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Ricardo Martínez

Platini, ¿y ahora qué?

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Los graves incidentes de Génova, que llevaron a la suspensión del partido de clasificación para la Eurocopa 2012 entre Italia y Serbia, han puesto a la UEFA en un brete. En otras ocasiones, el máximo organismo del fútbol europeo mostró una firmeza sin igual. Impuso castigos ejemplares a los equipos y países de las aficiones que ocasionaron los disturbios. Así fue hasta hace dos años. El 1 de Octubre de 2008, el Atlético de Madrid se enfrentó al Olympique de Marsella, en partido correspondiente a la fase de grupos de la Champions League. Los ultras galos, capitaneados por Santos Mirasierra, provocaron altercados en la grada del Vicente Calderón y obligaron a la policía española a cargar para atajar el problema.

Michel Platini, presidente de la UEFA, se convirtió entonces en el abanderado de no se sabe muy bien qué. Por un lado, pregonó a los cuatro vientos que no estaba dispuesto a tolerar la violencia en los estadios de fútbol y por otro, decidió sancionar al club madrileño por la excesiva dureza con la que se empleó la policía española. De nada sirvieron los vídeos que utilizó la entidad colchonera como defensa, que demostraron como la policía actuó tras las agresiones de los aficionados franceses y no quisieron entender que el Atlético de Madrid no tenía potestad alguna sobre el comportamiento policial. El TAS confirmó la sanción y el conjunto rojiblanco tuvo que disputar el partido frente al PSV a puerta cerrada.
Fue un hecho sin precedentes. La culpa no la tenía el niño maleducado y consentido por sus padres que había roto la vajilla, sino el vecino que con buena intención ponía la casa para la fiesta. Es decir, la UEFA de Platini no castigó al equipo cuyos hinchas habían lanzado toda clase de objetos (quizás porque eran compatriotas), sino que lo hizo al club que ponía la cancha y que no pudo hacer más que aceptar las decisiones que tomó la policía dependiente del Ministerio del Interior de su país. Incomprensiblemente, el sancionado fue el Atlético y no el Marsella, que dejó que un elemento con un dudoso historial liderara a un grupo de radicales violentos. Entonces fue Santos Mirasierra el que se convirtió en hombre-imagen de la revuelta, esta vez le ha tocado el turno a otro colérico al que llaman Iván "El Terrible". Dos angelitos. Aunque Platini hizo del primero un nuevo héroe francés.

Los hechos de Génova no pueden quedar impunes. Tiene que haber sanción y de paso apurar responsabilidades, ya que en más de un foro se sabía lo que se gestaba y que el choque no se llegaría a disputar, como sucedió. La organización miró para otro lado. No escuchó o no quiso escuchar.

En esta ocasión, si impera la lógica y la cordura, no sucederá lo mismo. Pero, ¿por qué entonces la UEFA actuó así con los rojiblancos?, ¿por qué todos acataron una decisión injusta como si de una dictadura se tratara?, ¿por qué no se solidarizaron, al menos, los clubes españoles más importantes con el Atlético?
Es tan justo que castiguen a Serbia, como injusta fue la sanción al Atlético de Madrid. Han transcurrido dos años en los que el Calderón fue cerrado, Santos Mirasierra salió de la cárcel para después reincidir e hizo otra vez de las suyas. ¿Y Platini? Sí, sigue siendo presidente de la UEFA.

Platini, ¿y ahora qué?

Ricardo Martínez
Ricardo Martínez
jueves, 21 de octubre de 2010, 07:10 h (CET)
Los graves incidentes de Génova, que llevaron a la suspensión del partido de clasificación para la Eurocopa 2012 entre Italia y Serbia, han puesto a la UEFA en un brete. En otras ocasiones, el máximo organismo del fútbol europeo mostró una firmeza sin igual. Impuso castigos ejemplares a los equipos y países de las aficiones que ocasionaron los disturbios. Así fue hasta hace dos años. El 1 de Octubre de 2008, el Atlético de Madrid se enfrentó al Olympique de Marsella, en partido correspondiente a la fase de grupos de la Champions League. Los ultras galos, capitaneados por Santos Mirasierra, provocaron altercados en la grada del Vicente Calderón y obligaron a la policía española a cargar para atajar el problema.

Michel Platini, presidente de la UEFA, se convirtió entonces en el abanderado de no se sabe muy bien qué. Por un lado, pregonó a los cuatro vientos que no estaba dispuesto a tolerar la violencia en los estadios de fútbol y por otro, decidió sancionar al club madrileño por la excesiva dureza con la que se empleó la policía española. De nada sirvieron los vídeos que utilizó la entidad colchonera como defensa, que demostraron como la policía actuó tras las agresiones de los aficionados franceses y no quisieron entender que el Atlético de Madrid no tenía potestad alguna sobre el comportamiento policial. El TAS confirmó la sanción y el conjunto rojiblanco tuvo que disputar el partido frente al PSV a puerta cerrada.
Fue un hecho sin precedentes. La culpa no la tenía el niño maleducado y consentido por sus padres que había roto la vajilla, sino el vecino que con buena intención ponía la casa para la fiesta. Es decir, la UEFA de Platini no castigó al equipo cuyos hinchas habían lanzado toda clase de objetos (quizás porque eran compatriotas), sino que lo hizo al club que ponía la cancha y que no pudo hacer más que aceptar las decisiones que tomó la policía dependiente del Ministerio del Interior de su país. Incomprensiblemente, el sancionado fue el Atlético y no el Marsella, que dejó que un elemento con un dudoso historial liderara a un grupo de radicales violentos. Entonces fue Santos Mirasierra el que se convirtió en hombre-imagen de la revuelta, esta vez le ha tocado el turno a otro colérico al que llaman Iván "El Terrible". Dos angelitos. Aunque Platini hizo del primero un nuevo héroe francés.

Los hechos de Génova no pueden quedar impunes. Tiene que haber sanción y de paso apurar responsabilidades, ya que en más de un foro se sabía lo que se gestaba y que el choque no se llegaría a disputar, como sucedió. La organización miró para otro lado. No escuchó o no quiso escuchar.

En esta ocasión, si impera la lógica y la cordura, no sucederá lo mismo. Pero, ¿por qué entonces la UEFA actuó así con los rojiblancos?, ¿por qué todos acataron una decisión injusta como si de una dictadura se tratara?, ¿por qué no se solidarizaron, al menos, los clubes españoles más importantes con el Atlético?
Es tan justo que castiguen a Serbia, como injusta fue la sanción al Atlético de Madrid. Han transcurrido dos años en los que el Calderón fue cerrado, Santos Mirasierra salió de la cárcel para después reincidir e hizo otra vez de las suyas. ¿Y Platini? Sí, sigue siendo presidente de la UEFA.

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