si ya lo dice el Príncipe, que nuestros deportistas están dando una gran imagen de nuestro país en el exterior. Ya sólo falta Fernando Alonso, que con un segundo en el último Gran Premio será tricampeón del mundo. Estamos acomplejando a los demás y esta es una gran señal. Pero yo sigo en mis trece, quiero ver a España campeona olímpica de Bobsleigh en unos Juegos de Invierno. Sería el acabose después del Iniestazo de mi vida. No, en serio, enhorabuena ‘Marc-iano’.

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