No quiero extenderme hoy sobre el asunto Reverte como escritor y académico de la R.A.E., sino sobre el asunto que recientemente ha cuajado en los medios de comunicación: los pretendidos insultos de este señor a otro señor (Moratinos).
¿Por qué tanta cobertura informativa? ¿Por qué algo que no debiera superar el esquema de la anécdota pasa a convertirse en tema de discusión en los principales medios nacionales? Está claro, desde luego, que la figura de Pérez Reverte es una de las más representativas de nuestras letras, si no la que más, ya que aúna el espíritu de Galdós con los nuevos tiempos (incluso usa twitter) y segunda, Pérez Reverte parece haber dado en el clavo informativo –una vez más- y, finalmente, ha parecido saber lidiar con el toro más bravo (la prensa).
Ya hace no demasiado tiempo la prensa atacó dura y veladamente (así son) contra el salvador de las mujeres maltratadas Jesús Neira y, por dar positivo en un control de alcoholemia (no por matar a nadie) fue tildado poco menos que de criminal.
Ahora parece suceder (o eso han pretendido) con el señor Reverte. Sin menospreciar al universitario profesor, las maneras del señor Reverte y su posición son claramente superiores y por ello su voz se deja oír más alto y claro que la del segundo. Ha contestado Reverte, sí, y no lo ha hecho escondiéndose de los que le han criticado y, seguro, le van a criticar, sino que lo ha hecho con la ironía propia del escritor y la contundencia propia del periodista, aceptando que sus palabras fueron pronunciadas en pleno uso de sus facultades y, además, ratificándose en su posición y en el eco social que han generado (bien apoyadas por los medios, todo sea dicho): 2.000 nuevos seguidores en twitter.
Por cierto, yo soy uno de ellos.
Y es que la actitud de Reverte no sólo desata la polvareda propia del escritor más leído en lengua castellana de la actualidad, sino que aviva un poco más el fuego entre los que defienden lo políticamente correcto (porque los beneficia, claro está) y aquéllos que ya estamos hartos de tantas medias verdades y, precisamente, tanta política correcta que no hace sino velar la incorrección política y la inoperancia de algunos.
“Perfecto mierda” es una expresión totalmente correcta, mal que les pese a algunos.
Vamos, como siempre, a la R.A.E. (con eso del copiar-pegar lo cierto es que se rellenan artículos más fácilmente que antes):
mierda.(Del lat. merda).
1. f. Excremento humano.
2. f. Excremento de algunos animales.
3. f. coloq. Grasa, suciedad o porquería que se pega a la ropa o a otra cosa.
4. f. coloq. Cosa sin valor o mal hecha.
5. com. coloq. Persona sin cualidades ni méritos.
Si el señor Reverte hubiese dicho: el señor Moratinos me parece una persona sin cualidades ni méritos… ¿Hubiese generado tal reacción? Desde luego que no (y me temo que su twitter seguiría más o menos igual). Y es que parece que, más allá de la preocupante incomprensión del castellano por parte de algunos, lo que de verdad molesta es la salida de tono, es decir: la no aquiescencia con el modelo del hablar sin hablar, del que nada dice y todo critica. Pérez Reverte ofrece una frase contundente pero no incorrecta (sintiéndolo mucho para los que no estén de acuerdo con la quinta acepción de la palabra), y es precisamente esa contundencia la que molesta.
Por mi parte, mi enhorabuena al twitter del señor Reverte y, sobre todo, espero que le haya sentado bien el venado. Esta última sí es una de las cuestiones por las que merece la pena preocuparse.
El resto: sólo humo.