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Ben Tanosborn

Nueva York no es Córdoba un milenio después

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Tras el largo debate que hemos tenido por todo un mes, y que continua, el imán Feisal Abdul Rauf, fundador de Iniciativa Córdoba, debe estar convencido que Nueva York no es Córdoba un milenio después, o de que la nación norteamericana es una versión geopolítica agrandada del entonces califato al-Andalus. Tristemente, el que alguien pueda pensar de otra manera es una noción romántica, noción que no alterará en lo mínimo la política exterior norteamericana en el Medio Oriente, algo que está grabado en roca; algo que no aliviará la amenaza del terrorismo que ha estado creciendo como un cáncer, principalmente como respuesta a esa política.

Personas consideradas en Norteamérica, muchas de ellas en puestos de prestigio – el imán Rauf entre ellas – piensan que hemos perdido la oportunidad de nuestras vidas al no demostrar al mundo la unicidad de esta nación según proclama su lema en el Gran Sello de EEUU: E Pluribus Unum – de muchos, uno; de que nuestro país representa a una sociedad pluralista donde se reconoce y respeta las creencias y costumbres de otros, donde se reverencia la tolerancia. La ocasión: un debate de alto perfil motivado por la posibilidad de que se construya un centro cultural con su mezquita cerca de donde estuvieran las Torres Gemelas en Nueva York... simbólicamente, y un tanto patriotero, referido en esa ciudad como “zona cero”.

Mi pregunta: ¿Por qué esta buena gente piensa que nuestra naturaleza en común hubiera de traer un resultado diferente a esta controversia, con frecuencia difamatoria y casi siempre en error al enjuiciar la(s) cultura(s) y religión de mas de 1.000 millones de musulmanes? Aparentemente la respuesta está en que pensamos más en términos místicos que racionales... y que les es mas fácil a aquellos que ambicionan el poder u obtener “seguidores” el hacerlo mediante el odio y la ignorancia – como Newt Gingrich, Sarah Palin, Franklin Graham y una multitud de aspirantes al poder – beneficiándose de esta manera del maná que les llueve de los medios y que les ayudará a obtener sus metas personales, políticas o religiosas. La desafortunada realidad es que bien sea directamente o por inacción todos en EEUU hemos permitido que estos incubadores de odio hayan creado el nuevo pecado original para todos los musulmanes que les empaña con la responsabilidad colectiva del 9/11; a todos y cada uno de ellos, sin la oportunidad de que les venga un Mesías que les redima de ese pecado.

No recuerdo una controversia mas alarmante en mi vida... que sobrepasa dos generaciones. Una controversia que la prensa pudiera haber amainado si hubiera querido, explicando las buenas intenciones del imán Rauf en traer dialogo y una mejor comprensión entre culturas y creencias. Dada la vida activista del imán, cuya meta fue el superar diferencias entre el mundo musulmán y el occidente, la cosa debiera haber estado clara para la prensa, pero no fue así. Tan solo el despreciable e inconstitucional aprisionamiento de japoneses-americanos hace casi siete décadas es comparable a lo que está ocurriendo hoy en EEUU, algo que se refleja en este contencioso debate.

Este pseudo-debate de “la mezquita en zona cero” se está convirtiendo en un tema clave para estas elecciones venideras de noviembre. Políticos, miembros del clero cristiano y comentaristas – algunos dándoselas de periodistas – están teniendo su agosto con este tópico. Pero lo que es verdaderamente interesante es el hecho de que la defensa mas apasionada de estos derechos de musulmanes y la constitución proviene de sus hermanos semitas, los judíos. El imán Feisal Abdul Rauf ha sido apoyado de corazón, comenzando con el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, al cómico satírico Jon Stewart, a prominentes rabinos y políticos influyentes.

Tenemos a algunos musulmanes norteamericanos que se aferran a la idea de que su gente está enfrentando el mismo camino dificultoso que otros (sur-europeos, judíos y asiáticos) han tenido que enfrentar años antes para poderse integrar a la “establecida Norteamérica”. Pero mas que una idea pienso que lo suyo es una esperanza; una distante esperanza que comenzará a desvanecerse si su poder en la nación, algo normalmente asociado con riqueza y/o numero de componentes de una misma fe o etnicidad, permanece bajo y la intolerancia norteamericana continua alta. El status del judío y su aceptación en Norteamérica no creció por su incremento en número sino por su alcance en prominencia en casi todos los campos... hasta el punto de redefinir hasta cierto grado lo que es ahora Norteamérica en términos culturales, económicos y políticos. Los hispanos en EEUU, en este caso dado su gran numero, están ahora reclamando una parte mayor de poder en el país. Los musulmanes norteamericanos, carentes de números o influencia, tienen un camino más angosto y difícil que seguir.

Córdoba es un lugar en tiempo donde musulmanes, judíos y cristianos trabajaron conjuntamente para el enriquecimiento de la humanidad... donde el genio de un musulmán, Ibn Rushd (Averroes) – maestro de ciencias exactas, medicina, geografía, filosofía, teología y derecho – se encontró con el genio de su contemporáneo judío, Moisés Maimónides (RaMBaM) – maestro de derecho judaico, ética y filosofía. Ambos eruditos, interpretes de Aristóteles, a su vez influenciaron con sus obras y legado el pensamiento (filosofía) de uno de los padres de la Iglesia Cristiana, Tomás Aquino. El imán Rauf no hubiera podido escoger un nombre mas apropiado en su intento de superar las diferencias que existen entre el mundo musulmán y el occidente, tanto en cultura(s) como en fe. Sin embargo, de los millones que han tomado parte en este pseudo-debate solo unos pocos tienen idea de las intenciones del imán... y por ese increíble nivel de ignorancia debemos dar las gracias a la prensa corporativa de EEUU.

Nueva York no es Córdoba un milenio después

Ben Tanosborn
Ben Tanosborn
miércoles, 1 de septiembre de 2010, 10:23 h (CET)
Tras el largo debate que hemos tenido por todo un mes, y que continua, el imán Feisal Abdul Rauf, fundador de Iniciativa Córdoba, debe estar convencido que Nueva York no es Córdoba un milenio después, o de que la nación norteamericana es una versión geopolítica agrandada del entonces califato al-Andalus. Tristemente, el que alguien pueda pensar de otra manera es una noción romántica, noción que no alterará en lo mínimo la política exterior norteamericana en el Medio Oriente, algo que está grabado en roca; algo que no aliviará la amenaza del terrorismo que ha estado creciendo como un cáncer, principalmente como respuesta a esa política.

Personas consideradas en Norteamérica, muchas de ellas en puestos de prestigio – el imán Rauf entre ellas – piensan que hemos perdido la oportunidad de nuestras vidas al no demostrar al mundo la unicidad de esta nación según proclama su lema en el Gran Sello de EEUU: E Pluribus Unum – de muchos, uno; de que nuestro país representa a una sociedad pluralista donde se reconoce y respeta las creencias y costumbres de otros, donde se reverencia la tolerancia. La ocasión: un debate de alto perfil motivado por la posibilidad de que se construya un centro cultural con su mezquita cerca de donde estuvieran las Torres Gemelas en Nueva York... simbólicamente, y un tanto patriotero, referido en esa ciudad como “zona cero”.

Mi pregunta: ¿Por qué esta buena gente piensa que nuestra naturaleza en común hubiera de traer un resultado diferente a esta controversia, con frecuencia difamatoria y casi siempre en error al enjuiciar la(s) cultura(s) y religión de mas de 1.000 millones de musulmanes? Aparentemente la respuesta está en que pensamos más en términos místicos que racionales... y que les es mas fácil a aquellos que ambicionan el poder u obtener “seguidores” el hacerlo mediante el odio y la ignorancia – como Newt Gingrich, Sarah Palin, Franklin Graham y una multitud de aspirantes al poder – beneficiándose de esta manera del maná que les llueve de los medios y que les ayudará a obtener sus metas personales, políticas o religiosas. La desafortunada realidad es que bien sea directamente o por inacción todos en EEUU hemos permitido que estos incubadores de odio hayan creado el nuevo pecado original para todos los musulmanes que les empaña con la responsabilidad colectiva del 9/11; a todos y cada uno de ellos, sin la oportunidad de que les venga un Mesías que les redima de ese pecado.

No recuerdo una controversia mas alarmante en mi vida... que sobrepasa dos generaciones. Una controversia que la prensa pudiera haber amainado si hubiera querido, explicando las buenas intenciones del imán Rauf en traer dialogo y una mejor comprensión entre culturas y creencias. Dada la vida activista del imán, cuya meta fue el superar diferencias entre el mundo musulmán y el occidente, la cosa debiera haber estado clara para la prensa, pero no fue así. Tan solo el despreciable e inconstitucional aprisionamiento de japoneses-americanos hace casi siete décadas es comparable a lo que está ocurriendo hoy en EEUU, algo que se refleja en este contencioso debate.

Este pseudo-debate de “la mezquita en zona cero” se está convirtiendo en un tema clave para estas elecciones venideras de noviembre. Políticos, miembros del clero cristiano y comentaristas – algunos dándoselas de periodistas – están teniendo su agosto con este tópico. Pero lo que es verdaderamente interesante es el hecho de que la defensa mas apasionada de estos derechos de musulmanes y la constitución proviene de sus hermanos semitas, los judíos. El imán Feisal Abdul Rauf ha sido apoyado de corazón, comenzando con el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, al cómico satírico Jon Stewart, a prominentes rabinos y políticos influyentes.

Tenemos a algunos musulmanes norteamericanos que se aferran a la idea de que su gente está enfrentando el mismo camino dificultoso que otros (sur-europeos, judíos y asiáticos) han tenido que enfrentar años antes para poderse integrar a la “establecida Norteamérica”. Pero mas que una idea pienso que lo suyo es una esperanza; una distante esperanza que comenzará a desvanecerse si su poder en la nación, algo normalmente asociado con riqueza y/o numero de componentes de una misma fe o etnicidad, permanece bajo y la intolerancia norteamericana continua alta. El status del judío y su aceptación en Norteamérica no creció por su incremento en número sino por su alcance en prominencia en casi todos los campos... hasta el punto de redefinir hasta cierto grado lo que es ahora Norteamérica en términos culturales, económicos y políticos. Los hispanos en EEUU, en este caso dado su gran numero, están ahora reclamando una parte mayor de poder en el país. Los musulmanes norteamericanos, carentes de números o influencia, tienen un camino más angosto y difícil que seguir.

Córdoba es un lugar en tiempo donde musulmanes, judíos y cristianos trabajaron conjuntamente para el enriquecimiento de la humanidad... donde el genio de un musulmán, Ibn Rushd (Averroes) – maestro de ciencias exactas, medicina, geografía, filosofía, teología y derecho – se encontró con el genio de su contemporáneo judío, Moisés Maimónides (RaMBaM) – maestro de derecho judaico, ética y filosofía. Ambos eruditos, interpretes de Aristóteles, a su vez influenciaron con sus obras y legado el pensamiento (filosofía) de uno de los padres de la Iglesia Cristiana, Tomás Aquino. El imán Rauf no hubiera podido escoger un nombre mas apropiado en su intento de superar las diferencias que existen entre el mundo musulmán y el occidente, tanto en cultura(s) como en fe. Sin embargo, de los millones que han tomado parte en este pseudo-debate solo unos pocos tienen idea de las intenciones del imán... y por ese increíble nivel de ignorancia debemos dar las gracias a la prensa corporativa de EEUU.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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