Nací en Barcelona. A los 22 años fui a trabajar una larga temporada a Inglaterra. Entre otras cosas, allí aprendí que los desprecios en tierra ajena son más dolorosos. A los 26 vine a vivir a Zaragoza
y ya llevo 30 años en esta ciudad y como decía mi abuela, aquí descubrí que en todos los sitios cuecen habas.
Tengo un familiar, al que quiero mucho, en Barcelona que es homosexual. Una vez me comentó que paseando por la Ramblas de las Flores con su pareja
recibió unos insultos por parte de un grupo personas. Yo le pregunté si eran catalanes, a lo que él me contestó que por su acento, estaba seguro que eran de allí. En el Heraldo del día 17, leí una Carta al Director cuyo título era: "Un Catalán en Zaragoza",
en la cual un chico, también homosexual, decía haber sido el blanco de unos exabruptos por parte de 4 energúmenos.
Y aunque no culpa a todos los aragoneses, da por supuesto que eran de Aragón. Yo creo que este chico aquí metió la pata, porque no es tan fácil
saber de dónde somos solo con oírnos hablar porque en Zaragoza hay gente de todos los sitios. Al decidir que eran de aquí sin saberlo con certeza, solo pone en evidencia una cosa: su encubierta animadversión. Mi abuela tenía razón cuando decía: "En todos los
lados hay gente "pa too".