A falta de tres carreras para su conclusión, el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 se presenta, como se preveía a comienzos de año, más emocionante que nunca. Sólo 31 puntos separan al primero del quinto clasificado, diferencia todavía enjugable con el sistema de puntuación estrenado esta misma campaña. Mark Webber, Fernando Alonso, Sebastian Vettel, Lewis Hamilton o Jenson Button se convertirá en el próximo rey del ‘gran circo’ y Corea, Brasil y Abu Dhabi serán los escenarios que dicten sentencia en esta apretada lucha por el título. El Gran Premio de Japón del pasado fin de semana sirvió para reforzar la candidatura de los Red Bull, que hicieron buenos los pronósticos con un indiscutible doblete. Webber solidifica su liderato y Vettel se mete de lleno en la pelea, igualando a Alonso en la segunda plaza, sólo 14 puntos por detrás del australiano. Los de la bebida energética no han traducido del todo en triunfos su claro dominio en calificación, pero llegan a este fin de curso como los grandes favoritos para llevarse el gato al agua.

Su problema, la competencia interna. La baza preferida del equipo no coincide con la realidad clasificatoria y es que el conjunto austriaco ya ha dado repetidas muestras de su predilección por el alemán. Dificultad añadida para un Webber que tendrá que luchar no sólo contra el resto de aspirantes, sino también contra las órdenes internas de un equipo que ve en Vettel a su campeón ideal. En esas aguas revueltas podría pescar Alonso, que ya vivió una situación muy parecida durante su ‘annus horribilis’ en McLaren. Entonces, el capricho de Ron Dennis de ver a Hamilton convertido en campeón del mundo desencadenó en una absurda guerra interna que terminó por servir en bandeja la corona a Kimi Raikkonen.

El español continúa con su particular remontada y en Suzuka cumplió con creces su misión. Al ‘F10’ no le iba el trazado nipón, pero en carrera consiguió minimizar la pérdida con un podio con sabor a victoria que mantiene intactas sus opciones de lograr el que sería su tercer Mundial. El asturiano sabe que las pruebas que restan benefician a su monoplaza e incluso apuesta a que tres cajones más le darían el título. La regularidad será clave en este final, pero quizás una victoria más se antoje necesaria para que pueda recuperar su trono. Lo que parece claro es que en Maranello no pueden estar más satisfechos con el recién formado matrimonio entre Alonso y Ferrari, calificado por muchos como el binomio perfecto. El bicampeón está exprimiendo al máximo un coche que no siempre ha estado a la altura a lo largo de la temporada, haciendo odiosas las comparaciones con su compañero Felipe Massa, muy lejos del ovetense, con la misma máquina en sus manos.

Por detrás, los McLaren fueron los grandes perjudicados de la parada del Mundial en el país del sol naciente. Sin llegar a caerse todavía del ramillete de candidatos, tendrán que recuperar el paso en las próximas citas para llegar con vida a Yas Marina, donde previsiblemente se decidirá la corona el próximo 14 de noviembre. La mala suerte en forma de fallos técnicos, en unos casos, y su excesiva ambición, en otros, han hecho perder enteros a Hamilton en las últimas pruebas. Las ansias de victoria que le sobran al inglés, le faltan en ocasiones a Button. No obstante, su pilotaje sobrio y correcto le sirve para permanecer de forma silenciosa en la pugna, aunque con menos opciones que el resto.

Las cartas están ya sobre la mesa. Tres campeones del mundo --Alonso, Hamilton y Button-- y dos aspirantes --Webber y Vettel-- se la juegan en tres finales. A partir de ahora, las décimas y centésimas de las clasificaciones de los sábados serán cruciales, el triunfo en domingo supondrá un paso de gigante hacia el título y un abandono, un posible adiós. Cualquiera de los cinco puede acabar descorchando el champán más deseado del año, sabedor de que en esta ocasión, por la emoción e igualdad vivida, su título tendrá un valor especial.