El circo de la F1 continúa su andadura después del parón estival y lo hace en un escenario que huele a gasolina y velocidad: Monza, trazado lleno de historia donde el coraje de los pilotos es determinante.
Autodromo Nazionale di Monza (© Formula One Administration Limited) |
El circuito tiene una longitud de 5,793 km al que los pilotos darán un total de 53 vueltas. Cuenta con 7 curvas a derechas y 4 a izquierdas y desarrollaremos la velocidad más alta de todo el Mundial.
Circuito de velocidad pura
Empezamos nuestra vuelta al autódromo a unos escalofriantes 330 km/h, pegados a la izquierda para abordar la difícil
chicane Rettifilo (1 y 2). Cuidado con rebufos, ya que esta recta es ideal para adelantar. Paramos nuestro coche con una frenada brutal, teniendo cuidado de no colarnos o trompear a la salida, dos problemas típicos de esta chicane. Si hemos salido airosos pisamos a fondo y engranamos marchas mientras vamos a través del
Curvone (3) y nos preparamos para el siguiente reto.
Empezamos el segundo sector negociando la
Variante della Roggia (4 y 5), nueva chicane, más rápida que la anterior y que entraña nuevos peligros si cogemos demasiado los pianos, ya que podemos salir escupidos y acabar en la grava. A partir de aquí vienen las famosas
Lesmo (6 y 7), dos codos a derechas que necesitaremos negociar rápido, aprovechando los pianos para perder la mínima velocidad posible. Ojo con el astroturf que puede darnos más de un susto. La primera Lesmo es más lenta y se pasa de quinta a tercera, mientras que la segunda se aborda en tercera y saliendo por el exterior, acelerando y buscando perder la menor velocidad posible.
Nos encontramos con el sector más bonito del circuito, formado por la
Variante Ascari (8, 9 y 10), velocísima triple chicane izquierda-derecha-izquierda que requiere una altísima velocidad de paso por curva. Frenamos y bajamos a tercera y nos tiramos al primer vértice cogiendo lo más posible los pianos para intentar trazar lo más recto posible, teniendo cuidado con el tercer tramo de la chicane, que es a fondo, dando un volantazo y cogiendo el piano exterior, desarrollando nuestra máxima velocidad y afrontando la recta donde podemos adelantar o ser adelantados. Ojo con los rebufos cuando lleguemos a la
parabólica (11), que debido a la baja carga aerodinámica no es una curva fácil, ya que te escupe hacia el exterior mientras luchas con el coche intentando trazar lo más limpio posible y en aceleración constante.
Set Up extremo
Necesitamos el Set Up más extremo de la temporada. Contaremos con un monoplaza netamente subvirador debido a la bajísima configuración aerodinámica que dispondremos. Esto hará más críticas las frenadas y la trazada del curvone final, pero aumentará nuestra velocidad máxima, que es la premisa básica para ganar en este circuito.
Si no contamos con agarre aerodinámico tenemos que buscar el mecánico, para ello podemos jugar un poco con la caída negativa y ablandar un poco la suspensión trasera para mejorar la tracción y no hacer tan crítica la entrada a las múltiples chicanes.
Respecto al invento de la temporada, el F-Duct, no será determinante su utilización, ya que al no ofrecer demasiada resistencia al aire, el efecto “Stall” no funcionaría, solo nos crearía turbulencias y perderíamos velocidad debido a los orificios necesarios para alimentar el invento.
La emoción de la velocidad
Monza es velocidad y tradición, casa de la Scuderia Ferrari, en sus gradas y en su asfalto se respira Fórmula 1. Quizá no es el trazado más bonito para pilotar, pero su combinación de velocidad y chicanes lo hacen perfecto para el espectáculo, fundiéndose perfectamente tradición y emoción en una pista única.