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Jesús Salamanca

Tentáculos de ETA

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Echo la vista atrás y me voy al año 2007. En aquel entonces todos sabíamos que las palabras de Otegi eran pura y simple propaganda como lo son ahora, pero con una diferencia: hoy permanece encerrado, aunque viviendo a ‘cuerpo de rey’ y fiel a su estilo de hablar por hablar para no decir nada. No solo Arnaldo Otegi se subía al árbol que ETA le indicaba sino que, si era preciso, se apuntaba a un bombardeo. Hoy a pesar de su encarcelamiento no han cambiado tanto las cosas como se cree; sigue vinculado a la organización, cree y adora en el mundo abertzale y pretende volver a ser aquel brazo político de la banda asesina, si bien lo tiene muy complicado, ya que es dudoso que la línea dura de ETA (como Ekin y los jóvenes de Segi) lo permita.

Ese brazo político que tuvo en Otegi a su representante y en Batasuna y otras siglas la marca abertzale del engaño, el fraude y el chantaje, ha sufrido algunos cambios en estos últimos cuatro años. Hoy solo forman parte del recuerdo siglas abertzales como EH, ANV, PCTV o D3M. En la actualidad Arnaldo Otegi es defendido y recordado por las organizaciones de la izquierda abertzale que se dedican al cuidado de los presos etarras; esas organizaciones forman todo un entramado de confusión para el exterior y propaganda en el interior que no deja apagar la llama de los presos de ETA, ese ‘frente de makos’ es una de las entrañas de la banda considerada ‘legal’ (no fichadas). Y ahí están Etxerat, Askatasuna o Senideak, entre otras, sin olvidar decenas de apoyos en forma de páginas webs, blogs, prensa escrita como GARA (descendiente de Egin) y todo el aparato mediático ‘escondido’ en el Parque Ugalde de Andoain, en Guipúzcoa

Arnaldo Otegi ha sido y es el típico mamporrero de la banda, con varias comparecencias pendientes con la Justicia y fiel buscador del amparo del mundo abertzale; un mundo que cada vez está más extendido y encuentra más apoyos puntuales, como consecuencia de las labores logísticas de todo un entramado capaz de alargar sus tentáculos hasta donde haga falta, con un objetivo concreto en este momento: presentarse a las elecciones vascas, conseguir representación institucional y allegar fondos a la banda terrorista antes de que la ley de partidos acabe con sus ‘ahorros’, casi siempre procedentes de la extorsión, la amenaza y el voluntarismo condicionado basado en la violencia.

En el mundo abertzale nadie condena esa violencia; es más, tras el conocido “éxito de De Juana ante el Estado de Derecho”, comprendieron que la perseverancia da sus frutos y, cuando es preciso, los ‘borrokas’ recrudecen los enfrentamientos para recordar que aún están ahí. Durante algún tiempo fueron conscientes de que, llegado el momento, gozaban del amparo gubernamental.

Hubo una época, sobre todo durante la tregua-trampa, donde la alegría existente en el mundo abertzale llegaba hasta las salas de fiestas del País Vasco, donde seguían celebrando el éxito de ETA sobre el Gobierno, el pago del precio político estipulado en la reunión de Vitoria (el 11 de abril de 2005) y el compromiso de excarcelación de los presos aquejados por alguna enfermedad. No hay que olvidar que en la actualidad son casi 800 miembros de la banda y su entorno los que están aún en las cárceles españolas y francesas.

Y esos centenares de presos no están olvidados, aunque en ciertos momentos han representado un lastre para la banda, mientras eran un negocio para sus familias. Y digo que no se les ha dejado de la mano porque el entramado abertzale ha ‘institucionalizado’ el cuidado y la atención a los mismos; una atención que va desde la obligación de ocuparse de las familias de reclusos, arreglar los viajes a los penales de Instituciones Penitenciarias, manifestarse en defensa de los mal llamados ‘presos políticos’, recaudación de fondos y apoyo de todo tipo. Tal vez lo más triste de todo ese entramado es el apoyo que siempre recibió ETA del Partido Nacionalista Vasco: mientras Fundaciones como la de Gregorio Ordóñez percibía dos mil euros, las organizaciones defensoras de presos etarras recibían decenas de miles de euros. ¿Motivos? Dos fundamentalmente: el miedo de los líderes del PNV y la defensa de los mismos ideales, aunque por diferentes caminos. No hay que olvidar que ETA tuvo su origen en los sectores más radicales del PNV y en la Iglesia vasca.

Hoy parece que cada vez somos más los que estamos de acuerdo en que nuestro presidente, Rodríguez Zapatero, avanza a ‘piñón fijo’, habla con cierto temor y esconde su cobardía tras el ‘superministro’, Alfredo Pérez Rubalcaba. Por cierto, menudo ‘carrerón’ lleva: primero refrenda y defiende la LOGSE como ministro de Educación y Ciencia, aportando a la sociedad española el mayor bodrio de sistema educativo que ha conocido el siglo XX, hasta el punto que Rubalcaba tiene una importante deuda con la sociedad española. Y ahora se responsabiliza de extender el último tentáculo que le queda al PSOE: la rendición negociada de la banda etarra. ¿Es que pretende extender la deuda a sus descendientes? Quien fuera considerado como el hombre fuerte e inteligente del Gobierno, da la impresión que no es más que el estafermo al que Rodríguez quiere condenar a la hoguera política de su fracaso personal. Pero el presidente debe recordar que Pérez Rubalcaba es como el ‘Ave Fénix’. La carrera política de Rubalcaba aún tiene recorrido, aunque desconozco si es largo, corto o simplemente puntual.

Hace algunos años, en víspera de las últimas elecciones vascas, Otegi, Permach, Barrena, Olano, Aranzábal y muchos otros jugaban con la doble moral de ETA-Batasuna. Claro que, pensándolo bien, no era más que el típico engaño de alimañas resentidas. Recuerden la cuestión del asesino, De Juana Chaos: mientras se difundían las imágenes de un esquelético sinvergüenza en la cama del hospital Doce de Octubre, en el diario “Berria”, sucesor de “Egunkaria”, se podía ver otra foto muy distinta, donde De Juana aparecía en pie, con gesto chulesco hacia la cámara y con una camiseta reivindicativa en sus manos. La plataforma “Basta ya” aireó esa doble y ruin moral del entorno abertzale. Han pasado varios años y, salvando algunas diferencias, empezamos a contemplar un panorama muy parecido en lo que a doble moral se refiere, cuyo objetivo más cercano es conseguir representación abertzale en las próximas urnas.

No tengo ninguna duda respecto a que triunfará la ciudadanía de buena fe, frente al socialismo claudicante. La sensatez y el honor hay que defenderlos hasta el final y, sin duda, resplandecerá. Decía Mark Twain que “el hombre que tiene una idea será considerado un loco hasta que ésta haya imperado”. En eso se basa la rebelión cívica. Durante la tregua-trampa hubo compromisos no confesados y que el diario GARA va soltando con cuentagotas. Sería un error de bulto que el Gobierno estuviera preso de ETA y que, además fuera deudor de la banda. Si así fuera, la Justicia no debe permitirlo más tiempo o la ciudadanía deberá organizarse para asumir la responsabilidad que los políticos y las instituciones no saben asumir, despreciando el mandado que la ciudadanía les ha otorgado. También es cierto que, en palabras de Bertold Brecht: “Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque”.

Tentáculos de ETA

Jesús Salamanca
Jesús  Salamanca
martes, 2 de noviembre de 2010, 10:01 h (CET)
Echo la vista atrás y me voy al año 2007. En aquel entonces todos sabíamos que las palabras de Otegi eran pura y simple propaganda como lo son ahora, pero con una diferencia: hoy permanece encerrado, aunque viviendo a ‘cuerpo de rey’ y fiel a su estilo de hablar por hablar para no decir nada. No solo Arnaldo Otegi se subía al árbol que ETA le indicaba sino que, si era preciso, se apuntaba a un bombardeo. Hoy a pesar de su encarcelamiento no han cambiado tanto las cosas como se cree; sigue vinculado a la organización, cree y adora en el mundo abertzale y pretende volver a ser aquel brazo político de la banda asesina, si bien lo tiene muy complicado, ya que es dudoso que la línea dura de ETA (como Ekin y los jóvenes de Segi) lo permita.

Ese brazo político que tuvo en Otegi a su representante y en Batasuna y otras siglas la marca abertzale del engaño, el fraude y el chantaje, ha sufrido algunos cambios en estos últimos cuatro años. Hoy solo forman parte del recuerdo siglas abertzales como EH, ANV, PCTV o D3M. En la actualidad Arnaldo Otegi es defendido y recordado por las organizaciones de la izquierda abertzale que se dedican al cuidado de los presos etarras; esas organizaciones forman todo un entramado de confusión para el exterior y propaganda en el interior que no deja apagar la llama de los presos de ETA, ese ‘frente de makos’ es una de las entrañas de la banda considerada ‘legal’ (no fichadas). Y ahí están Etxerat, Askatasuna o Senideak, entre otras, sin olvidar decenas de apoyos en forma de páginas webs, blogs, prensa escrita como GARA (descendiente de Egin) y todo el aparato mediático ‘escondido’ en el Parque Ugalde de Andoain, en Guipúzcoa

Arnaldo Otegi ha sido y es el típico mamporrero de la banda, con varias comparecencias pendientes con la Justicia y fiel buscador del amparo del mundo abertzale; un mundo que cada vez está más extendido y encuentra más apoyos puntuales, como consecuencia de las labores logísticas de todo un entramado capaz de alargar sus tentáculos hasta donde haga falta, con un objetivo concreto en este momento: presentarse a las elecciones vascas, conseguir representación institucional y allegar fondos a la banda terrorista antes de que la ley de partidos acabe con sus ‘ahorros’, casi siempre procedentes de la extorsión, la amenaza y el voluntarismo condicionado basado en la violencia.

En el mundo abertzale nadie condena esa violencia; es más, tras el conocido “éxito de De Juana ante el Estado de Derecho”, comprendieron que la perseverancia da sus frutos y, cuando es preciso, los ‘borrokas’ recrudecen los enfrentamientos para recordar que aún están ahí. Durante algún tiempo fueron conscientes de que, llegado el momento, gozaban del amparo gubernamental.

Hubo una época, sobre todo durante la tregua-trampa, donde la alegría existente en el mundo abertzale llegaba hasta las salas de fiestas del País Vasco, donde seguían celebrando el éxito de ETA sobre el Gobierno, el pago del precio político estipulado en la reunión de Vitoria (el 11 de abril de 2005) y el compromiso de excarcelación de los presos aquejados por alguna enfermedad. No hay que olvidar que en la actualidad son casi 800 miembros de la banda y su entorno los que están aún en las cárceles españolas y francesas.

Y esos centenares de presos no están olvidados, aunque en ciertos momentos han representado un lastre para la banda, mientras eran un negocio para sus familias. Y digo que no se les ha dejado de la mano porque el entramado abertzale ha ‘institucionalizado’ el cuidado y la atención a los mismos; una atención que va desde la obligación de ocuparse de las familias de reclusos, arreglar los viajes a los penales de Instituciones Penitenciarias, manifestarse en defensa de los mal llamados ‘presos políticos’, recaudación de fondos y apoyo de todo tipo. Tal vez lo más triste de todo ese entramado es el apoyo que siempre recibió ETA del Partido Nacionalista Vasco: mientras Fundaciones como la de Gregorio Ordóñez percibía dos mil euros, las organizaciones defensoras de presos etarras recibían decenas de miles de euros. ¿Motivos? Dos fundamentalmente: el miedo de los líderes del PNV y la defensa de los mismos ideales, aunque por diferentes caminos. No hay que olvidar que ETA tuvo su origen en los sectores más radicales del PNV y en la Iglesia vasca.

Hoy parece que cada vez somos más los que estamos de acuerdo en que nuestro presidente, Rodríguez Zapatero, avanza a ‘piñón fijo’, habla con cierto temor y esconde su cobardía tras el ‘superministro’, Alfredo Pérez Rubalcaba. Por cierto, menudo ‘carrerón’ lleva: primero refrenda y defiende la LOGSE como ministro de Educación y Ciencia, aportando a la sociedad española el mayor bodrio de sistema educativo que ha conocido el siglo XX, hasta el punto que Rubalcaba tiene una importante deuda con la sociedad española. Y ahora se responsabiliza de extender el último tentáculo que le queda al PSOE: la rendición negociada de la banda etarra. ¿Es que pretende extender la deuda a sus descendientes? Quien fuera considerado como el hombre fuerte e inteligente del Gobierno, da la impresión que no es más que el estafermo al que Rodríguez quiere condenar a la hoguera política de su fracaso personal. Pero el presidente debe recordar que Pérez Rubalcaba es como el ‘Ave Fénix’. La carrera política de Rubalcaba aún tiene recorrido, aunque desconozco si es largo, corto o simplemente puntual.

Hace algunos años, en víspera de las últimas elecciones vascas, Otegi, Permach, Barrena, Olano, Aranzábal y muchos otros jugaban con la doble moral de ETA-Batasuna. Claro que, pensándolo bien, no era más que el típico engaño de alimañas resentidas. Recuerden la cuestión del asesino, De Juana Chaos: mientras se difundían las imágenes de un esquelético sinvergüenza en la cama del hospital Doce de Octubre, en el diario “Berria”, sucesor de “Egunkaria”, se podía ver otra foto muy distinta, donde De Juana aparecía en pie, con gesto chulesco hacia la cámara y con una camiseta reivindicativa en sus manos. La plataforma “Basta ya” aireó esa doble y ruin moral del entorno abertzale. Han pasado varios años y, salvando algunas diferencias, empezamos a contemplar un panorama muy parecido en lo que a doble moral se refiere, cuyo objetivo más cercano es conseguir representación abertzale en las próximas urnas.

No tengo ninguna duda respecto a que triunfará la ciudadanía de buena fe, frente al socialismo claudicante. La sensatez y el honor hay que defenderlos hasta el final y, sin duda, resplandecerá. Decía Mark Twain que “el hombre que tiene una idea será considerado un loco hasta que ésta haya imperado”. En eso se basa la rebelión cívica. Durante la tregua-trampa hubo compromisos no confesados y que el diario GARA va soltando con cuentagotas. Sería un error de bulto que el Gobierno estuviera preso de ETA y que, además fuera deudor de la banda. Si así fuera, la Justicia no debe permitirlo más tiempo o la ciudadanía deberá organizarse para asumir la responsabilidad que los políticos y las instituciones no saben asumir, despreciando el mandado que la ciudadanía les ha otorgado. También es cierto que, en palabras de Bertold Brecht: “Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse, tendrá que pasar al ataque”.

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