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Herme Cerezo

‘Calle del Norte’ de Berges y Cazares: Encuentro y contraste de civilizaciones

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Ludovico es un eterno aspirante a escritor, perdido en sus ensoñaciones de glorias literarias. Nawal es una joven marroquí que ha emigrado a España para buscar trabajo y organizarse una nueva vida. Ambos, Ludovico y Nawal, van a coincidir en un mismo punto: la calle del Norte, destino irónico de unos seres humanos que salen del sur africano en busca del norte europeo y de otros que, sin moverse de su residencia habitual, el lugar donde nacieron, se ven ahora inmersos en el recién llegado sur africano.




Portada del cómic.


‘Calle del Norte’ no es un cómic coral, pero le falta poco para serlo. El argumento se desarrolla en diferentes planos temporales: en el actual; en el de finales de los años cincuenta del siglo pasado, durante la Guerra de Sidi-Ifni, la llamada "Guerra olvidada"; y en el siglo XVI, cuando la Europa Imperial se debate entre un peligro exterior común, los turcos, y sus disensiones religiosas internas. Como resulta fácil deducir, todos estos planos, las historias que contienen, poseen un denominador común: las relaciones entre mahometanos y cristianos o, lo que es casi lo mismo, el cruce de dos civilizaciones como son Oriente y Occidente.

En la Europa del siglo XVI, el temor al peligro otomano exterior se mezcla con el miedo a la presencia de musulmanes en el interior de España, y con las disensiones dogmáticas y doctrinales entre católicos y protestantes, discusiones eternas que muchas veces, por el más mínimo detalle, pueden acabar en las piras purificadoras de la Inquisición. Algo parecido ocurre en el mundo actual, simbolizado aquí por la Calle del Norte, donde conviven occidentales de toda la vida, cuya existencia se mezcla ahora con el día a día de los musulmanes llegados del norte de África, vía avión, barco o patera clandestina. En ambos casos, son situaciones de mutua desconfianza, que generan un innegable temor, un recelo hacia el recién llegado, a quien muchas veces no resulta fácil entender, ente otras causas por sus propias disensiones internas, ya que las corrientes filosófico-religiosas que alimentan a la sociedad islámica no resultan menos complicadas que las que rigen la vida occidental. Probablemente, al contrario, lo sean más y, sobre todo, difícilmente comprensibles para los europeos del siglo XXI. La frontera entre un buen musulmán, el que cumple la ley de Alá, y el que no lo es, es una línea muy fina, llena de delicados matices que demuestra una vez más que no todo es blanco o negro. El gris existe, afortunadamente.

En ‘Calle del Norte’ se dan cita todos estos elementos; musulmanes e infieles o cristianos e infieles, que tanto da. Lo que resulta interesante es que esta pequeña o no tan pequeña calle ha conseguido reproducir a escala el microcosmos musulmán, hasta convertirse en una pequeña ciudad marroquí dentro de otra ciudad occidental más grande. Y el núcleo que vertebra las relaciones entre todos los recién llegados no podía ser otro que la mezquita, donde se reúnen para orar.

‘Calle del Norte’, obra del dibujante Josep Maria Cazares y del guionista Miquel Àngel Bergés, obtuvo el Premi Lleida de Narrativa en el año 2007. Precisamente es en la ciudad leridana donde los dos autores catalanes ubican su relato, su calle del Norte. El dibujo de Cazares es bastante sencillo, un trazo simple alimentado con sombras grises, que dan relieve a las viñetas. Probablemente, sobre todo si nos fijamos en la portada, un poco de color hubiese enriquecido notablemente las imágenes, ya que el tema se prestaba bastante a ello (los ambientes medievales de interior o de paisajes nevados, los palacios árabes, la propia Calle del Norte con el continuo deambular de musulmanes ataviados con sus burkas, sus pañuelos o sus chilabas), pero el álbum viene así y, seguro, que sus autores han tenido razones de peso suficiente para entintarlo en blanco y negro. Pero donde reside la mayor aportación del álbum es en el guión. Un guión interesante sobre un tema muy actual, trabajado, bien llevado y bien resuelto. Peca un poco de enciclopedismo, es decir, trata de transmitir al lector demasiado contenido histórico-filosófico, demasiado saber, y eso hace que la narración en algunos capítulos se resienta y que el lector pueda llegar a pensar que le están dando una lección de Historia. De hecho, en algún momento se puede tener la sensación de que el dibujo se subordina al guión o, mejor aún, que le deja paso, actuando como mero vehículo transmisor de ideas. Tanto es así que el cómic, cosa poco usual, incluye bibliografía de obras consultadas para su realización. Sin embargo, este detalle no puede empañar el buen argumento y el buen desarrollo que nos ofrecen Bergés y Cazares en su leridana ‘Calle del Norte’.

Termino. El cómic se adentra cada vez más en problemáticas corrientes y molientes, que nos hablan de la gente de la calle, con sus cuitas y sus guerras particulares del día a día, esa misma gente con la que nos tropezamos continuamente y que, en definitiva, conforma la sociedad que vivimos. Creo que, sin descuidar otras temáticas tradicionales en el noveno arte (aventuras, fantasía, policiales, históricos, esotéricos, superhéroes, etcétera) la cosa va por buen camino. Ojalá siga así.

- ‘Calle del Norte’ de M.A. Bergés y J. Mª Cazares.
- Editorial Milenio, 2010.
- Tapa blanda, 178 páginas, blanco, negro y gris, 18 euros.

‘Calle del Norte’ de Berges y Cazares: Encuentro y contraste de civilizaciones

Herme Cerezo
Herme Cerezo
miércoles, 13 de octubre de 2010, 09:55 h (CET)
Ludovico es un eterno aspirante a escritor, perdido en sus ensoñaciones de glorias literarias. Nawal es una joven marroquí que ha emigrado a España para buscar trabajo y organizarse una nueva vida. Ambos, Ludovico y Nawal, van a coincidir en un mismo punto: la calle del Norte, destino irónico de unos seres humanos que salen del sur africano en busca del norte europeo y de otros que, sin moverse de su residencia habitual, el lugar donde nacieron, se ven ahora inmersos en el recién llegado sur africano.




Portada del cómic.


‘Calle del Norte’ no es un cómic coral, pero le falta poco para serlo. El argumento se desarrolla en diferentes planos temporales: en el actual; en el de finales de los años cincuenta del siglo pasado, durante la Guerra de Sidi-Ifni, la llamada "Guerra olvidada"; y en el siglo XVI, cuando la Europa Imperial se debate entre un peligro exterior común, los turcos, y sus disensiones religiosas internas. Como resulta fácil deducir, todos estos planos, las historias que contienen, poseen un denominador común: las relaciones entre mahometanos y cristianos o, lo que es casi lo mismo, el cruce de dos civilizaciones como son Oriente y Occidente.

En la Europa del siglo XVI, el temor al peligro otomano exterior se mezcla con el miedo a la presencia de musulmanes en el interior de España, y con las disensiones dogmáticas y doctrinales entre católicos y protestantes, discusiones eternas que muchas veces, por el más mínimo detalle, pueden acabar en las piras purificadoras de la Inquisición. Algo parecido ocurre en el mundo actual, simbolizado aquí por la Calle del Norte, donde conviven occidentales de toda la vida, cuya existencia se mezcla ahora con el día a día de los musulmanes llegados del norte de África, vía avión, barco o patera clandestina. En ambos casos, son situaciones de mutua desconfianza, que generan un innegable temor, un recelo hacia el recién llegado, a quien muchas veces no resulta fácil entender, ente otras causas por sus propias disensiones internas, ya que las corrientes filosófico-religiosas que alimentan a la sociedad islámica no resultan menos complicadas que las que rigen la vida occidental. Probablemente, al contrario, lo sean más y, sobre todo, difícilmente comprensibles para los europeos del siglo XXI. La frontera entre un buen musulmán, el que cumple la ley de Alá, y el que no lo es, es una línea muy fina, llena de delicados matices que demuestra una vez más que no todo es blanco o negro. El gris existe, afortunadamente.

En ‘Calle del Norte’ se dan cita todos estos elementos; musulmanes e infieles o cristianos e infieles, que tanto da. Lo que resulta interesante es que esta pequeña o no tan pequeña calle ha conseguido reproducir a escala el microcosmos musulmán, hasta convertirse en una pequeña ciudad marroquí dentro de otra ciudad occidental más grande. Y el núcleo que vertebra las relaciones entre todos los recién llegados no podía ser otro que la mezquita, donde se reúnen para orar.

‘Calle del Norte’, obra del dibujante Josep Maria Cazares y del guionista Miquel Àngel Bergés, obtuvo el Premi Lleida de Narrativa en el año 2007. Precisamente es en la ciudad leridana donde los dos autores catalanes ubican su relato, su calle del Norte. El dibujo de Cazares es bastante sencillo, un trazo simple alimentado con sombras grises, que dan relieve a las viñetas. Probablemente, sobre todo si nos fijamos en la portada, un poco de color hubiese enriquecido notablemente las imágenes, ya que el tema se prestaba bastante a ello (los ambientes medievales de interior o de paisajes nevados, los palacios árabes, la propia Calle del Norte con el continuo deambular de musulmanes ataviados con sus burkas, sus pañuelos o sus chilabas), pero el álbum viene así y, seguro, que sus autores han tenido razones de peso suficiente para entintarlo en blanco y negro. Pero donde reside la mayor aportación del álbum es en el guión. Un guión interesante sobre un tema muy actual, trabajado, bien llevado y bien resuelto. Peca un poco de enciclopedismo, es decir, trata de transmitir al lector demasiado contenido histórico-filosófico, demasiado saber, y eso hace que la narración en algunos capítulos se resienta y que el lector pueda llegar a pensar que le están dando una lección de Historia. De hecho, en algún momento se puede tener la sensación de que el dibujo se subordina al guión o, mejor aún, que le deja paso, actuando como mero vehículo transmisor de ideas. Tanto es así que el cómic, cosa poco usual, incluye bibliografía de obras consultadas para su realización. Sin embargo, este detalle no puede empañar el buen argumento y el buen desarrollo que nos ofrecen Bergés y Cazares en su leridana ‘Calle del Norte’.

Termino. El cómic se adentra cada vez más en problemáticas corrientes y molientes, que nos hablan de la gente de la calle, con sus cuitas y sus guerras particulares del día a día, esa misma gente con la que nos tropezamos continuamente y que, en definitiva, conforma la sociedad que vivimos. Creo que, sin descuidar otras temáticas tradicionales en el noveno arte (aventuras, fantasía, policiales, históricos, esotéricos, superhéroes, etcétera) la cosa va por buen camino. Ojalá siga así.

- ‘Calle del Norte’ de M.A. Bergés y J. Mª Cazares.
- Editorial Milenio, 2010.
- Tapa blanda, 178 páginas, blanco, negro y gris, 18 euros.

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