“A veces el periodismo se precipita por el desfiladero del sensacionalismo”. Éstas, no son palabras mías sino de un histórico de la información y la televisión: Matías Prats. Después de toda una vida en el medio y de haber informado a varias generaciones sobre lo que realmente nos afecta y nos conviene saber. Creando opinión y ejerciendo un servicio fundamental para la sociedad, estos días, concretamente en el último número de la revista de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión, reconocía lo que ya hace años viene siendo un secreto a voces: que lo ‘impactante’ ha conseguido ganarle terreno a lo ‘trascendente’. En televisión se ha creado un subgénero que en ningún otro medio existe. Un género que no tiene recorrido sin imagen pero que con ésta puede convertirse en todo un bombazo informativo. Para que nos entendamos, abrir el telediario con la imagen de un coche empotrado contra un muro de contención, sinceramente no es noticia ni para la radio ni para la prensa. Mucho menos si no ha habido heridos, la aseguradora ya se ha hecho cargo de los daños y hace rato que se resolvió el entuerto con total normalidad. Esa noticia jamás sería considerada como tal por la radio o la prensa, simplemente porque carece de trascendencia. Sin embargo, en televisión es capaz de abrir el informativo ¿Por qué? Porque es impactante. Otro ‘hit’ sin sentido informativo son las espectaculares cogidas a toreros. Da igual que no hayan tenido consecuencias, que el parte médico señale pronóstico leve o que, afortunadamente, se quedara todo en un susto. Pero esa imagen a cámara lenta y repetida una y otra vez... No tiene precio. Y si encima el torero es famoso... Se incluye en el informativo aunque sea con calzador.
No olvidemos que el telediario no deja de ser un programa de televisión y que como tal participa de esa cada vez más encarnizada lucha por las audiencias. Además, se trata de una franja en la que conviene ganar para cuando lleguen las estadísticas, darle credibilidad a la cadena.
Aún así, cada informativo sabe dónde tiene su límite, aunque Telecinco aún no lo haya encontrado. La cadena de Fuencarral hace años que ha decidido abordar una actualidad que podríamos denominar ‘sin complejos’. Y eso también tiene su mérito porque al menos deja a un lado la imagen de lo políticamente correcto para satisfacer al público de las pasiones y de la curiosidad morbosa. Su edición diaria prima sin timidez asuntos relacionados con el sexo y la violencia, también gustan mucho las encuestas o estudios sorprendentes. Recordarán piezas sobre los hábitos ciudadanos con las cisternas o el incremento de la infidelidad en verano. Contenidos sin trascendencia, pero que al día siguiente se comentan en la calle con un café.
Nadie ha dicho que esta práctica no sea lícita... Lo preocupante es que la brújula de la objetividad, el rigor y la ética está cada vez más estropeada y es posible que algún día se olvide definitivamente de señalar el norte de la verdadera actualidad informativa.