Una de las grandes aportaciones de Emilio Butragueño –amén de los cuatro de Querétaro que le valieron aquello de ¡Presidente, Presidente!- ha sido sin duda la pleitesía que le rinde a Florentino Pérez (Tito Floren en este rincón ciberespacial) y, sobre todo aquella frase majestuosa del “ser superior”.

Pues nada, que entre el “ser superior” y un “técnico superior” tenemos al cierre de estas líneas al Real Madrid líder en todas las estadísticas, cuando hace nada la falta de gol llegó a poner en duda al mismísimo CR7.

Mourinho está cambiando –en mi modesta opinión para muy bien- al Real Madrid mucho antes de lo esperado. Y lo está cambiando no sólo en el terreno de juego, sino también fuera del mismo. Tanto, tanto que ha estado a punto de dar calabazas a todo un Príncipe y a todo un pueblo, Asturias.

Pero, claro, para eso existe el ser superior que le dice a su empleado: “Pepinho, una cosa es que pongas a Pedro León donde quieras y cuando te dé la gana, y otra muy distinta es que me eches encima a media España, que Íker, la Prensa y la Corona son sagrados, y más después del Mundial”.

Pues eso, que Mou ha plegado, como en algún fichaje frustrado de verano. Pero excepto cuatro detalles, aquí el que manda es él, y bien que hace, porque sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Cuando ves al Madrid jugar te das cuenta que en ese vestuario nadie tose más que Mourinho, que además tiene comiendo de la mano a su guardia pretoriana (Pepe, Carvalho, Cristiano) para evitar motines indeseados.

Además, está organizando tácticamente a este equipo y empiezan a surgir interesantes automatismos, con un Özil que empieza a crecer a ritmo de crack, acompañado por Khedira, Xabi y, sobre todo, Cristiano e Higuaín, que comienzan a enchufar todas, sin olvidar a una defensa sobria, y a un portero que es eso, santo y seña del madridismo y capitán de La Roja.

Mou le está echando un pulso a Pep y encima se ha reforzado con Zidane, que no es poca cosa. Guardiola, que en los dos últimos años no tenía rival en el banquillo, se ha encontrado con un tipo que manda en lo suyo casi más que él, que está en un club de la grandeza del suyo, y con un equipo que empieza a hacerle sombra al suyo. A mí me da que el próximo duelo del siglo no va a ser Messi-CR7, va a ser sin duda Guardiola-Mourinho. Pan y circo. El entrenador portugués quiere incendiar Can Barça, que ve que ni con los aspersores va a poder parar a este íbero bravucón con ganas de marcha.