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Andrés Ramos

Hacia otra Liga escocesa

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Apenas nueve jornadas han bastado para que la Liga española se haya convertido de nuevo en un mano a mano entre Real Madrid y FC Barcelona. Los tropiezos de este fin de semana de Valencia, Villarreal, Sevilla y Atlético de Madrid, los llamados a acabar cada temporada con el duopolio que rige el fútbol español, han partido el campeonato a las primeras de cambio. Blancos y azulgranas, una vez alcanzada su velocidad de crucero, han cogido la escapada buena y hasta llegar a la meta, allá por mayo, no dejarán que ninguno del pelotón de perseguidores pueda entrometerse en su particular duelo.

La tercera vía se ha extinguido y toca otro año de Liga escocesa, un campeonato que se reparten Celtic y Glasgow Rangers y que no conoce un campeón distinto a estos dos desde 1985, cuando ganó el Abeerden. Ante esta coyuntura cabe preguntarse si esta situación es la ideal para el fútbol español. Bien es verdad que resultaría más atractivo que otros equipos permanecieran con posibilidades reales hasta el final, pero no se puede negar que el pulso entre Real Madrid y Barcelona, aunque igual en esencia, dista en mucho del que se mantiene históricamente en Escocia. Entre otras cosas, porque se trata de una pelea entre dos de los mejores equipos del mundo, representados cada uno, además, por los dos mejores jugadores del planeta, Cristiano Ronaldo y Messi.

Es cierto que la lucha entre estos dos conjuntos es tan antigua como la existencia de ambos. De hecho, son los dos poderes antagónicos del fútbol español. Sin embargo, la situación de la pasada temporada y lo que ya comienza a vislumbrarse en ésta, marca una tendencia no tan usual que tiene visos de durar varios años. Y es que, que entre el segundo clasificado, el Real Madrid, y el tercero y el cuarto, el Valencia y el Sevilla, exista en mayo una diferencia de 25 y 33 puntos, respectivamente, ya no resulta tan normal.

La razón, como en casi todo, el dinero y, en particular, el reparto de los derechos televisivos. Los dos grandes reciben al año en concepto de televisión más de 120 millones de euros cada uno. Generan más audiencia y los ingresos por publicidad de las cadenas son mayores. Atlético de Madrid y Valencia cobran 42 millones; Villarreal y Sevilla, 25 y el resto, menos de 20. En definitiva, la televisión y la lucha por las audiencias ha contribuido a acentuar aún más las ya de por sí marcadas diferencias económicas entre los clubes. Los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.

Puede pensarse que, al fin y al cabo, sobre el campo son once contra once, pero la realidad es que el dinero te permite acceder a mejores jugadores, técnicos, infraestructuras, capacidad organizativa, etc. Y aunque nadie está a salvo de sorpresas, a lo largo de un campeonato, todo eso se nota, y mucho. Actualmente se discute un cambio en ese reparto de la tarta televisiva. Una modificación a todas luces necesaria, pero en el que no valen las amenazas. Y es que los presidentes de Sevilla o Villarreal, entre otros, fanfarronean con una Liga sin los dos grandes, si estos no se avienen a negociar otro modelo. Si algo está claro es que Madrid y Barça necesitan al resto, pero, sobre todo, el resto necesita a Madrid y Barça.

Volviendo al origen, pese a que blancos o azulgranas se llevarán el premio mayor, esta Liga de dos presenta aún así muchísimos alicientes. Habrá lucha por los dos puestos ‘Champions’ libres, por las otras dos plazas europeas y por la siempre reñida salvación. Además, al margen de si triunfa la melodía de los tambores blancos o la de los violines azulgranas, habrá que ver si es Cristiano o Messi el que se lleva el ‘Pichichi’, si es Casillas o Valdés el que se disfraza de ‘Zamora’, si es Mourinho o Guardiola el que gana la guerra que libran con la pizarra y con el micrófono como armas o si ambos equipos pueden superar el altísimo listón de puntos (99 y 96) que ellos mismos establecieron el año pasado. El nivel de exigencia que se impongan el uno al otro será clave para rebasar o no esas cifras y los duelos entre ambos serán vitales para encontrar al campeón. Por todo, estoy deseando ver la Liga escocesa, pero esta Liga escocesa.

Hacia otra Liga escocesa

Andrés Ramos
Andrés  Ramos
miércoles, 3 de noviembre de 2010, 09:24 h (CET)
Apenas nueve jornadas han bastado para que la Liga española se haya convertido de nuevo en un mano a mano entre Real Madrid y FC Barcelona. Los tropiezos de este fin de semana de Valencia, Villarreal, Sevilla y Atlético de Madrid, los llamados a acabar cada temporada con el duopolio que rige el fútbol español, han partido el campeonato a las primeras de cambio. Blancos y azulgranas, una vez alcanzada su velocidad de crucero, han cogido la escapada buena y hasta llegar a la meta, allá por mayo, no dejarán que ninguno del pelotón de perseguidores pueda entrometerse en su particular duelo.

La tercera vía se ha extinguido y toca otro año de Liga escocesa, un campeonato que se reparten Celtic y Glasgow Rangers y que no conoce un campeón distinto a estos dos desde 1985, cuando ganó el Abeerden. Ante esta coyuntura cabe preguntarse si esta situación es la ideal para el fútbol español. Bien es verdad que resultaría más atractivo que otros equipos permanecieran con posibilidades reales hasta el final, pero no se puede negar que el pulso entre Real Madrid y Barcelona, aunque igual en esencia, dista en mucho del que se mantiene históricamente en Escocia. Entre otras cosas, porque se trata de una pelea entre dos de los mejores equipos del mundo, representados cada uno, además, por los dos mejores jugadores del planeta, Cristiano Ronaldo y Messi.

Es cierto que la lucha entre estos dos conjuntos es tan antigua como la existencia de ambos. De hecho, son los dos poderes antagónicos del fútbol español. Sin embargo, la situación de la pasada temporada y lo que ya comienza a vislumbrarse en ésta, marca una tendencia no tan usual que tiene visos de durar varios años. Y es que, que entre el segundo clasificado, el Real Madrid, y el tercero y el cuarto, el Valencia y el Sevilla, exista en mayo una diferencia de 25 y 33 puntos, respectivamente, ya no resulta tan normal.

La razón, como en casi todo, el dinero y, en particular, el reparto de los derechos televisivos. Los dos grandes reciben al año en concepto de televisión más de 120 millones de euros cada uno. Generan más audiencia y los ingresos por publicidad de las cadenas son mayores. Atlético de Madrid y Valencia cobran 42 millones; Villarreal y Sevilla, 25 y el resto, menos de 20. En definitiva, la televisión y la lucha por las audiencias ha contribuido a acentuar aún más las ya de por sí marcadas diferencias económicas entre los clubes. Los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.

Puede pensarse que, al fin y al cabo, sobre el campo son once contra once, pero la realidad es que el dinero te permite acceder a mejores jugadores, técnicos, infraestructuras, capacidad organizativa, etc. Y aunque nadie está a salvo de sorpresas, a lo largo de un campeonato, todo eso se nota, y mucho. Actualmente se discute un cambio en ese reparto de la tarta televisiva. Una modificación a todas luces necesaria, pero en el que no valen las amenazas. Y es que los presidentes de Sevilla o Villarreal, entre otros, fanfarronean con una Liga sin los dos grandes, si estos no se avienen a negociar otro modelo. Si algo está claro es que Madrid y Barça necesitan al resto, pero, sobre todo, el resto necesita a Madrid y Barça.

Volviendo al origen, pese a que blancos o azulgranas se llevarán el premio mayor, esta Liga de dos presenta aún así muchísimos alicientes. Habrá lucha por los dos puestos ‘Champions’ libres, por las otras dos plazas europeas y por la siempre reñida salvación. Además, al margen de si triunfa la melodía de los tambores blancos o la de los violines azulgranas, habrá que ver si es Cristiano o Messi el que se lleva el ‘Pichichi’, si es Casillas o Valdés el que se disfraza de ‘Zamora’, si es Mourinho o Guardiola el que gana la guerra que libran con la pizarra y con el micrófono como armas o si ambos equipos pueden superar el altísimo listón de puntos (99 y 96) que ellos mismos establecieron el año pasado. El nivel de exigencia que se impongan el uno al otro será clave para rebasar o no esas cifras y los duelos entre ambos serán vitales para encontrar al campeón. Por todo, estoy deseando ver la Liga escocesa, pero esta Liga escocesa.

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