Me considero seguidor de dos series actualmente: Águila Roja y Doctor Mateo. ¿Por qué? Pues creo tener una explicación. La primera porque siempre me ha gustado la época de la Edad Media y la segunda porque aparece un gran actor como Gonzalo de Castro como protagonista, además, después de haber visitado la localidad (Lastres-Asturias) en la que realizan parte del rodaje da la sensación de que estas un poco más unido a la serie.
Sin embargo, las series españolas ya no son lo que eran. Quizás sea porque cuando tenía menos edad era más inmaduro y tan sólo buscaba algo que me entretuviera, sin buscar nada más a cambio. Pero ahora soy un poco más exigente, busco divertirme, que me haga reír, a la par que me muestre un guión trabajado a conciencia y no que haya sido escrito jugando a los dados.
Todo el mundo recuerda las series de antes: Médico de familia, Farmacia de guardia, 7 Vidas… y la tan añorada Verano Azul. En cambio, ¿ahora que tenemos? El Internado, una serie que fue escrita para 6 capítulos pero tras el éxito la han ido estirando incluyendo todos los tópicos: nazis, epidemias… ¿qué será lo próximo? ¿Extraterrestres? Otra con mucho auge entre la juventud es la de Física o Química, sobre esta prefiero morderme la lengua para no decir ninguna barbaridad, tan sólo añadiré un comentario que dijo Andreu Buenafuente en uno de sus monólogos: “en Verano Azul Bea se preocupa porque le baja la regla. En cambio, en Física o Química la protagonista se preocuparía sino le bajara la regla”.
Además en estos tiempos que corren lo que más utilizan las cadenas son las series estadounidenses, no hay más que ver la programación de La Sexta o la de Cuatro. También cabe destacar que todas las series españolas que hay en la parrilla televisiva en estos momentos ya llevan más de dos temporadas cada una, algo importante porque significa que se han consolidado a la par que negativo debido a que no hay nuevas ideas ni proyectos. El último que salió a la palestra fue de la mano de Cuatro, La Isla de los Nominados, todo un fracaso.