Agenda Setting (según la Wikipedia): El punto central de esta teoría es la capacidad de los mass media para graduar la importancia de la información que se va a difundir, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia sobre la noticia. Del mismo modo, deciden qué temas excluir de la agenda.
Mi más grave confesión: estudié periodismo (la carrera, sí). La teoría de la Agenda Setting (al menos cuando yo estudiaba) era considerada como el método de influencia más moderno de los mass media (la “aguja hipodérmica” y la “espiral del silencio” estaban ya un tanto demodé). Dicha teoría sigue en plena vigencia y me gustaría dedicar este espacio a reflexionar sobre el asunto.
Noticia: el rescate de los mineros atrapados en Chile.
Influencia informativa: máxima. Todos los medios dan la noticia en portada.
Interés de la noticia: evidentemente humano. Los mineros van a ser rescatados después de haber llenado las páginas de los diarios durante un mes entero. Ni se trata de políticos ni de estrellas de fútbol.
Que la noticia en cuestión haya tenido interés es indudable por el último hecho, pero nos plantea una pregunta: ¿era realmente tan importante a nivel informativo este rescate? No pretendo negar que se trate de una buena noticia. Parece un asunto feliz pero totalmente normal, siempre dentro del infortunio. El asunto, en otro tiempo, sería prácticamente trivial: unos tipos se quedan atrapados y tras perforar y demás se les rescata. ¿Por qué tanto interés informativo? Quiero dejar la intriga para otra ocasión y dar una respuesta clara: las personas necesitan esperanza.
En los medios modernos (sobre todo gracias a internet) es mucho más fácil medir el interés informativo generado por una noticia y precisamente ésta ha motivado un interés desmedido porque contiene esa ilusión en un final feliz que la mayoría del contenido informativo actual adolece.
¿Recuerdan el famoso submarino ruso (el Kursk) que se quedó atrapado y que no fue rescatado? Sí, hubo interés informativo y las autoridades rusas no salieron muy bien paradas (a nivel mediático) del asunto. La esperanza brillaba por su ausencia y así el asunto se tradujo en declaraciones más políticas que humanas. No había imágenes e incluso Noruega planteó al gobierno ruso costear la operación. Silencio, silencio. La máquina periodística vuelve a funcionar: una tragedia (con interés) es silenciada porque no conviene… Porque les fue negada la esperanza desde el principio, dicen, por una cuestión de Estado.
Por si buscan en los archivos alguna buena noticia (esto sí va con ironía): los reactores nucleares fueron recuperados.
Pero seamos un poco más alegres en estos tiempos tristes que corren: es la primera vez que veo semejante cobertura informativa en un asunto meramente humano y por ello me gusta el asunto. Desconozco los pormenores del rescate pero, por una vez, nuestros diarios estarán llenos de caras sonrientes de personas que se alegran de ver la luz del sol, de estar otra vez vivas. Personas que volverán a estar con sus familias y personas que, por una vez y sin que sirva de precedente, agradecerán a los medios las atenciones prestadas porque gracias a ellos han tenido, sino un tiempo digno, sí un tiempo mejor.
Pero siempre hay malas noticias. Mañana será otro día, para la crisis mundial y para declaraciones enfrentadas que poco nos aportarán más allá de la sensación de vivir también nosotros atrapados en el derrumbe de un delirio ajeno, en una mentira de la que no podemos salir, en un sueño callado que parece decirnos: no despiertes.
Como dijo alguien: y los sueños, sueños son.
Y, al menos por una vez, la pesadilla tuvo un final feliz.