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Miguel Terroso

La histeria se apodera del baloncesto español

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Hace unos días, tras la inesperada e injustificable derrota del Real Madrid frente al Meridiano Alicante, se generó un estado de catarsis colectiva en torno al equipo al que los que siguen al equipo blanco ya están más que acostumbrados. Y es que si algo tienen en común todas las derrotas del Real Madrid, es la escasez de mesura con que son encajadas por la prensa pero sobre todo por un aficionado medio que, si bien es cierto que con razón está ya muy cansado de un equipo que ha estado demasiado tiempo alejado de los mejores, no lo es menos que el pesimismo que lo asola y que transmite no le hace ningún bien a la entidad, en forma de un peligroso y autodestructivo vórtice que asola con todo lo que se encuentra por su camino, ya sea desde el desproporcionado salario de Garbajosa hasta el rendimiento deVelickovic (cuyo único responsable parece que ha de ser Messina viendo el rendimiento del balcánico con su selección) sin olvidar los pésimos directores de juego con los que cuenta el club. Los más tremendistas, y no son pocos, han llegado a pedir en alguna ocasión el cierre de la sección de baloncesto para evitar consumando ridículos.

Uno podría pensar que todo este clima se debe a la urgencia que tiene el club blanco por recuperar su posición de privilegio en la élite del baloncesto europeo. Sin embargo, pocos días después del partido en Alicante, la Euroliga nos demostró que en todos sitios cuecen habas. Las derrotas de Caja Laboral, Unicaja y Regal Barça en la máxima competición europea de clubes desencadenaron reacciones a todas luces desmesuradas para ser el mes de Noviembre, especialmente las de los malagueños y barcelonistas.

Bien es cierto que en el caso de Unicaja, las cosas llevan tiempo sin marchar bien. No hace mucho tiempo pujaban de tú a tú con los colosos del baloncesto nacional, llegando incluso a ganar la ACB y a disputar una Final Four, y sin embargo ahora parecen estar más cerca de Power Electronics Valencia, BBB o Cajasol que de Caja Labora, Regal Barça o Real Madrid. La culpa de esa disminución en el rendimiento (no acorde con el presupuesto que se maneja en la Costa del Sol) la tiene principalmente una desastrosa dirección deportiva, que lleva muchos años confeccionando plantillas muy descompensadas. No son pocos los aficionados que están ya muy hastiados de Aíto García Reneses, percepción que se ha incrementado en los últimos días al no ejercer Unicaja de Málaga su opción preferente sobre Carlos Cabezas y que ha vuelto a desatar los rumores sobre la mala relación entre el base malagueño y el entrenador, acusado de ejercer un dominio draconiano dentro del club. Lo cierto es que hoy por hoy, parece que lo único que mantiene la llama del baloncesto viva en Málaga es el disfrutar de una licencia A para la Euroliga.

Mucho más sorprendentes resultan las alarmas que se han encendido en el seno del Regal Barça tras la derrota frente al Fenerbahçe Ulker en el Palau Blaugrana. Bien es cierto que es la segunda derrota en casa en poco tiempo tras la sufrida en la liga frente a CAI Zaragoza, y que ambas tienen el mismo denominador común (partido a puntuación baja, escasa participación e intensidad de los bases culés y malos porcentajes en el tiro exterior), pero dudar de Xavi Pascual (el hombre que desquició a Ettore Messina) y de una plantilla que ha arrasado en Europa es un ejercicio de esquizofrenia colectiva totalmente fútil.

Por el contrario, tras unas complicadas semanas, en Valencia han recuperado levemente la sonrisa tras su triunfo arrollador frente al CSKA. Y es que el proyecto de Manolo Hussein no comenzó bien, sumando muchas derrotas bien es cierto que con un calendario bastante complicado, pero ofreciendo una imagen paupérrima que algunos de los que ya conocemos al preparador canario por su etapa en el CB Murcia pudimos reconocer. Mal en el rebote, escasez de jugadas para tiradores y una gestión del banquillo y del tiempo del partido cuanto menos dudosa. A ver si son capaces de remontar el vuelo en una temporada que se presenta única, viendo lo extremadamente complicado que se ha puesto jugar la Euroliga para los outsiders.

La histeria se apodera del baloncesto español

Miguel Terroso
Miguel Terroso
sábado, 6 de noviembre de 2010, 09:37 h (CET)
Hace unos días, tras la inesperada e injustificable derrota del Real Madrid frente al Meridiano Alicante, se generó un estado de catarsis colectiva en torno al equipo al que los que siguen al equipo blanco ya están más que acostumbrados. Y es que si algo tienen en común todas las derrotas del Real Madrid, es la escasez de mesura con que son encajadas por la prensa pero sobre todo por un aficionado medio que, si bien es cierto que con razón está ya muy cansado de un equipo que ha estado demasiado tiempo alejado de los mejores, no lo es menos que el pesimismo que lo asola y que transmite no le hace ningún bien a la entidad, en forma de un peligroso y autodestructivo vórtice que asola con todo lo que se encuentra por su camino, ya sea desde el desproporcionado salario de Garbajosa hasta el rendimiento deVelickovic (cuyo único responsable parece que ha de ser Messina viendo el rendimiento del balcánico con su selección) sin olvidar los pésimos directores de juego con los que cuenta el club. Los más tremendistas, y no son pocos, han llegado a pedir en alguna ocasión el cierre de la sección de baloncesto para evitar consumando ridículos.

Uno podría pensar que todo este clima se debe a la urgencia que tiene el club blanco por recuperar su posición de privilegio en la élite del baloncesto europeo. Sin embargo, pocos días después del partido en Alicante, la Euroliga nos demostró que en todos sitios cuecen habas. Las derrotas de Caja Laboral, Unicaja y Regal Barça en la máxima competición europea de clubes desencadenaron reacciones a todas luces desmesuradas para ser el mes de Noviembre, especialmente las de los malagueños y barcelonistas.

Bien es cierto que en el caso de Unicaja, las cosas llevan tiempo sin marchar bien. No hace mucho tiempo pujaban de tú a tú con los colosos del baloncesto nacional, llegando incluso a ganar la ACB y a disputar una Final Four, y sin embargo ahora parecen estar más cerca de Power Electronics Valencia, BBB o Cajasol que de Caja Labora, Regal Barça o Real Madrid. La culpa de esa disminución en el rendimiento (no acorde con el presupuesto que se maneja en la Costa del Sol) la tiene principalmente una desastrosa dirección deportiva, que lleva muchos años confeccionando plantillas muy descompensadas. No son pocos los aficionados que están ya muy hastiados de Aíto García Reneses, percepción que se ha incrementado en los últimos días al no ejercer Unicaja de Málaga su opción preferente sobre Carlos Cabezas y que ha vuelto a desatar los rumores sobre la mala relación entre el base malagueño y el entrenador, acusado de ejercer un dominio draconiano dentro del club. Lo cierto es que hoy por hoy, parece que lo único que mantiene la llama del baloncesto viva en Málaga es el disfrutar de una licencia A para la Euroliga.

Mucho más sorprendentes resultan las alarmas que se han encendido en el seno del Regal Barça tras la derrota frente al Fenerbahçe Ulker en el Palau Blaugrana. Bien es cierto que es la segunda derrota en casa en poco tiempo tras la sufrida en la liga frente a CAI Zaragoza, y que ambas tienen el mismo denominador común (partido a puntuación baja, escasa participación e intensidad de los bases culés y malos porcentajes en el tiro exterior), pero dudar de Xavi Pascual (el hombre que desquició a Ettore Messina) y de una plantilla que ha arrasado en Europa es un ejercicio de esquizofrenia colectiva totalmente fútil.

Por el contrario, tras unas complicadas semanas, en Valencia han recuperado levemente la sonrisa tras su triunfo arrollador frente al CSKA. Y es que el proyecto de Manolo Hussein no comenzó bien, sumando muchas derrotas bien es cierto que con un calendario bastante complicado, pero ofreciendo una imagen paupérrima que algunos de los que ya conocemos al preparador canario por su etapa en el CB Murcia pudimos reconocer. Mal en el rebote, escasez de jugadas para tiradores y una gestión del banquillo y del tiempo del partido cuanto menos dudosa. A ver si son capaces de remontar el vuelo en una temporada que se presenta única, viendo lo extremadamente complicado que se ha puesto jugar la Euroliga para los outsiders.

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