NUEVA YORK -- Brujas contra marxistas con barba. Actores contra provincianos. Toon Town contra Villaparodia.

La realidad ya no está con nosotros. Hemos abandonado el mundo.

A medida que nos acercamos a las legislativas, nuestro diálogo político ha evolucionado más allá de lo estúpido hasta lo absurdo -- y los giros absurdos del argumento. ¿Ya ni siquiera es posible tener una conversación seria?

Durante un debate la noche del miércoles, la Republicana Christine O'Donnell miró fijamente a su rival al Senado, Chris Coons -- licenciado en Yale Divinity, fiscal y académico con plaza Rhodes de aspecto radiante y afeitado apurado -- y dijo que su columna de 1985 titulada "Chris Coons: la forja de un marxista de barba" debería dar escalofríos a todos los votantes.

Se refería a la propia admisión de Coons hace tiempo de que se hizo Demócrata tras descubrir las desigualdades económicas durante una visita universitaria a Kenia. ¿Qué tiene Kenia que todos pasan por allí? La insistencia de Coons en que escribió la columna de coña simplemente no es creíble, si usted la lee. La redacción es sincera y meditada. Claramente fue transformado por su experiencia, que incluyó vivir con una familia pobre de Kenia y estudiar con un profesor marxista, pero esto no guarda ningún parecido con quién es hoy.

No puedo hablar por una generación entera, pero yo tuve profesores marxistas a patadas y quedé profundamente conmovida por las desigualdades económicas del mundo, lo que me motivó para ser Demócrata allá por entonces. Pero maduré hasta ser una capitalista feliz. Y no importa que en tanto se supone que tenemos que tener la misma paciencia con la afirmación juvenil por parte de O'Donnell de que se había interesado en la brujería.

Me parece que el joven marxista y la joven bruja se cancelan mutuamente. ¿Pero qué pasa con el hoy? ¿Podemos pedir cuentas de quiénes son y lo que son ahora a cada uno?

Si es así, entonces tenemos motivos sobrados para estremecernos. O'Donnell, al ser preguntada repetidas veces si creía en la evolución, evitaba la pregunta y decía que la decisión de impartir evolución o creacionismo debe quedar en manos de los distritos escolares locales y que lo que ella crea no es relevante. Pero por supuesto que lo es.

La palpable inquietud de Coons se debía claramente por igual a su desprecio al escaso conocimiento de ella y a su incapacidad para plantarle cara sin quedar como un matón. En lugar de eso, dio imagen de ser simplemente condescendiente y sarcástico. Si la bruja y el marxista se enfrentaran, el estadounidense medio triunfó sobre la élite.

Ídem la noche del jueves en la escena de Las Vegas, donde la candidata del movimiento de protesta fiscal Sharron Angle lograba salir relativamente airosa de su enfrentamiento con Harry Reid. Por supuesto, siendo justos, todo lo que Angle y O'Donnell tenían que hacer era no decir nada raro -- lo que no es en absoluto un listón alto para un cargo público.

Las formaciones políticas, mientras tanto, han destilado tan completamente su esencia que se han transformado en caricaturas de sí mismas. Vea la reciente asamblea en la que la audiencia del Presidente Obama fue seleccionada a través de un casting y la campaña publicitaria Republicana de Virginia Occidental buscaba gente "de aspecto provinciano". Oy, como decimos en el Sur.

Republicanos y Demócratas están tan ocupados intercambiando acusaciones que evidentemente no ven lo sencillamente evidente. Son imágenes especulares y cada una es igualmente cínica y corrupta.

"Un intercambio con el Presidente Obama", el encuentro patrocinado por MTV/ BET TV/ CMT, incluía un diálogo de una hora de duración con jóvenes, léase el electorado de último recurso del presidente. Antes del acto, la página de selección de participantes Backstage.com difundía una demanda de candidatos "masculinos y femeninos de más de 18 años" para rellenar un cuestionario incluyendo "su nombre, número de teléfono, ciudad natal, centro al que asistió, empleo y las cuestiones, de haber alguna, que le interesan o le apasionan".

Bien, es mejor que arriesgarse a otro encuentro con alguna Velma Hart, la mujer afroamericana de mediana edad que, durante otra asamblea reciente y menos guionizada, decía a Obama que estaba "agotada" de defenderle.

Para que el Partido Republicano no se duerma en los laureles, pasemos a la demanda Republicana de candidatos de aspecto "provinciano", presumiblemente un adjetivo encantador para referirse a los atributos de comportamiento de los "paletos" -- léase blancos pobres ignorantes.

Tras días de negaciones, el Comité Nacional Republicano del Senado tenía que reconocer que un consultor de medios al que contrató, Jamestown Associates, había difundido la solicitud de provincianos para dar sustancia a los anuncios de campaña al Senado.

La brecha política entre la élite y el estadounidense de a pie nunca ha sido más acusada ni más ridícula, ni ha estado más repleta de autodenigración. Cuando hasta los Republicanos consideran a su electorado paletos ignorantes -- y los Demócratas dejan de tratar de ocultar su dependencia del artificio y la propaganda -- la farsa se convierte en la nueva realidad.