Ni los cálculos más optimistas hacían pensar que, a la conclusión de esta accidentadísima carrera, Alonso seria líder con 11 puntos de ventaja sobre Webber y 25 sobre Vettel. Ha sido la misma fortuna, esa que le dio la espalda a mitad de campeonato y que provoco desastres como los de Spa o Gran Bretaña, la que, aliada con el caos reinante, ha puesto a tiro de piedra la tercera corona del asturiano. Y como el caos es justo, el resultado de este GP también lo ha sido, premiando al mejor piloto de la parrilla y castigando el exceso de insultante superioridad de los monoplazas azules.
Ferrari ya está soñando con un nuevo título (© Ferrari) |
El sábado, Alonso volvía a ser el más rápido del resto del mundo, consiguiendo una tercera plaza en parrilla y la deseada zona limpia. Esto, unido a la hemorragia de velocidad de los RBR, conformaba un panorama esperanzador para el domingo, con Webber como primer objetivo en la recta y la esperanza de presionar a Vettel. Sin embargo, la caprichosa lluvia y el pésimo drenaje del trazado dictaminaron que, después de veinte tediosas vueltas tras el SLS de Maylander, se hiciera una salida lanzada. El asturiano presionó a Webber y este cometió un terrible error al pisar el astroturf, trompeando y llevándose a Rosberg puesto, que pasaba por allí.
Con el australiano fuera de combate, la segunda posición era óptima. Sin embargo, ésta peligró cuando un error en la parada relego al Ferrari a la tercera posición, por detrás de Hamilton. El asturiano templó sus nervios y esperó el error del británico, que lidiaba con un coche subvirador, para recuperar la posición.
A partir de aquí el objetivo era Vettel y Alonso empezó a subir el ritmo conforme la pista se secaba. Esto, unido a un bajón de Vettel debido a un problema de frenos, hizo que el asturiano se pusiera pronto a su rebufo y lo sobrepasara sin mayor esfuerzo. Una curva después se supo la causa de la lentitud. El germano rompía motor y se marcaba un cero en el casillero que ponía a Alonso en una situación casi privilegiada para conseguir su tercer título.
Sin recompensa al trabajo bien hecho
Alguersuari sigue su progresión a bordo del STR y este fin de semana ha vuelto a demostrarlo, superando a Buemi en calificación, por siete décimas nada menos, clasificando en la decimoquinta posición.
El domingo Jaime esperaba que lloviese y sus ruegos se vieron cumplidos con creces. Así, cuando empezó la carrera, el piloto de Toro Rosso exhibió un pilotaje fino y contundente, sin errores, que lo llevó a la zona de puntos. Sin embargo, una pistola atascada dio al traste con la virtual octava posición que mantenía y cuando salió del box era décimo. Las últimas vueltas tuvo que lidiar con Hülkenberg, que tenía mucha más velocidad punta que el catalán, que rodaba con neumáticos gastados. Así las cosas, Jaime no pudo contener más al piloto de Williams y quedó en una meritoria decimoprimera posición que no reflejaba el esfuerzo y el pilotaje real del que hizo gala.