Hace apenas unas horas que nos acabamos de enterar del positivo de Alberto Contador en el pasado Tour de Francia. Lo ha informado así la Unión Ciclista Internacional (UCI), dejando claro que tras el control de sangre que se le realizó al madrileño, se le encontró en la sangre restos de clembuterol.

Si no lo saben, el clembuterol se suele usar en animales de ganado, con el fin de engordarlos en su cría; por ello, si se relaciona con los humanos, este componente se podría usar para ganar más masa muscular, más tejido, y además, mejora la respiración. Y después de esta breve explicación, me adentro en el asunto de Contador.

El deportista ha comentado hasta la saciedad que un día antes del análisis comió carne de vacuno, y de ahí su positivo. Y en este sentido, ¿es Contador una víctima en ese positivo? ¿o todo lo contrario? Sinceramente, creo que es una “víctima”.

De todos modos, casualidad o no, el ciclista ha dado positivo, aunque eso sí, un “débil positivo” diría yo, puesto que el componente que se ha encontrado en sangre es mínimo, algo que no da ni para notar los posibles resultados del dopaje. Por eso, sería una tontería decir que Alberto lo hizo en su sano juicio.

Por eso, desde aquí, y desde esta columna de opinión, quisiera enviar mis ánimos a este excepcional deportista. Sus éxitos así lo avalan y de hecho, le hacen ser uno de los mejores en el ciclismo. Por eso, espero sinceramente, que la sanción cautelar de la UCI sea sólo eso, cautelar, porque no creo que Contador se merezca ese “maltrato”.