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Andrés Ramos

El circo de ‘Mou’

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Apenas unos meses en el cargo y sólo cuatro semanas de competición han servido a José Mourinho para convertirse en el absoluto e indiscutible protagonista del panorama futbolístico. Cinco jornadas de Liga han bastado al técnico luso para enemistarse con entrenadores, jugadores y prensa, convirtiendo cada comparecencia en un espectáculo por sí mismo. Un tiempo en el que, además, el Real Madrid no se ha enfrentado a ninguna prueba de fuego. El terremoto ‘Mou’, con epicentro en la capital y réplicas en toda la geografía española, se lleva todo a su paso y da la sensación de que no ha hecho nada más que empezar.

En realidad, a nadie le ha cogido por sorpresa. De hecho, él mismo proclama que en las ruedas de prensa comienzan a ganarse los partidos. Además, el circo de Mourinho es itinerante y sus particulares actuaciones ya eran conocidas en Portugal, Inglaterra o Italia. Ahora, en la llegada del show a España, ‘The Special One’ repite puesta en escena. Al poco de llegar, su primer dardo fue para Emery, asegurando que en su equipo manda él y que nadie podría decirle si poner “a Pablo o a Joaquín” o si jugar con “un 4-3-3 o un 4-2-3-1” en clara alusión al conjunto valencianista.

También tuvo para los rivales del Barcelona, a los que acusó de dar los encuentros por perdidos de antemano y de no poner toda la carne en el asador; para el jardinero del “campo de patatas” del Bernabéu; para Benzema, al que retó a seguir viendo partidos desde el banquillo, posición privilegiada para entender “mucho mejor” los movimientos que tiene que hacer un delantero; e incluso tuvo tiempo para poner contra la espada y la pared a Florentino con sus coqueteos con la Federación Portuguesa y el insólito ‘alquiler’ que pretendían.
Sin embargo, esta semana, Mourinho se ha pasado de la raya. El circo de ‘Mou’ ha hecho escala en Francia, donde ha tenido lugar la última función. Algo tan sencillo de explicar como que Pedro León no va convocado porque no ha entrenado bien, ha causado un nuevo temblor, éste de mayores dimensiones. El portugués, en lugar de argumentar su ausencia, cansado de tantas preguntas sobre el tema, impartió lecciones de periodismo, ‘motivó’ al jugador con dudosas prácticas, rozando la humillación pública, y, para no desentonar con el escenario en el que se encontraba, acabó por levantarse antes de tiempo y despedirse ‘a la francesa’.

Nadie duda de que Mourinho es un gran entrenador. Sus títulos le avalan y le permiten colgarse esa tan desgastada etiqueta de técnico ganador. ¿Acaso Del Bosque no podría lucir también ese distintivo en su traje?. Su sinceridad es de agradecer y sus comparecencias son una bendición para la profesión periodística. Sin embargo, no creo que ni la afición ni las altas esferas de la ‘casa blanca’ comulguen con esta forma de actuar. Da la sensación de que todo es una gran cortina de humo para desviar la atención de problemas como el de la falta de fútbol, por ejemplo. Cuando el espectáculo está en la sala de prensa y no en el campo es que algo no funciona. Y todo esto en un mes de competición. El circo de ‘Mou’ no ha hecho más que instalar su carpa en Madrid y promete espectáculo por mucho tiempo.

El circo de ‘Mou’

Andrés Ramos
Andrés  Ramos
miércoles, 29 de septiembre de 2010, 08:46 h (CET)
Apenas unos meses en el cargo y sólo cuatro semanas de competición han servido a José Mourinho para convertirse en el absoluto e indiscutible protagonista del panorama futbolístico. Cinco jornadas de Liga han bastado al técnico luso para enemistarse con entrenadores, jugadores y prensa, convirtiendo cada comparecencia en un espectáculo por sí mismo. Un tiempo en el que, además, el Real Madrid no se ha enfrentado a ninguna prueba de fuego. El terremoto ‘Mou’, con epicentro en la capital y réplicas en toda la geografía española, se lleva todo a su paso y da la sensación de que no ha hecho nada más que empezar.

En realidad, a nadie le ha cogido por sorpresa. De hecho, él mismo proclama que en las ruedas de prensa comienzan a ganarse los partidos. Además, el circo de Mourinho es itinerante y sus particulares actuaciones ya eran conocidas en Portugal, Inglaterra o Italia. Ahora, en la llegada del show a España, ‘The Special One’ repite puesta en escena. Al poco de llegar, su primer dardo fue para Emery, asegurando que en su equipo manda él y que nadie podría decirle si poner “a Pablo o a Joaquín” o si jugar con “un 4-3-3 o un 4-2-3-1” en clara alusión al conjunto valencianista.

También tuvo para los rivales del Barcelona, a los que acusó de dar los encuentros por perdidos de antemano y de no poner toda la carne en el asador; para el jardinero del “campo de patatas” del Bernabéu; para Benzema, al que retó a seguir viendo partidos desde el banquillo, posición privilegiada para entender “mucho mejor” los movimientos que tiene que hacer un delantero; e incluso tuvo tiempo para poner contra la espada y la pared a Florentino con sus coqueteos con la Federación Portuguesa y el insólito ‘alquiler’ que pretendían.
Sin embargo, esta semana, Mourinho se ha pasado de la raya. El circo de ‘Mou’ ha hecho escala en Francia, donde ha tenido lugar la última función. Algo tan sencillo de explicar como que Pedro León no va convocado porque no ha entrenado bien, ha causado un nuevo temblor, éste de mayores dimensiones. El portugués, en lugar de argumentar su ausencia, cansado de tantas preguntas sobre el tema, impartió lecciones de periodismo, ‘motivó’ al jugador con dudosas prácticas, rozando la humillación pública, y, para no desentonar con el escenario en el que se encontraba, acabó por levantarse antes de tiempo y despedirse ‘a la francesa’.

Nadie duda de que Mourinho es un gran entrenador. Sus títulos le avalan y le permiten colgarse esa tan desgastada etiqueta de técnico ganador. ¿Acaso Del Bosque no podría lucir también ese distintivo en su traje?. Su sinceridad es de agradecer y sus comparecencias son una bendición para la profesión periodística. Sin embargo, no creo que ni la afición ni las altas esferas de la ‘casa blanca’ comulguen con esta forma de actuar. Da la sensación de que todo es una gran cortina de humo para desviar la atención de problemas como el de la falta de fútbol, por ejemplo. Cuando el espectáculo está en la sala de prensa y no en el campo es que algo no funciona. Y todo esto en un mes de competición. El circo de ‘Mou’ no ha hecho más que instalar su carpa en Madrid y promete espectáculo por mucho tiempo.

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