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Edward Schumacher-Matos

¿Demasiado republicano para el voto hispano?

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BOSTON -- Muchos votantes hispanos -- la mayoría potencialmente -- desean ardientemente un Partido Republicano que compita por su apoyo basándose en principios Republicanos históricos de libre iniciativa, conservadurismo social y contención económica.

Pero muchos de los Republicanos hispanos que se presentan este año a la gobernación o a escaños del Senado están poniendo difícil que sus colegas latinos muestren gran entusiasmo. Parte de ellos suscriben elementos retrógrados y odiosos hacia inmigrantes y grupos étnicos que caracterizan una oleada nativista cada vez más extendida en el seno del Partido Republicano.

En un reciente debate en televisión entre candidatos al Senado en Florida, fueron el Demócrata Kendrick Meek y el independiente Charlie Crist los que optaron por regularizar a los menores en situación irregular educados aquí como estadounidenses e incorporarlos al ejército o la universidad. Casi el 80% de los hispanos (y la mayoría de los estadounidenses) en los sondeos apoyan la iniciativa DREAM como algo simple que es bueno tanto para el país como para los menores que lo merecen. (No superó el trámite del Senado la pasada semana).

Pero en el debate, fue el Republicano Marco Rubio quien se opuso. Además, suscribió el duro código de inmigración de Arizona y añadió que el inglés debe ser el idioma oficial de la nación, incluso si es un asunto cada vez menos prioritario.

Y mientras que fueron los Republicanos los que impidieron la tramitación de la ley DREAM en el Senado, Rubio, con cara serena, culpaba a los Demócratas -- por alentar las esperanzas de los hispanos. "Es una forma cínica de jugar a la política con las vidas de gente real", decía. "Esto es lo que sucede siempre con los votantes hispanos de este país, los manipulan al llegar las elecciones".

Los cubano-americanos como Rubio tienden a ser más conservadores que el resto de los latinos, pero es improbable hasta que muchos cubano-americanos compartan una postura tan radical. Pero las opiniones de Rubio le han granjeado el apoyo del movimiento de protesta fiscal y el resto de conservadores, elevándole a la cabeza de lista al Senado.

¿Está cortejando ese apoyo? Sólo él lo sabe.

En Nevada, mientras tanto, el candidato Republicano a la gobernación Brian Sandoval también apoya el código de Arizona que obliga a llevar documentación encima. Un juez federal ha bloqueado la implantación de la mayoría del código, pero Sandoval era citado en una columna diciendo que no estaba preocupado por su fichado racial potencial porque sus hijos "no tienen aspecto hispano".

Sandoval decía más tarde que no recordaba el momento, y se disculpaba si lo dijo. "Estoy orgulloso de mi herencia y mi familia", decía. Eso no ha impedido a su rival Demócrata inmediato, Rory Reid, seguir vertiendo la acusación de que Sandoval "ha elegido no defender a su propia comunidad".

En Nuevo México, la candidata Republicana a la gobernación Susana Martínez está a punto de ser la primera gobernadora latina del país a base de oponerse a las políticas matizadas del gobernador saliente Bill Richardson, incluyendo los permisos de conducir a los inmigrantes en situación irregular. En los anuncios en televisión, Martínez aparece en la frontera y habla con dureza de los delincuentes inmigrantes, incluso si la delincuencia inmigrante es inferior a la de la ciudadanía estadounidense.

"Existe el estereotipo de que los hispanos tienen que estar a favor de políticas diferentes a las que expreso, y eso no se parece en nada a lo que me encuentro", decía. Los sondeos, sin embargo, muestran que la mayoría de los hispanos prefiere a su rival Demócrata, Diane Denish, en lo que parecen unas elecciones ajustadas.

Aun así, es cierto que los hispanos dicen a los cuestadores estar a favor de una vigilancia fronteriza más estricta (mientras se regularice la situación de los ilegales que ya están aquí). Y Rubio es honrado cuando dice que quiere que el Partido Republicano sea "el partido pro-inmigración legal, no el partido anti-inmigración ilegal".

Pero el resto discrepa. No hace nada por desactivar la presente demonización de los inmigrantes -- los latinos en particular -- que divide al país, mete a todos los hispanos en el mismo saco y procede principalmente de las filas de su propio partido y sus compañeros de viaje.

Los sondeos recabados por Latino Decisions muestran que a fecha de la semana pasada, sólo el 20% de los votantes hispanos votará a los Republicanos en noviembre, en comparación con el 53% a los Demócratas. Los Republicanos todavía pueden hacerse con el control de una o las dos cámaras del Congreso en noviembre, pero para recuperar la Casa Blanca en 2012, el margen electoral está contra el Partido Republicano si no sabe desenvolverse mucho mejor entre los hispanos. Para hacerlo, los Republicanos necesitan algo más que unos cuantos latinos demasiado arropados por el movimiento fiscal.

¿Demasiado republicano para el voto hispano?

Edward Schumacher-Matos
Edward Schumacher-Matos
viernes, 8 de octubre de 2010, 06:50 h (CET)
BOSTON -- Muchos votantes hispanos -- la mayoría potencialmente -- desean ardientemente un Partido Republicano que compita por su apoyo basándose en principios Republicanos históricos de libre iniciativa, conservadurismo social y contención económica.

Pero muchos de los Republicanos hispanos que se presentan este año a la gobernación o a escaños del Senado están poniendo difícil que sus colegas latinos muestren gran entusiasmo. Parte de ellos suscriben elementos retrógrados y odiosos hacia inmigrantes y grupos étnicos que caracterizan una oleada nativista cada vez más extendida en el seno del Partido Republicano.

En un reciente debate en televisión entre candidatos al Senado en Florida, fueron el Demócrata Kendrick Meek y el independiente Charlie Crist los que optaron por regularizar a los menores en situación irregular educados aquí como estadounidenses e incorporarlos al ejército o la universidad. Casi el 80% de los hispanos (y la mayoría de los estadounidenses) en los sondeos apoyan la iniciativa DREAM como algo simple que es bueno tanto para el país como para los menores que lo merecen. (No superó el trámite del Senado la pasada semana).

Pero en el debate, fue el Republicano Marco Rubio quien se opuso. Además, suscribió el duro código de inmigración de Arizona y añadió que el inglés debe ser el idioma oficial de la nación, incluso si es un asunto cada vez menos prioritario.

Y mientras que fueron los Republicanos los que impidieron la tramitación de la ley DREAM en el Senado, Rubio, con cara serena, culpaba a los Demócratas -- por alentar las esperanzas de los hispanos. "Es una forma cínica de jugar a la política con las vidas de gente real", decía. "Esto es lo que sucede siempre con los votantes hispanos de este país, los manipulan al llegar las elecciones".

Los cubano-americanos como Rubio tienden a ser más conservadores que el resto de los latinos, pero es improbable hasta que muchos cubano-americanos compartan una postura tan radical. Pero las opiniones de Rubio le han granjeado el apoyo del movimiento de protesta fiscal y el resto de conservadores, elevándole a la cabeza de lista al Senado.

¿Está cortejando ese apoyo? Sólo él lo sabe.

En Nevada, mientras tanto, el candidato Republicano a la gobernación Brian Sandoval también apoya el código de Arizona que obliga a llevar documentación encima. Un juez federal ha bloqueado la implantación de la mayoría del código, pero Sandoval era citado en una columna diciendo que no estaba preocupado por su fichado racial potencial porque sus hijos "no tienen aspecto hispano".

Sandoval decía más tarde que no recordaba el momento, y se disculpaba si lo dijo. "Estoy orgulloso de mi herencia y mi familia", decía. Eso no ha impedido a su rival Demócrata inmediato, Rory Reid, seguir vertiendo la acusación de que Sandoval "ha elegido no defender a su propia comunidad".

En Nuevo México, la candidata Republicana a la gobernación Susana Martínez está a punto de ser la primera gobernadora latina del país a base de oponerse a las políticas matizadas del gobernador saliente Bill Richardson, incluyendo los permisos de conducir a los inmigrantes en situación irregular. En los anuncios en televisión, Martínez aparece en la frontera y habla con dureza de los delincuentes inmigrantes, incluso si la delincuencia inmigrante es inferior a la de la ciudadanía estadounidense.

"Existe el estereotipo de que los hispanos tienen que estar a favor de políticas diferentes a las que expreso, y eso no se parece en nada a lo que me encuentro", decía. Los sondeos, sin embargo, muestran que la mayoría de los hispanos prefiere a su rival Demócrata, Diane Denish, en lo que parecen unas elecciones ajustadas.

Aun así, es cierto que los hispanos dicen a los cuestadores estar a favor de una vigilancia fronteriza más estricta (mientras se regularice la situación de los ilegales que ya están aquí). Y Rubio es honrado cuando dice que quiere que el Partido Republicano sea "el partido pro-inmigración legal, no el partido anti-inmigración ilegal".

Pero el resto discrepa. No hace nada por desactivar la presente demonización de los inmigrantes -- los latinos en particular -- que divide al país, mete a todos los hispanos en el mismo saco y procede principalmente de las filas de su propio partido y sus compañeros de viaje.

Los sondeos recabados por Latino Decisions muestran que a fecha de la semana pasada, sólo el 20% de los votantes hispanos votará a los Republicanos en noviembre, en comparación con el 53% a los Demócratas. Los Republicanos todavía pueden hacerse con el control de una o las dos cámaras del Congreso en noviembre, pero para recuperar la Casa Blanca en 2012, el margen electoral está contra el Partido Republicano si no sabe desenvolverse mucho mejor entre los hispanos. Para hacerlo, los Republicanos necesitan algo más que unos cuantos latinos demasiado arropados por el movimiento fiscal.

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