El jugador canario parece que al fin logra recuperar toda su magia y grandeza que le llevó a lo más alto.
Guayre vuelve a sonreir esta temporada con la UD Las Palmas, el jugador canario es una de las claves del buen comienzo de liga de los amarillos. Sus goles, sus regates, sus carreras por la banda o el medio, tienen a toda la afición contenta e ilusionada, ante el renacimiento de un jugador que muchos daban ya por perdido.
Y es que si analizamos la trayectoria del jugador las dudas pueden ser más que evidentes.
Debutó con el primer equipo allá en la temporada 99/00, cuando el equipo amarillo estaba en primera división. Aquella temporada fué magnífica para el delantero, y sus ocho goles no pasaron desapercibidos para otros equipos. Y finalmente fué fichado por el Villarreal por seis millones de euros, en el traspaso más caro que se ha producido en la entidad insular.
En el Villarreal logró sus mejores éxitos deportivos, llegando a ser internacional con la selección española. En una progresión que parecía no tener límites.
Pero por desgracia, el destino reservaba a Guayre una dura prueba de fuego. Cuando se marchó al Celta, el jugador comenzó una etapa de lesiones, que hubieran echo perder el ánimo y la esperanza a cualquiera. Las lesiones parecían no tener fin, y las soluciones a ellas parecían tan lejanas como las estrellas.
Las recaidas del jugador, parecían no terminar. Y esta situación se alargó durante cuatro largas y duras temporadas, donde el jugador aparte de Vigo, también estuvo en el Numancia, y de vuelta en Las Palmas desde la pasada temporada.
Pero las cosas al fin han cambiado, el jugador ya no es noticia por sus lesiones o recaidas. Ahora los ríos de tinta llegan por sus goles y buenas actuaciones. Porque vuelve a recordar ese jugador que llegó al primer equipo en el año 99/00 y que tantas alegrías daba a los suyos.
Guayre recoje ahora el premio a tantos años de sacrificio y trabajo en la sombra para poder sentirse futbolista. Cada partido parece dejarlo más que claro, se le vé disfrutar en el campo, esos deseos que más de una vez debió imaginarse mientras pasaba horas interminables en el gimnacio recuperándose.
Por eso sus goles los celebra con rabia, con furia, con esa alegría del que sabe que jamás se rindió cuando las cosas no iban y el tiempo pasaba.
El fútbol le debía a Guayre otra oportunidad, y ojalá que al fin sea esta la vencida, y solo se hable de el por su fútbol, y que las lesiones y recaidas queden atrás como un triste recuerdo en la trayectoria de un excelente jugador y profesional.