Ayer comenzó “Gran Hermano 12”, y yo no lo vi. Pero parece ser que no fui el único. A pesar de ser el programa más visto a esa hora tuvo el peor arranque de su historia con 3.353.000 de espectadores, un 22.8% de audiencia. Y es que son once años los que lleva este programa en la televisión y ya no saben que hacer para llamar la atención. Para esta nueva edición se ha dicho que iban a meter un hombre con sida o una embarazada, ¿realmente es necesario? Incluso Mercedes Milá, la presentadora, ha dicho en numerosas entrevistas que a ella le haría ilusión que el programa durase un año. ¡NOOO!
Este es un espacio televisivo que no hace falta ser seguidor para enterarse, porque te vas a enterar te guste o no. Si no es por la gente de tu entorno será por los zappings de la tele, es decir, no hay forma de librarse de este programa. Por ejemplo, yo, no soy seguidor y nunca lo he sido. Sinceramente, tan sólo he visto la final del primero y es algo que jamás he dicho “voy a ver que pasa en la casa”. Es algo que no me llama.
España es el único país en el que se ha llegado a emitir la 12ª edición de Gran Hermano, me da a mi que eso es un dato bastante perjudicial para nuestra sociedad porque dice mucho en nuestra contra. Sin embargo, lo que a mi me parece más vergonzoso es que la gente se apunte para ser concursantes, ¿no tienen nada mejor que hacer? ¿No tienen familia? ¿Qué sueños tienen en la vida? ¿Qué esperan de su futuro? ¿Quieren acabar como tertulianos de programas sin prejuicios y sin ética? En fin…