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Fran Reyes / Siglo XXI

Espaldarazo, recompensa y gran carta de presentación

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(© Equipo Ciclista Caja Rural)

Físicamente no hay demasiada diferencia entre ser primero o segundo. Centímetros, segundos, rara vez hay un margen mayor a un minuto entre el ganador y el siguiente; muy excepcionalmente se llega a distancias en las que no haya apelación posible a la mala o la buena suerte. La diferencia entre la victoria y la no-victoria (en ciclismo hablar de derrota es, según en qué casos, muy subjetivo) es, por tanto, más mental que física. Ser primero aporta motivación, gloria y reconocimiento, pero sin embargo no requiere mucho más esfuerzo que ser segundo. No. Sólo exige detalles, escondidos en la confianza, el coraje, la inteligencia. En aquellas cualidades del deportista que emanan de su cabeza. La diferencia entre ser primero y segundo, por tanto, sale de la mente y redunda en ella. Podríamos decir que la victoria es apenas una ilusión mental...

Galimatías y circunloquios aparte, la victoria es normalmente el objetivo número uno del deportista. Por eso es tan complicada de obtener y por eso gratifica tanto, más aún si se consigue merciéndola más que el resto de competidores; por eso José Herrada levantó ayer los brazos con tanta satisfacción en la meta de la sexta etapa de la Volta a Portugal. El conquense estrenó su palmarés a lo grande, con un triunfo en la Grandísima conseguido merced a un ataque bravo a unos cuarenta kilómetros de meta. El conquense cabalgó en solitario por dos puertos, desafiando a un pelotón donde los intentos de fuga eran rápidamente entorpecidos por sus compañeros de Caja Rural y el ritmo marcado por los poderosos Barbot y Palmeiras Resort, que buscaban el esprint respectivamente con Sergio Ribeiro y Cándido Barbosa, O Cándido. Finalmente trece exiguos segundos sirvieron a Herrada para conseguir su primera victoria como profesional y tocar con aún mayor fuerza la puerta del ProTour. Como bien dice en la nota de prensa de su equipo, “[esta victoria] es un espaldarazo a mi carrera, una recompensa a tanto trabajo y una gran carta de presentación”.

Espaldarazo, recompensa y gran carta de presentación es también el significado de esta victoria para Caja Rural. Se trata de la tercera de la temporada para la formación navarra; la particularidad es que las tres han llegado esta semana. Inauguró la racha Arturo Mora imponiéndose en un parcial de la Vuelta a León, de categoría .2; siguió el magnífico Oleg Chuzda, un ciclista que en verano da el rendimiento de un genuino superclase, en los primeros compases de la Volta a Portugal. Herrada compuso ayer el tercer capítulo de este período de tiempo ideal para la escuadra dirigida por Eugenio Gokoetxea.

Una semana ideal, justo es reconocerlo, obtenida por derecho propio después de meses de mucho lucimiento y sacrificio sin resultados, sin números que figuraran en el papel con el mismo fulgor que los bancarios lo habían hecho en la carretera. Caja Rural, poco a poco, se ha ganado el cariño y el reconocimiento de aficionados y mundillo ciclista en general gracias a encarnar con dignidad un concepto históricamente tan presente en el ciclismo español: el de escuadra de formación para que corredores de calidad den su primeras pedaladas como profesionales. Un concepto ausente desde hacía algún tiempo ahora que las estructuras de Segunda funcionan con una suerte de autarquía y las de Tercera (categoría donde sencuadra Caja Rural) suelen ser muy precarias y reunir poquísimo talento. Los navarros rompen con estas feas tendencias modernas, casan más con las clásicas y lo han sabido demostrar en un calendario que hasta ahora apenas ha superado los sesenta días de competición y acabará, tirando alto, en ochenta. Planean, según las noticias que van surgiendo en torno al tema, dar el salto a la categoría Profesional en 2011. Para ello tendrán la confianza de una caja de ahorros que confía en ellos y el aval (espaldarazo, recompensa, carta de presentación) de una excelente temporada remachada con tres triunfos de mérito... y quién sabe si alguno más...

Espaldarazo, recompensa y gran carta de presentación

Fran Reyes / Siglo XXI
Redacción
jueves, 12 de agosto de 2010, 15:52 h (CET)



(© Equipo Ciclista Caja Rural)

Físicamente no hay demasiada diferencia entre ser primero o segundo. Centímetros, segundos, rara vez hay un margen mayor a un minuto entre el ganador y el siguiente; muy excepcionalmente se llega a distancias en las que no haya apelación posible a la mala o la buena suerte. La diferencia entre la victoria y la no-victoria (en ciclismo hablar de derrota es, según en qué casos, muy subjetivo) es, por tanto, más mental que física. Ser primero aporta motivación, gloria y reconocimiento, pero sin embargo no requiere mucho más esfuerzo que ser segundo. No. Sólo exige detalles, escondidos en la confianza, el coraje, la inteligencia. En aquellas cualidades del deportista que emanan de su cabeza. La diferencia entre ser primero y segundo, por tanto, sale de la mente y redunda en ella. Podríamos decir que la victoria es apenas una ilusión mental...

Galimatías y circunloquios aparte, la victoria es normalmente el objetivo número uno del deportista. Por eso es tan complicada de obtener y por eso gratifica tanto, más aún si se consigue merciéndola más que el resto de competidores; por eso José Herrada levantó ayer los brazos con tanta satisfacción en la meta de la sexta etapa de la Volta a Portugal. El conquense estrenó su palmarés a lo grande, con un triunfo en la Grandísima conseguido merced a un ataque bravo a unos cuarenta kilómetros de meta. El conquense cabalgó en solitario por dos puertos, desafiando a un pelotón donde los intentos de fuga eran rápidamente entorpecidos por sus compañeros de Caja Rural y el ritmo marcado por los poderosos Barbot y Palmeiras Resort, que buscaban el esprint respectivamente con Sergio Ribeiro y Cándido Barbosa, O Cándido. Finalmente trece exiguos segundos sirvieron a Herrada para conseguir su primera victoria como profesional y tocar con aún mayor fuerza la puerta del ProTour. Como bien dice en la nota de prensa de su equipo, “[esta victoria] es un espaldarazo a mi carrera, una recompensa a tanto trabajo y una gran carta de presentación”.

Espaldarazo, recompensa y gran carta de presentación es también el significado de esta victoria para Caja Rural. Se trata de la tercera de la temporada para la formación navarra; la particularidad es que las tres han llegado esta semana. Inauguró la racha Arturo Mora imponiéndose en un parcial de la Vuelta a León, de categoría .2; siguió el magnífico Oleg Chuzda, un ciclista que en verano da el rendimiento de un genuino superclase, en los primeros compases de la Volta a Portugal. Herrada compuso ayer el tercer capítulo de este período de tiempo ideal para la escuadra dirigida por Eugenio Gokoetxea.

Una semana ideal, justo es reconocerlo, obtenida por derecho propio después de meses de mucho lucimiento y sacrificio sin resultados, sin números que figuraran en el papel con el mismo fulgor que los bancarios lo habían hecho en la carretera. Caja Rural, poco a poco, se ha ganado el cariño y el reconocimiento de aficionados y mundillo ciclista en general gracias a encarnar con dignidad un concepto históricamente tan presente en el ciclismo español: el de escuadra de formación para que corredores de calidad den su primeras pedaladas como profesionales. Un concepto ausente desde hacía algún tiempo ahora que las estructuras de Segunda funcionan con una suerte de autarquía y las de Tercera (categoría donde sencuadra Caja Rural) suelen ser muy precarias y reunir poquísimo talento. Los navarros rompen con estas feas tendencias modernas, casan más con las clásicas y lo han sabido demostrar en un calendario que hasta ahora apenas ha superado los sesenta días de competición y acabará, tirando alto, en ochenta. Planean, según las noticias que van surgiendo en torno al tema, dar el salto a la categoría Profesional en 2011. Para ello tendrán la confianza de una caja de ahorros que confía en ellos y el aval (espaldarazo, recompensa, carta de presentación) de una excelente temporada remachada con tres triunfos de mérito... y quién sabe si alguno más...

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