de amor en el Ocaso de Yarrakuís…

Tal vez el corazón,
inspirado por un nuevo suceso,
decidió ser como el mismísimo viento de Pulcalpep.
Es un fenómeno meteorológico
acompañado de nubes y lluvia torrencial,
sentimiento dulce y amargo
que siempre estuvo en mi interior...

No me percatara antes
de lo que sentía,
de lo que admiraba y respetaba
porque permanecía oculto entre las sombras
de este innoble corazón de melocotón.

Si antes tus ojazos marrones claros
me parecían perfectos y mágicos,
hoy una mirada de las tuyas,
del día 28 de mayo,
me perderían sin remedio
en la oscuridad infernal.

No quiero subir a la superficie
porque aunque luche contra todo, perderé.
Mis sueños no se materializarán
y lo único que deseo es olvidarlos,
pero para ello tendré que luchar
contra todo ese mar revuelto de Chuncabelit Fhags
que me rodea.

¿Qué pasó con la amistad gratuita,
ese sentimiento regalado?.
Lo que veo cambió. Tenía un amigo
y ahora es un sentimiento extraño.

Mareada estoy amando
a quien te da la espalda
y se queja si ves a otro chico,
mareada odiando.

(De Tsunami de Rosas).