Es increíble, pero así es. El Racing de Santander ofrece juego, se gusta, marca y convence en los partidos importantes… en casa. Lo que hace unos meses podía resultar impensable, ahora es algo habitual. Hacía tiempo, mucho tiempo, que el aficionado racinguista no salía realmente contento del Sardinero. El pasado Domingo, por primera vez en esta temporada, se vieron caras de auténtica felicidad y sonrisas de oreja a oreja. “Así, sí”, debieron pensar muchos.
Muy atrás quedaba aquellas etiquetas de “equipo férreo en casa” o de estadio “fortín”. En los últimos años el equipo cántabro perdió esas connotaciones y se agarraba a su combatividad fuera de sus tierras. Pero si algo quiere el aficionado que paga una entrada o un abono de temporada es ver a su equipo ganar en su campo, no por la televisión. El año pasado, con unas paupérrimas estadísticas en casa, con tan sólo dos victorias en todo el año y un fútbol que dejaba que desear, hicieron saltar las alarmas entre los seguidores racinguistas.
Este año las tornas han cambiado, y las estadísticas no mienten. El propio Portugal se esforzó en recordárnoslo hace unos días en rueda de prensa. “Si miráis las estadísticas, podréis ver que éramos el quinto equipo que más disparábamos a gol. No era normal que no marcáramos”, a lo que añadió que “en los partidos que hemos jugado en casa no tengo ninguna queja, no así en los que hemos jugado fuera”. Parece que el Sardinero, poco a poco vuelve a convertirse en el antiguo “fortín” que era antaño.
Sin confiarse
Toca, pues, limpiar la imagen fuera de casa. Portugal sabe, más que nadie, que la imagen del Racing mostrada fuera de tierras cántabras no ha sido todo lo buena que cabía esperar. En Madrid se rozó la humillación, y en Córdoba el ridículo total. Los jugadores saben que pueden demostrar mucho más fuera de casa y este próximo sábado tendrán la oportunidad de redimirse frente a la Real Sociedad en Anoeta, un estadio que aspira a ser otro de los fortines de esta liga (3 victorias y 1 derrota de los blanquiazules)
Pero que nadie se olvide, la verdadera prueba de fuego viene después, en la vuelta de copa. El Racing deberá remontar un 2-0. ¿Será posible? Confiemos en que sí.