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“A fuerza de desgracias acaba uno por hacerse ridículo” X de Maistre

La ridícula comitiva separatista a los tribunales de justicia

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Alguien dijo: “Si pienso que debería volar y en lugar de hacerlo me arrastro sólo puede deprimirme.” Y algo así les debería ocurrir a estos señores líderes del separatismo catalán que han jugado a ser “salvadores de la patria”, se han esforzado en convencer a los catalanes de que su país debería ser independiente, se han empeñado en mentirles prometiéndoles una tierra de Jauja y se han creído que, como David, eran capaces de oponerse al Estado, a los tribunales de justicia y al resto del pueblo español, sin que ello los llevara a la situación en la que, actualmente, se encuentran: a las puertas de tener que responder de sus actos ante aquella Justicia que tantas veces se han creído poder desafiar, en tantas ocasiones han despreciado y que, con tanta temeridad, han pensado que podrían derrotar.

En lo máximo de la cursilería, adoptando aptitudes de víctimas del destino, pretendiendo representar, con muy mala fortuna por cierto, una tragedia shakespeariana, valiéndose de palabras rimbombantes, gestos épicos, actitudes salomónicas y valiéndose de las “comparsas” que les han venido acompañando en todo este periplo de insensateces, despropósitos, actitudes desafiantes e incumplimientos endémicos de las normas y sentencias emitidas por el Estado y sus tribunales de Justicia; han llegado a creerse de verdad que, con estas payasadas, pergeñadas por aquellos que han sido imputados por desobediencia y prevaricación al Tribunal Constitucional, consistentes en montar un espectáculo decimonónico y trasnochado, interpretado por gilipuertas y fanáticos, con la única finalidad de intentar convencer a aquellos que tengan la humorada de acudir a verlo, de que ellos se encuentran por encima de la Justica, de los tribunales de la nación española y de cualquiera que se “atreva” a ir contra el movimiento separatista que ellos patrocinan.

Que el señor Homs deba comparecer a dar cuenta de sus actitudes rebeldes, de sus patochadas y sus extrañas y disparatas ideas de lo que es la democracia, de lo que significa la Constitución de un país y de cuáles son los derechos y deberes de todos aquellos que forman parte de la Administración del Estado, en cualquiera de los puestos electos que existen dentro de las 17 comunidades autónomas de la nación española, todos ellos derivados de los preceptos constitucionales y, todos los miembros elegidos sujetos por promesa o juramente a las leyes de la nación española y principalmente a la ley de leyes que es nuestra Constitución de 1978; no es más que el desarrollo normal de cualquier delito en potencia que debe ser sometido a los tribunales competentes para determinar si es imputable a quien presuntamente lo ha cometido y que calificación penal, en su caso, le pudiera corresponder al encausado.

Ya empiezan a ser muchos los que se han estado desgañitando reclamando la independencia, responsabilizados de actos que, intrínsecamente, tienen todas las papeletas para ser considerados delitos y, como tales, sancionables; son también muchos los que se han creído que al ser multitud se iban a librar de que el peso de la Justicia cayera sobre ellos. Ahora todos los encausados, enfrentados a la acción de los tribunales, viéndose acosados por sus errores, están intentando convertir los juicios en su contra, en juicios de tipo político contra las ideas independentistas y no contra la serie de actos concretos, especificables, notorios y evidentemente contrarios a las leyes (a las penales también). Desesperados acusan a los tribunales que los están juzgando de estar al servicio del Gobierno o de formar parte de una Justicia corrupta y prevaricadora, que los acusa siendo inocentes, sólo porque la España que los acosa quiere impedir que ellos ejerzan libremente esta “democracia” que, según ellos, les da carta de corsarios independentistas para poder llevar a cabo, en impunidad, todos aquellos pasos que, el Parlamento de Cataluña y todos los que forman parte del mismo, han decidido que se pongan en marcha ( leyes, organizaciones paralelas, hacienda pública catalana, instituciones de seguridad etc.) como avance preparatorio para cuando lleguen (ilusiones de mentes calenturientas) los días en los que el estado catalán consiga su propósito de “independizarse” de España.

Hoy por ti y mañana por mí es lo que, todos estos altos cargos autonómicos que forman parte del gobern catalán o del parlamento, como la indómita señora Forcadell, recalcitrante en sus desobediencias a las normas emitidas y a los avisos, incluso personales, recibidos del TC a los que, al parecer, no piensa hacerles caso, piensan que la organización de todas estas comitivas de acompañamiento, soporte y escenificación, los van a beneficiar por pretender que, a la vez que les sirven de escolta durante el trayecto, pédibus andando, desde el Parlamento o la Generalitat, sino que también, a su criterio forman una guardia de corps con la que pretenden presionar al correspondiente tribunal, contando con la influencia que pueda tener sobre los magistrados, el conjunto de invectivas, insultos, griterío y amenazas que, como le sucedió a una señora fiscal de Cataluña, que estuvo a punto de sufrir un ataque de histeria.

Pero el señor Mas, erre que erre, impertérrito ante la adversidad y convencido de que, en el mundo, no existe otro tipo tan inteligente y “astuto” como él, lejos de refugiarse en su domicilio, haciendo rogativas para que la Justicia no se ensañe demasiado en su persona; haciendo gala de una moral muy superior a aquella que se le atribuye al Alcoyano, ha decido volver a la arena del circo romano en busca de los laureles que se cree merecer y que, hasta ahora, no se le han concedido. Él también deberá pasar por las Horcas caudinas, de someterse al veredicto de la Justicia por haber incurrido, lo mismo que sus compañeros de fatigas, en similares desafíos a la justicia española en su largo y tortuoso intento de subvertir el orden constitucional para conseguir su propósito de independizar Cataluña de España.

Los españoles tenemos el convencimiento de que, tanto el actual Gobierno de la nación como la mayoría de los partidos, entre ellos todos los conocidos como “constitucionalistas”. Excluidos los de siempre, aquellos que siempre intentan ‘pescar en aguas revueltas” y que lo mismo les da meter cizaña para desprestigiar al gobierno que apoyar el independentismo con el objetivo claro de debilitar a España para conseguir lo que llevan intentando desde que se dieron a conocer como aquellos que llevaría a España a ser la nación más importante de la UE. Por fortuna ni IU ni los de Podemos han logrado que la mayoría de españoles les hayan hecho caso, aunque si han conseguido que una parte importante de los votantes se hayan dejado arrastrar por su demagogia y por sus promesas vanas y absurdas de que, sin tener los medios suficientes ni la posibilidad de conseguirlos de ninguna manera, iban a conseguir que en España todos tuvieran trabajo, el nivel de vida subiese y que los ricos se hicieran cargo de pagar todo este tipo de despilfarro. Seguramente no contarían con la posibilidad de que los ricos se marchasen de España, las Fabricas cerraran, las multinacionales, asustadas y temiendo lo peor seguirían el camino de aquellos y lo único que, de verdad, quedaría de nuestra nación sería lo mismo que un cementerio nuclear en el que la radiactividad ha acabado con cualquier vestigio de vida; en aquel caso de riqueza, de estado de bienestar, de industria y de seguridad jurídica, ¡ vamos, señores, lo que ha venido sucediendo en cualquiera de estos países en los que la zarpa del comunismo bolchevique implantó el sistema de la economía dirigida a cargo del Estado, la igualdad absoluta ( nivelada por abajo) y el sistema represivo tipo Gran Hermano del que tenemos un magnífico ejemplo en Venezuela, el país del señor Maduro, mecenas y publicista de Podemos y de sus cabecillas y dirigentes siempre dispuestos a poner trabas a todo aquello que pudiera favorecer a España y al pueblo Español.

La ridícula comitiva separatista a los tribunales de justicia

“A fuerza de desgracias acaba uno por hacerse ridículo” X de Maistre
Miguel Massanet
lunes, 27 de febrero de 2017, 00:46 h (CET)
Alguien dijo: “Si pienso que debería volar y en lugar de hacerlo me arrastro sólo puede deprimirme.” Y algo así les debería ocurrir a estos señores líderes del separatismo catalán que han jugado a ser “salvadores de la patria”, se han esforzado en convencer a los catalanes de que su país debería ser independiente, se han empeñado en mentirles prometiéndoles una tierra de Jauja y se han creído que, como David, eran capaces de oponerse al Estado, a los tribunales de justicia y al resto del pueblo español, sin que ello los llevara a la situación en la que, actualmente, se encuentran: a las puertas de tener que responder de sus actos ante aquella Justicia que tantas veces se han creído poder desafiar, en tantas ocasiones han despreciado y que, con tanta temeridad, han pensado que podrían derrotar.

En lo máximo de la cursilería, adoptando aptitudes de víctimas del destino, pretendiendo representar, con muy mala fortuna por cierto, una tragedia shakespeariana, valiéndose de palabras rimbombantes, gestos épicos, actitudes salomónicas y valiéndose de las “comparsas” que les han venido acompañando en todo este periplo de insensateces, despropósitos, actitudes desafiantes e incumplimientos endémicos de las normas y sentencias emitidas por el Estado y sus tribunales de Justicia; han llegado a creerse de verdad que, con estas payasadas, pergeñadas por aquellos que han sido imputados por desobediencia y prevaricación al Tribunal Constitucional, consistentes en montar un espectáculo decimonónico y trasnochado, interpretado por gilipuertas y fanáticos, con la única finalidad de intentar convencer a aquellos que tengan la humorada de acudir a verlo, de que ellos se encuentran por encima de la Justica, de los tribunales de la nación española y de cualquiera que se “atreva” a ir contra el movimiento separatista que ellos patrocinan.

Que el señor Homs deba comparecer a dar cuenta de sus actitudes rebeldes, de sus patochadas y sus extrañas y disparatas ideas de lo que es la democracia, de lo que significa la Constitución de un país y de cuáles son los derechos y deberes de todos aquellos que forman parte de la Administración del Estado, en cualquiera de los puestos electos que existen dentro de las 17 comunidades autónomas de la nación española, todos ellos derivados de los preceptos constitucionales y, todos los miembros elegidos sujetos por promesa o juramente a las leyes de la nación española y principalmente a la ley de leyes que es nuestra Constitución de 1978; no es más que el desarrollo normal de cualquier delito en potencia que debe ser sometido a los tribunales competentes para determinar si es imputable a quien presuntamente lo ha cometido y que calificación penal, en su caso, le pudiera corresponder al encausado.

Ya empiezan a ser muchos los que se han estado desgañitando reclamando la independencia, responsabilizados de actos que, intrínsecamente, tienen todas las papeletas para ser considerados delitos y, como tales, sancionables; son también muchos los que se han creído que al ser multitud se iban a librar de que el peso de la Justicia cayera sobre ellos. Ahora todos los encausados, enfrentados a la acción de los tribunales, viéndose acosados por sus errores, están intentando convertir los juicios en su contra, en juicios de tipo político contra las ideas independentistas y no contra la serie de actos concretos, especificables, notorios y evidentemente contrarios a las leyes (a las penales también). Desesperados acusan a los tribunales que los están juzgando de estar al servicio del Gobierno o de formar parte de una Justicia corrupta y prevaricadora, que los acusa siendo inocentes, sólo porque la España que los acosa quiere impedir que ellos ejerzan libremente esta “democracia” que, según ellos, les da carta de corsarios independentistas para poder llevar a cabo, en impunidad, todos aquellos pasos que, el Parlamento de Cataluña y todos los que forman parte del mismo, han decidido que se pongan en marcha ( leyes, organizaciones paralelas, hacienda pública catalana, instituciones de seguridad etc.) como avance preparatorio para cuando lleguen (ilusiones de mentes calenturientas) los días en los que el estado catalán consiga su propósito de “independizarse” de España.

Hoy por ti y mañana por mí es lo que, todos estos altos cargos autonómicos que forman parte del gobern catalán o del parlamento, como la indómita señora Forcadell, recalcitrante en sus desobediencias a las normas emitidas y a los avisos, incluso personales, recibidos del TC a los que, al parecer, no piensa hacerles caso, piensan que la organización de todas estas comitivas de acompañamiento, soporte y escenificación, los van a beneficiar por pretender que, a la vez que les sirven de escolta durante el trayecto, pédibus andando, desde el Parlamento o la Generalitat, sino que también, a su criterio forman una guardia de corps con la que pretenden presionar al correspondiente tribunal, contando con la influencia que pueda tener sobre los magistrados, el conjunto de invectivas, insultos, griterío y amenazas que, como le sucedió a una señora fiscal de Cataluña, que estuvo a punto de sufrir un ataque de histeria.

Pero el señor Mas, erre que erre, impertérrito ante la adversidad y convencido de que, en el mundo, no existe otro tipo tan inteligente y “astuto” como él, lejos de refugiarse en su domicilio, haciendo rogativas para que la Justicia no se ensañe demasiado en su persona; haciendo gala de una moral muy superior a aquella que se le atribuye al Alcoyano, ha decido volver a la arena del circo romano en busca de los laureles que se cree merecer y que, hasta ahora, no se le han concedido. Él también deberá pasar por las Horcas caudinas, de someterse al veredicto de la Justicia por haber incurrido, lo mismo que sus compañeros de fatigas, en similares desafíos a la justicia española en su largo y tortuoso intento de subvertir el orden constitucional para conseguir su propósito de independizar Cataluña de España.

Los españoles tenemos el convencimiento de que, tanto el actual Gobierno de la nación como la mayoría de los partidos, entre ellos todos los conocidos como “constitucionalistas”. Excluidos los de siempre, aquellos que siempre intentan ‘pescar en aguas revueltas” y que lo mismo les da meter cizaña para desprestigiar al gobierno que apoyar el independentismo con el objetivo claro de debilitar a España para conseguir lo que llevan intentando desde que se dieron a conocer como aquellos que llevaría a España a ser la nación más importante de la UE. Por fortuna ni IU ni los de Podemos han logrado que la mayoría de españoles les hayan hecho caso, aunque si han conseguido que una parte importante de los votantes se hayan dejado arrastrar por su demagogia y por sus promesas vanas y absurdas de que, sin tener los medios suficientes ni la posibilidad de conseguirlos de ninguna manera, iban a conseguir que en España todos tuvieran trabajo, el nivel de vida subiese y que los ricos se hicieran cargo de pagar todo este tipo de despilfarro. Seguramente no contarían con la posibilidad de que los ricos se marchasen de España, las Fabricas cerraran, las multinacionales, asustadas y temiendo lo peor seguirían el camino de aquellos y lo único que, de verdad, quedaría de nuestra nación sería lo mismo que un cementerio nuclear en el que la radiactividad ha acabado con cualquier vestigio de vida; en aquel caso de riqueza, de estado de bienestar, de industria y de seguridad jurídica, ¡ vamos, señores, lo que ha venido sucediendo en cualquiera de estos países en los que la zarpa del comunismo bolchevique implantó el sistema de la economía dirigida a cargo del Estado, la igualdad absoluta ( nivelada por abajo) y el sistema represivo tipo Gran Hermano del que tenemos un magnífico ejemplo en Venezuela, el país del señor Maduro, mecenas y publicista de Podemos y de sus cabecillas y dirigentes siempre dispuestos a poner trabas a todo aquello que pudiera favorecer a España y al pueblo Español.

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