Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Fútbol
Etiquetas | Análisis Cartagena
El equipo intenta asentarse en su segunda temporada en la categoría de plata

Profecía de urgencia para el Efesé

|

Juan Antonio Aznar/ Cartagena

El FC Cartagena ha afrontado su segunda temporada en Segunda con la obsesión de evitar el que muchos han denominado como “mal del segundo año”, por el cual todo equipo recién ascendido a la categoría de plata, que completa una gran campaña en su estreno -pero no alcanza la Primera División- está condenado a volver a las catacumbas de la Segunda B al año siguiente.

Sin embargo, aunque ése debiera ser el objetivo racional y políticamente correcto -“tenemos que consolidarnos” “lo importante es no volver a Segunda B y seguir creciendo como entidad” etc.- ha resultado inevitable que, tras estar a punto de ascender el año pasado, y para justificar una innecesaria subida en el precio de los abonos, desde el club se haya proclamado abierta –e inconscientemente- que el objetivo es estar el año venidero en Primera División.

La consecuencia más inmediata de esto es que una parte del entorno a la que, por otro lado, tampoco le hacían falta demasiadas excusas, se ha tornado algo –quizás demasiado- exigente y, al contrario que el año pasado, esta vez, las expectativas están jugando en contra del equipo y de un técnico, Juan Ignacio Martínez, cuyas decisiones, en determinados momentos del final de la temporada pasada, le han valido un considerable –aunque no mayoritario- número de detractores predispuestos a dejarse oír a poco que las cosas vayan medio regular.

Lo cierto y verdad es que, según todo el mundo, la plantilla de este año, por nombres, es más completa que la del año pasado. El problema, por lo visto hasta ahora, viene derivado de que muchos de los futbolistas que el pasado ejercicio rindieron a un excelente nivel –caso de Lafuente, Víctor o Longás- este año parecen estar un peldaño por debajo de su potencial, lo que unido a los continuos cambios en una defensa atacada por el virus de las lesiones y las dudas en una portería en la que ya no está Rubén, explican, en buena medida, la irregular marcha del equipo en este inicio liguero.

No conviene, por tanto, ponerse demasiado nerviosos y la afición del Cartagena, soberana pero aún inexperta –un 60% de los abonados no habían ido al campo en su vida hace tres años- tal vez debiera entender de las dificultades de esta categoría en la que clubes con mucho mayor potencial, recursos y urgencias históricas que el Efesé, no andan, que digamos, mucho mejor.

La temporada es muy larga, esto acaba de empezar y en la plantilla hay el talento suficiente para brindar, si se tiene paciencia, otro gran año a la parroquia blanquinegra. Mientras tanto la consigna debería ser disfrutar de todo lo bueno, que también lo hay. Y si no que levante la mano el que no se haya puesto en pie con las internadas de Keko, los goles de Toché y las carreras de Botelho o, simplemente, no se alegre viendo a tanto niño pequeño ataviado con la blanquinegra por las calles de Cartagena.

Profecía de urgencia para el Efesé

El equipo intenta asentarse en su segunda temporada en la categoría de plata
Juan Aznar
domingo, 10 de octubre de 2010, 22:49 h (CET)
Juan Antonio Aznar/ Cartagena

El FC Cartagena ha afrontado su segunda temporada en Segunda con la obsesión de evitar el que muchos han denominado como “mal del segundo año”, por el cual todo equipo recién ascendido a la categoría de plata, que completa una gran campaña en su estreno -pero no alcanza la Primera División- está condenado a volver a las catacumbas de la Segunda B al año siguiente.

Sin embargo, aunque ése debiera ser el objetivo racional y políticamente correcto -“tenemos que consolidarnos” “lo importante es no volver a Segunda B y seguir creciendo como entidad” etc.- ha resultado inevitable que, tras estar a punto de ascender el año pasado, y para justificar una innecesaria subida en el precio de los abonos, desde el club se haya proclamado abierta –e inconscientemente- que el objetivo es estar el año venidero en Primera División.

La consecuencia más inmediata de esto es que una parte del entorno a la que, por otro lado, tampoco le hacían falta demasiadas excusas, se ha tornado algo –quizás demasiado- exigente y, al contrario que el año pasado, esta vez, las expectativas están jugando en contra del equipo y de un técnico, Juan Ignacio Martínez, cuyas decisiones, en determinados momentos del final de la temporada pasada, le han valido un considerable –aunque no mayoritario- número de detractores predispuestos a dejarse oír a poco que las cosas vayan medio regular.

Lo cierto y verdad es que, según todo el mundo, la plantilla de este año, por nombres, es más completa que la del año pasado. El problema, por lo visto hasta ahora, viene derivado de que muchos de los futbolistas que el pasado ejercicio rindieron a un excelente nivel –caso de Lafuente, Víctor o Longás- este año parecen estar un peldaño por debajo de su potencial, lo que unido a los continuos cambios en una defensa atacada por el virus de las lesiones y las dudas en una portería en la que ya no está Rubén, explican, en buena medida, la irregular marcha del equipo en este inicio liguero.

No conviene, por tanto, ponerse demasiado nerviosos y la afición del Cartagena, soberana pero aún inexperta –un 60% de los abonados no habían ido al campo en su vida hace tres años- tal vez debiera entender de las dificultades de esta categoría en la que clubes con mucho mayor potencial, recursos y urgencias históricas que el Efesé, no andan, que digamos, mucho mejor.

La temporada es muy larga, esto acaba de empezar y en la plantilla hay el talento suficiente para brindar, si se tiene paciencia, otro gran año a la parroquia blanquinegra. Mientras tanto la consigna debería ser disfrutar de todo lo bueno, que también lo hay. Y si no que levante la mano el que no se haya puesto en pie con las internadas de Keko, los goles de Toché y las carreras de Botelho o, simplemente, no se alegre viendo a tanto niño pequeño ataviado con la blanquinegra por las calles de Cartagena.

Noticias relacionadas

La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.

Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.

El Real Betis Balompié es el campeón de la Copa del Rey. El equipo verdiblanco, en su ciudad, delante de su gente que lo sigue sin rechistar, ha salido victorioso por tercera vez después de una nueva final épica, como todas las que disputa, y en la que un rival tan sumamente digno como el Valencia y que ha merecido la Copa tanto como él solo ha claudicado en la cruel tanda de penaltis.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto