Sin señalar explícitamente con el dedo a nadie, en Girona ha empezado a crearse la sensación que el equipo se está encontrando con muchas trabas lejos de Montilivi. Y es que los rojiblancos han sufrido ya cinco expulsiones fuera de casa.
A nadie se le escapa que al Girona le está costando rendir en los partidos a domicilio. Los datos cantan por si solos. Un punto de los quince posibles acreditan que los de Raúl Agné están sufriendo fuera de casa. Pero lo que es cierto también es que el conjunto gerundense ha tenido que remar en tres ocasiones en inferioridad.
En la segunda jornada, en el campo del Nástic, el equipo se quedó con nueve tras la expulsiones de Jose y Moha con 0-0. Los "grana" supieron aprovechar su superioridad y acabaron llevándose el duelo por 2-0. Ante el Alcorcón, Peragón tuvo que marcharse antes de hora a los vestuarios con empate a uno en el marcador, y los locales acabaron imponiéndose por 3-1. La única expulsión que no ha perjudicado directamente al rendimiento del equipo es la del técnico Raúl Agné en el campo del Betis, aunque el dato no deja de ser curioso para la estadística. La última roja fue el fin de semana pasado, cuando Santamaría vio el camino de los vestuarios en la segunda mitad con tablas en el luminoso.
Decisiones polémicas en el Carlos Belmonte
La acción de la expulsión de Santamaría no ofrece dudas. El meta se pasa de frenada y toca el balón con la mano fuera del área. Nada a discutir. Las quejas del conjunto gerundense vienen por otras dos acciones. Antes de quedarse con uno menos, los rojiblancos se podrían haber avanzado en el marcador, de no ser porque el colegiado anuló el gol de Curto por un fuera de juego inexistente, ya que el delantero estaba en línea con el último defensor. Ya con diez, un centro de Jandro fue interceptado con la mano por un defensor del Albacete y sancionado como falta por el árbitro. Lo que no vio Martínez Munuera fue que la acción se produjo dentro del área, por lo que debió señalar penalti.
Aún así, los de Raúl Agné pudo superar las adversidades, y con un gol de Despotovic consiguió igualar el duelo y sumar su primer punto lejos de Montilivi. El empate suponía el fin de la sequía de puntos a domicilio de un Girona mejorado.
Más seguros en defensa
Una de las claves de la mejora del conjunto gerundense es la solidez de la línea defensiva. En las últimas cuatro jornadas, el equipo ha conseguido dejar la portería a cero en dos ocasiones, ante el Recre y el Valladolid. Solo ante el Betis el equipo se vio condenado por dos errores defensivos, ya que contra el Albacete no pasó apuros salvo en la jugada del gol.
En la próxima jornada, el Girona deberá enfrentarse a la Ponferradina sin el guardián de la portería de estos últimos partidos. El meta Santamaría cederá los guantes a Dani Mallo, al estar cumpliendo un partido de sanción tras su expulsión ante el Albacete.