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Antonio Pérez Gómez

Mourinho sigue pidiendo tiempo

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El martes el R. Madrid jugó contra el Espanyol en su feudo en la cuarta jornada de liga. Ganó 3-0, con goles de Cristiano, Higuaín y Benzema. La victoria fue contundente en el marcador, pero muy rácana en el terreno de juego. El Madrid no mostró ningún síntoma de mejoría en ese esfuerzo por construir una filosofía de juego, un sistema fijo que identifique al equipo blanco.

No solo eso, sino que los madridistas no manejaron el encuentro con soltura, no fueron dueños del balón en muchos momentos del partido y durante mucho tiempo, el Espanyol tuvo al todopoderoso equipo de Mou contra las cuerdas.

Pero el R. Madrid ya va líder. Algo increíble si tenemos en cuenta los poquísimos entrenos que el portugués ha podido dirigir con la plantilla al completo. Las comparaciones con el Barça de nuevo se han producido. El Barçá sigue jugando y enamorando. Incluso con el tropiezo casero ante el Hércules, el equipo catalán supo manejar el cuero con acierto y siempre fiel a su maravilloso estilo. Como resultado, las comparaciones ya sabemos que son odiosas, pero en este caso son insultantes.

El R. Madrid se mueve en la dicotomía del técnico estilista/ resultadista. La figura resultadista de Capello cayó en dos ocasiones en desuso y terminó produciendo hastió. Se puso al público en contra, que no les bastó con ver ganar trofeos a su equipo. Así que se dio paso al fútbol poético de Pellegrini. El problema es que ni este ganó nada ni su juego dejó de ser prosaico. Las broncas en el Bernabeu eran tremendas. Ahora se ficha al mejor entrenador del mundo, resultadista pero con cierta filosofía. Y en la segunda jornada el Bernabeu ha abroncado a Mourinho y a su equipo.

Esto no puede ser. Estamos de acuerdo en que el público es soberano, pues es el que paga. Pero hay una líneas que separa la exigencia con la estupidez. Y algunos silbantes en el Bernabeu se están abonando al segundo caso.

Mourinho sigue pidiendo tiempo

Antonio Pérez Gómez
Antonio Pérez Gómez
viernes, 24 de septiembre de 2010, 07:42 h (CET)
El martes el R. Madrid jugó contra el Espanyol en su feudo en la cuarta jornada de liga. Ganó 3-0, con goles de Cristiano, Higuaín y Benzema. La victoria fue contundente en el marcador, pero muy rácana en el terreno de juego. El Madrid no mostró ningún síntoma de mejoría en ese esfuerzo por construir una filosofía de juego, un sistema fijo que identifique al equipo blanco.

No solo eso, sino que los madridistas no manejaron el encuentro con soltura, no fueron dueños del balón en muchos momentos del partido y durante mucho tiempo, el Espanyol tuvo al todopoderoso equipo de Mou contra las cuerdas.

Pero el R. Madrid ya va líder. Algo increíble si tenemos en cuenta los poquísimos entrenos que el portugués ha podido dirigir con la plantilla al completo. Las comparaciones con el Barça de nuevo se han producido. El Barçá sigue jugando y enamorando. Incluso con el tropiezo casero ante el Hércules, el equipo catalán supo manejar el cuero con acierto y siempre fiel a su maravilloso estilo. Como resultado, las comparaciones ya sabemos que son odiosas, pero en este caso son insultantes.

El R. Madrid se mueve en la dicotomía del técnico estilista/ resultadista. La figura resultadista de Capello cayó en dos ocasiones en desuso y terminó produciendo hastió. Se puso al público en contra, que no les bastó con ver ganar trofeos a su equipo. Así que se dio paso al fútbol poético de Pellegrini. El problema es que ni este ganó nada ni su juego dejó de ser prosaico. Las broncas en el Bernabeu eran tremendas. Ahora se ficha al mejor entrenador del mundo, resultadista pero con cierta filosofía. Y en la segunda jornada el Bernabeu ha abroncado a Mourinho y a su equipo.

Esto no puede ser. Estamos de acuerdo en que el público es soberano, pues es el que paga. Pero hay una líneas que separa la exigencia con la estupidez. Y algunos silbantes en el Bernabeu se están abonando al segundo caso.

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