Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La tronera
Jesús Salamanca

El engaño de las torturas a etarras

|

Desde que inicié mi inmersión en el mundo abertzale y de ETA, hace ya más de veinticinco años, no he dejado de escuchar que los miembros de la banda recibían malos tratos por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En algunos casos no solo han intentado convencerme sino que me han garantizado pruebas en forma de imágenes y manifestaciones directas, pero lo cierto es que nunca me lo ha demostrado nadie. Y estoy convencido que nadie me lo demostrará, sencillamente porque no existen. El Estado español no tortura en las cárceles. Los GAL no son temas del momento y van por otro camino, que no es más que el de la corrupción y el de la ‘devolución de prendas’.

De la misma forma que no existen los presos políticos que tanto airea la banda, tampoco existen los malos tratos ni las torturas a los miembros de la banda asesina. Hoy hay pruebas más que suficientes para demostrar que ETA alecciona a sus jóvenes e inexpertas ‘serpientes’ para que incidan una y otra vez en el tema de las torturas, pero hay indicios suficientes y declaraciones que demuestran que es un simple montaje para influir en los más ignorantes de la ciudadanía y en quienes sienten cierta inclinación hacia las actuaciones de la banda etarra. Sin duda, como las meigas, “haberlos haylos”.

La Procuraduría del Defensor del Pueblo ha demostrado una y otra vez que no hay torturas ni simple maltrato en los centros penales de Instituciones Penitenciarias. Podemos afirmar, basándonos en fuentes plenamente fiables y de primera mano, que en las cárceles no se da mal trato a los miembros de ETA. Más bien al contrario. Incluso lo ha demostrado en reiteradas ocasiones la Defensoría del Pueblo, no solo a través del titular sino por parte de su segundo de a bordo.

Seguramente, gran parte de la población española no sabe que, desde enero del presente año, el Estado español dispone del llamado Mecanismo para la Prevención de la Tortura. Tal función está bajo el control del Defensor del Pueblo y, si bien se han hecho cientos de actuaciones, jamás se ha detectado nada de lo denunciado por el mundo abertzale y por las organizaciones mafiosas que lo constituyen.

En los últimos años han proliferado denuncias desde el ambiente etarra o filo etarra y siempre han estado instaladas en la falsedad, en la mala fe, en el odio, el rencor y el afán de hacer daño por el daño. ETA siempre ha claudicado ante el Defensor del Común, porque éste en todo momento ha exigido jugar con las cartas boca arriba y ya se sabe que quien exige jugar de esa forma es porque tiene todos los triunfos en la mano. En este sentido, Enrique Múgica Herzog ha actuado durante su mandato como lo hacía Graham Greene y, por suerte, su hasta entonces número dos (María Luisa Cava) sigue el mismo camino.
María Luisa Cava ya ha anunciado el trabajo que se está llevando a cabo. Actualmente se están realizando visitas a calabozos y cárceles sin encontrar ni un solo resultado de torturas, malos tratos o vejaciones. Ya adelantamos aquí que en breve se va a presentar un importante trabajo, basado en la investigación y en la observación ‘in situ’. Tal trabajo se presentará durante el año 2011 tanto a las Cortes españolas como a la ONU. Y lo más destacable de él es la anticipación de que “afortunadamente, en España el tema de la tortura no se practica ni de lejos, aunque cualquier control forma parte de la exigencia más lógica”.

El tema de las torturas no tiene razón de ser en las cárceles españolas, pero no ha dejado de tener actualidad tras las denuncias de algunos detenidos que han seguido fielmente los consejos de los líderes de la banda asesina, en el sentido de denunciar torturas aunque éstas no existan. Pero vamos más allá: la torpeza y mediocridad del Tribunal Europeo de ordenar que se investigue el caso de Mikel San Argimiro y el reciente juicio por el caso de Igor Portu y Mattin Sarasola ha llevado a que la ignorancia y la sin razón aglutine a cerca de veinte mil personas en la manifestación de hace unos días en San Sebastián. Con ello, ETA ha pretendido mantener actualizado y ‘vivo’ el asunto de las torturas, a la vez que ha pretendido poner en entredicho la dignidad del Gobierno democrático español. ¿Resultado? Una vez más, un rotundo fracaso y un esperpéntico ridículo.
Ya no hay duda que es una simple maniobra; se puede no confiar en el Gobierno español, como no confía este analista político, pero de ahí a afirmar que se tortura en los centros penitenciarios hay un trecho enorme, incluso yo diría que un trecho insalvable. Una vez más el Gobierno de Rodríguez ha salvado la cara, como lo hicieron otros Gobiernos democráticos. Ahora es más fácil que antaño, gracias a la función de vigilancia (el llamado Mecanismo para la Prevención de la Tortura) encomendada a la Defensoría del Pueblo.

La puesta en marcha del citado Mecanismo, el 1 de enero de 2010, no solo abrió ciertas expectativas sino que ha demostrado su correcta utilidad, aunque no han faltado denuncias por parte del mundo abertzale tan alejado de la democracia y tan cercano a la represión y a la vulgaridad del pensamiento etarra, socialista e independentista. Tras la manipulación en que está inmersa la banda asesina, y la permanente desvirtuación de la realidad, ese Mecanismo se había convertido en una exigencia internacional, derivada de la ratificación por parte del Estado español del Protocolo contra la Tortura de la ONU en el año 2006.

A punto de finalizar el primer año de ejercicio de esta función supuestamente fiscalizadora, la Defensoría del Pueblo ha adoptado decenas de iniciativas para demostrar la irracionalidad y la falsedad de las denuncias de la banda etarra. Hoy Euskal Herria ha quedado en ridículo ante las falsas denuncias y el mantenimiento de los credos de ETA. Un ridículo que no ha soportado con elegancia y que, en muchos casos, ha llevado a denuncias entre el propio mundo abertzale para que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado pudieran llevar a cabo redadas en el bando opuesto, facilitando de esta forma el ascenso dentro de la banda de grupos opuestos y, por lo que hemos podido comprobar, irreconciliables.

En las últimas semanas, las denuncias procedentes de ese esperpéntico mundo de la irrealidad y de la irracionalidad se han quedado en agua de borrajas; máxime cuando las denuncias de etarras han referido “prácticas nuevas o desconocidas hace muchos años, como someter al cuerpo a contrastes brutales de temperatura, envolverlo en goma-espuma o rociarlo con un spray de efectos desconocidos”. Posiblemente, ni los más ignorantes y fanáticos del mundo abertzale y de sus aledaños se creen semejantes estupideces, labradas en la mente del perdedor que se siente acorralado.

Con tales actuaciones, ETA se convierte en el hazmerreír de la ciudadanía y a nosotros nos hace recordar a Obregón en el sentido de que no hay que temer al enemigo que ataca sino al amigo que adula, y ahí entra Arnaldo Otegi en escena. Recientemente, María Luisa Cava, Defensora del Pueblo en funciones, se ha planteado implicar a los trece defensores del pueblo autonómicos en esta materia. En esa implicación también se incluyen Iñigo Lamarca y Francisco Javier Enériz, que ejercen el equivalente en Gasteiz e Iruñea. No tiene dudas la actual ‘titular’ de la Procuraduría que “las visitas serían más fáciles si los comisionados autonómicos estuvieran dispuestos a colaborar”. Sea como fuere, una y otra vez saldrá a la luz la total y absoluta falta de torturas en las cárceles españolas y la inexistencia de presos políticos; concepto este último solo mencionado en boca de ETA, sus secuaces, mercenarios y satélites.

El engaño de las torturas a etarras

Jesús Salamanca
Jesús  Salamanca
martes, 2 de noviembre de 2010, 10:15 h (CET)
Desde que inicié mi inmersión en el mundo abertzale y de ETA, hace ya más de veinticinco años, no he dejado de escuchar que los miembros de la banda recibían malos tratos por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En algunos casos no solo han intentado convencerme sino que me han garantizado pruebas en forma de imágenes y manifestaciones directas, pero lo cierto es que nunca me lo ha demostrado nadie. Y estoy convencido que nadie me lo demostrará, sencillamente porque no existen. El Estado español no tortura en las cárceles. Los GAL no son temas del momento y van por otro camino, que no es más que el de la corrupción y el de la ‘devolución de prendas’.

De la misma forma que no existen los presos políticos que tanto airea la banda, tampoco existen los malos tratos ni las torturas a los miembros de la banda asesina. Hoy hay pruebas más que suficientes para demostrar que ETA alecciona a sus jóvenes e inexpertas ‘serpientes’ para que incidan una y otra vez en el tema de las torturas, pero hay indicios suficientes y declaraciones que demuestran que es un simple montaje para influir en los más ignorantes de la ciudadanía y en quienes sienten cierta inclinación hacia las actuaciones de la banda etarra. Sin duda, como las meigas, “haberlos haylos”.

La Procuraduría del Defensor del Pueblo ha demostrado una y otra vez que no hay torturas ni simple maltrato en los centros penales de Instituciones Penitenciarias. Podemos afirmar, basándonos en fuentes plenamente fiables y de primera mano, que en las cárceles no se da mal trato a los miembros de ETA. Más bien al contrario. Incluso lo ha demostrado en reiteradas ocasiones la Defensoría del Pueblo, no solo a través del titular sino por parte de su segundo de a bordo.

Seguramente, gran parte de la población española no sabe que, desde enero del presente año, el Estado español dispone del llamado Mecanismo para la Prevención de la Tortura. Tal función está bajo el control del Defensor del Pueblo y, si bien se han hecho cientos de actuaciones, jamás se ha detectado nada de lo denunciado por el mundo abertzale y por las organizaciones mafiosas que lo constituyen.

En los últimos años han proliferado denuncias desde el ambiente etarra o filo etarra y siempre han estado instaladas en la falsedad, en la mala fe, en el odio, el rencor y el afán de hacer daño por el daño. ETA siempre ha claudicado ante el Defensor del Común, porque éste en todo momento ha exigido jugar con las cartas boca arriba y ya se sabe que quien exige jugar de esa forma es porque tiene todos los triunfos en la mano. En este sentido, Enrique Múgica Herzog ha actuado durante su mandato como lo hacía Graham Greene y, por suerte, su hasta entonces número dos (María Luisa Cava) sigue el mismo camino.
María Luisa Cava ya ha anunciado el trabajo que se está llevando a cabo. Actualmente se están realizando visitas a calabozos y cárceles sin encontrar ni un solo resultado de torturas, malos tratos o vejaciones. Ya adelantamos aquí que en breve se va a presentar un importante trabajo, basado en la investigación y en la observación ‘in situ’. Tal trabajo se presentará durante el año 2011 tanto a las Cortes españolas como a la ONU. Y lo más destacable de él es la anticipación de que “afortunadamente, en España el tema de la tortura no se practica ni de lejos, aunque cualquier control forma parte de la exigencia más lógica”.

El tema de las torturas no tiene razón de ser en las cárceles españolas, pero no ha dejado de tener actualidad tras las denuncias de algunos detenidos que han seguido fielmente los consejos de los líderes de la banda asesina, en el sentido de denunciar torturas aunque éstas no existan. Pero vamos más allá: la torpeza y mediocridad del Tribunal Europeo de ordenar que se investigue el caso de Mikel San Argimiro y el reciente juicio por el caso de Igor Portu y Mattin Sarasola ha llevado a que la ignorancia y la sin razón aglutine a cerca de veinte mil personas en la manifestación de hace unos días en San Sebastián. Con ello, ETA ha pretendido mantener actualizado y ‘vivo’ el asunto de las torturas, a la vez que ha pretendido poner en entredicho la dignidad del Gobierno democrático español. ¿Resultado? Una vez más, un rotundo fracaso y un esperpéntico ridículo.
Ya no hay duda que es una simple maniobra; se puede no confiar en el Gobierno español, como no confía este analista político, pero de ahí a afirmar que se tortura en los centros penitenciarios hay un trecho enorme, incluso yo diría que un trecho insalvable. Una vez más el Gobierno de Rodríguez ha salvado la cara, como lo hicieron otros Gobiernos democráticos. Ahora es más fácil que antaño, gracias a la función de vigilancia (el llamado Mecanismo para la Prevención de la Tortura) encomendada a la Defensoría del Pueblo.

La puesta en marcha del citado Mecanismo, el 1 de enero de 2010, no solo abrió ciertas expectativas sino que ha demostrado su correcta utilidad, aunque no han faltado denuncias por parte del mundo abertzale tan alejado de la democracia y tan cercano a la represión y a la vulgaridad del pensamiento etarra, socialista e independentista. Tras la manipulación en que está inmersa la banda asesina, y la permanente desvirtuación de la realidad, ese Mecanismo se había convertido en una exigencia internacional, derivada de la ratificación por parte del Estado español del Protocolo contra la Tortura de la ONU en el año 2006.

A punto de finalizar el primer año de ejercicio de esta función supuestamente fiscalizadora, la Defensoría del Pueblo ha adoptado decenas de iniciativas para demostrar la irracionalidad y la falsedad de las denuncias de la banda etarra. Hoy Euskal Herria ha quedado en ridículo ante las falsas denuncias y el mantenimiento de los credos de ETA. Un ridículo que no ha soportado con elegancia y que, en muchos casos, ha llevado a denuncias entre el propio mundo abertzale para que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado pudieran llevar a cabo redadas en el bando opuesto, facilitando de esta forma el ascenso dentro de la banda de grupos opuestos y, por lo que hemos podido comprobar, irreconciliables.

En las últimas semanas, las denuncias procedentes de ese esperpéntico mundo de la irrealidad y de la irracionalidad se han quedado en agua de borrajas; máxime cuando las denuncias de etarras han referido “prácticas nuevas o desconocidas hace muchos años, como someter al cuerpo a contrastes brutales de temperatura, envolverlo en goma-espuma o rociarlo con un spray de efectos desconocidos”. Posiblemente, ni los más ignorantes y fanáticos del mundo abertzale y de sus aledaños se creen semejantes estupideces, labradas en la mente del perdedor que se siente acorralado.

Con tales actuaciones, ETA se convierte en el hazmerreír de la ciudadanía y a nosotros nos hace recordar a Obregón en el sentido de que no hay que temer al enemigo que ataca sino al amigo que adula, y ahí entra Arnaldo Otegi en escena. Recientemente, María Luisa Cava, Defensora del Pueblo en funciones, se ha planteado implicar a los trece defensores del pueblo autonómicos en esta materia. En esa implicación también se incluyen Iñigo Lamarca y Francisco Javier Enériz, que ejercen el equivalente en Gasteiz e Iruñea. No tiene dudas la actual ‘titular’ de la Procuraduría que “las visitas serían más fáciles si los comisionados autonómicos estuvieran dispuestos a colaborar”. Sea como fuere, una y otra vez saldrá a la luz la total y absoluta falta de torturas en las cárceles españolas y la inexistencia de presos políticos; concepto este último solo mencionado en boca de ETA, sus secuaces, mercenarios y satélites.

Noticias relacionadas

Un 23 de abril de 1934, según el diario El Mundo de Buenos Aires, la Sociedad de las Naciones había desmentido actos de canibalismo en las tropas bolivianas que combatían en el Chaco. El New York Times había publicado trascendidos que circulaban en La Paz, dando cuenta de que nativos del Chaco, sin ningún respeto,  habían matado y devorado a oficiales bolivianos, en protesta por el reclutamiento forzozo de los pueblos originarios.

Tenemos un país donde miles de personas votan a asesinos. Algo no está bien. Adoctrinados en el odio a España, desde pequeños, votan. El problema es que representan el 0,7% pero influyen en España al 100%. Poco que hacer. Puede ir a peor. Aficiones y aflicciones del personal de allí, allá o acullá; y el de aquí. Por lo que hay y pueda ocurrir, el resultado importa. En el País Vasco sobre todo, también en el resto de España y en la UE.

Las  conductas de riesgo son aquellos comportamientos que implican un efecto placentero inmediato pero carecen de una valoración de las consecuencias posteriores. Es preciso comprender que son los mecanismos cognitivos los que guían al adolescente y joven a la asunción de conductas de riesgo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto