Las aguas bajan revueltas por la rambla de Benipila desde que el Presidente blanquinegro decidiera culpar, en Murcia, para más inri, a la prensa cartagenera de los males del equipo
La prensa cartagenera está enfadada, y con razón. A las declaraciones del presidente Paco Gómez en una emisora de Murcia (¡intolerable!) culpando a los medios de que la campaña de abonos no haya alcanzado los 10,000 abonados hay que sumar ahora la decisión de prohibir las entrevistas de "larga duración" con los jugadores del Cartagena.
Esta última medida parece tener por objeto "castigar" a los escribas cartageneros por no aplaudir los precios de la campaña de abonos y no decir amén a todo lo que viene desde el club. No se da cuenta el que la promulga que, en realidad, a quien castiga es al aficionado, que anhela la efímera, pero gratificante cercanía que le procuran las palabras de sus ídolos en su periódico o programa de radio habitual.
Convengamos, no obstante, que lo tenemos bien merecido. Los medios en Cartagena hemos pecado de lisonjeros con el dueño del Efesé, al punto que éste nos ha acabado tomando por el pito del sereno. Los ademanes autoritarios, que, por otro lado, no son privativos de este presidente han sido una constante durante los siete años que lleva en nuestra ciudad; sin embargo, por aquello de llevarse bien y nadar a favor de corriente nadie quiso pararle los pies en su momento. ¿De qué nos extrañamos ahora?
Ahora todo el mundo quiere jugar a ser más de lo que en realidad es. Parte de la prensa inicia campañas para desprestigiar al Presidente (como si fueran el As o el Marca) y el club responde limitando las entrevistas de los jugadores a las ruedas de prensa (como si fuera el Madrid). No nos damos cuenta de que somos el Cartagena y de que como sigamos con estas tonterías, al final, los perjudicados vamos a ser nosotros mismos toda vez que un ambiente tan enrarecido, en nada puede beneficiar al equipo y a la llegada de buenos resultados.
Se hace necesaria, pues, una reflexión parte de todos; una "gran sentada" (que diría Aragonés) para reconducir la situación. Si lo pensamos en bien, en realidad, no ha sucedido nada grave más allá de cuatro tonterías que, sospecho, al aficionado le interesan bien poquito. Así que a ver si empezamos a hablar del Villarreal B y de que, aún jugando rematadamente mal, estamos a 3 puntos de la promoción. Eso sí que es noticia.
Lo demás ya lo arreglaremos entre nosotros.