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Antonio Pérez Gómez

La prensa inglesa, a por Ferrari

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Menuda la que están montando los periódicos ingleses contra Ferrari. Y ya no es sólo el torpe chauvinismo de los tabloides (la prensa amarilla inglesa), sino que se han apuntado a ello los “quality” también (la supuesta prensa seria...), que sin embargo cada día es mas “tabloide”, tanto en su formato como en su contenido...o si no recuerden el affair Carbonero en el mismísimo The Times, antaño paradigma de la prensa de calidad.

Para buscar la razón de ello, no hay que hacer cábalas muy raras, ni ser un profundísimo conocedor de las filialidades entre fábricas de la F1. La razón es que por primera vez desde hace muchísimo tiempo, los ingleses, enormes aficionados a este deporte, se han unido en piña en tornio a un solo equipo: La escudería británica Mc Laren, que cuenta con dos grandes corredores británicos, los mejores desde que Hill y Mansel se retiraran hace ya años, verbigracia: los campeones del mundo Hamilton y Button.

El entusiasmo en la isla es tal respecto a “su” equipo, que se respira un enorme ambiente de euforia. Nadie recordaba cuando fue que la Union Jack, la bandera británica, ondeara en dos años consecutivos al final de la temporada como vencedora. Y ahora ven que pueden ser tres de una tacada.

Claro, hay un pequeño problema. El rival de siempre (hay que recordar que, hasta que McLAren se uniera al circo de la F1 en 1966, sólo Ferrari mandaba en él) ha renovado motores, ha evolucionado con acierto y supo contratar al que, según los propios pilotos, es el mejor piloto en activo: Alonso; y además mantener en sus filas a un Massa guerrillero que, cuando tiene un domingo tonto, es capaz de rodar a ritmo de cabeza.

Y esa ahí donde han clavado sus fauces los periódicos ingleses. Aún escocidos por la polémica que se levantó en el mundo del automovilismo cuando se reveló, hace 3 temporadas el escandaloso trato de favor hacia Hamilton en contra de Alonso cuando ambos militaban en McLaren y la polémica que rodeó esa temporada a ambos pilotos, los ingleses quieren rememorar aquellos tiempos y están machacando día sí, día también, a Ferrari y a sus dos pilotos. Conscientes de que Massa es un hombre que se suele dejar llevar por los calentones y la pasión del momento, están enardeciendo al brasileño, alargando su figura y lanzándole cantos de sirena respecto al “mal trato” que recibe en la escudería italiana en favor de Fernando Alonso. Felipe Massa, obviamente, responde a cualquiera que le quiera oir (y a fe que la prensa inglesa quiere, y por ello propaga sus declaraciones) que el “no es el número dos de nadie”. O que “el día que me vea número dos, dejo el automovilismo”.

Quizás todos ellos olvidan, o más bien ignoran conscientemente, que la obligación ética de cualquier coche de F1 que tiene detrás a un bólido que va sensiblemente más rápido que él, es dejarlo pasar. Y si encima el que va detrás es un compañero de filas que aún tiene posibilidades de ganar el mundial -muy remotas, eso sí, por Dios, no se engañen con lo que publica el As y el Marca- pues entonces la obligación moral se convierte en profesional. ¿Qué ha ocurrido entonces? Pues que Massa no se aviene a órdenes de equipo, que además están prohibidas, y el hecho de que estaba rodando a varias décimas más lento que nuestro Alonso se la suda al de Sao Paulo. Es un secreto a voces que al brasileño le hubiera gustado poner en apuros al asturiano a la hora de hacerse adelantar, aún a riesgo de perjudicar notablemente a Ferrari. Si a ello le unimos las torpísimas palabras de uno de los responsables de Ferrari a Massa durante la carrera en la radio interna, consolando a Felipe, solidarizándose con su pesadumbre y admitiendo implicitamente cierta “culpabilidad”, pues ya tenemos el lio. Las preguntas de los periodistas ingleses en la rueda de prensa posterior al GP fueron escandalosamente ofensivas para el español. Luego se ha sabido que Ferrari ha sido multado con la friolera de 100.000€, y la prensa británica se ha hecho eco profusamente de ello, acusando a Ferrari y a Alonso directamente de tramposos.

Curiosamente, el origen de esta absurdísima regla, que según todo apunta va a desaparecer la temporada que viene, hay que buscarla cuando en el 2002, el también brasileño Barrichelo, segundo del gran Schumacher, hubo de esperar vergonzantemente y aún dejarse rebasar por el prestigiosísimo alemán para que el Kaiser pillara unos puntos que necesitaba de cara al campeonato. La cosa fue tan chusca que desde entonces se prohibieron las órdenes de equipo.

Lo mejor de todo es que el propio Michael Schumacher ha tenido el jueves unas palabras con su amigo y excompañero Massa para recordarle un par de cositas respecto a lo que es un equipo y lo que es un conjunto de egos. No sabemos si las palabras de este improvisado aliado de Alonso y Ferrari surtirán efecto, pero desde luego que en la prensa de las islas sí: habida cuenta de la tradicional y cerradísima rivalidad entre alemanes e ingleses, el gesto ha sido interpretado como una provocación del 7 veces campeón del mundo a la FIA, a McLaren y casi que a todos los hijos de la Gran Bretaña. Ver para creer.

La prensa inglesa, a por Ferrari

Antonio Pérez Gómez
Antonio Pérez Gómez
sábado, 31 de julio de 2010, 13:26 h (CET)
Menuda la que están montando los periódicos ingleses contra Ferrari. Y ya no es sólo el torpe chauvinismo de los tabloides (la prensa amarilla inglesa), sino que se han apuntado a ello los “quality” también (la supuesta prensa seria...), que sin embargo cada día es mas “tabloide”, tanto en su formato como en su contenido...o si no recuerden el affair Carbonero en el mismísimo The Times, antaño paradigma de la prensa de calidad.

Para buscar la razón de ello, no hay que hacer cábalas muy raras, ni ser un profundísimo conocedor de las filialidades entre fábricas de la F1. La razón es que por primera vez desde hace muchísimo tiempo, los ingleses, enormes aficionados a este deporte, se han unido en piña en tornio a un solo equipo: La escudería británica Mc Laren, que cuenta con dos grandes corredores británicos, los mejores desde que Hill y Mansel se retiraran hace ya años, verbigracia: los campeones del mundo Hamilton y Button.

El entusiasmo en la isla es tal respecto a “su” equipo, que se respira un enorme ambiente de euforia. Nadie recordaba cuando fue que la Union Jack, la bandera británica, ondeara en dos años consecutivos al final de la temporada como vencedora. Y ahora ven que pueden ser tres de una tacada.

Claro, hay un pequeño problema. El rival de siempre (hay que recordar que, hasta que McLAren se uniera al circo de la F1 en 1966, sólo Ferrari mandaba en él) ha renovado motores, ha evolucionado con acierto y supo contratar al que, según los propios pilotos, es el mejor piloto en activo: Alonso; y además mantener en sus filas a un Massa guerrillero que, cuando tiene un domingo tonto, es capaz de rodar a ritmo de cabeza.

Y esa ahí donde han clavado sus fauces los periódicos ingleses. Aún escocidos por la polémica que se levantó en el mundo del automovilismo cuando se reveló, hace 3 temporadas el escandaloso trato de favor hacia Hamilton en contra de Alonso cuando ambos militaban en McLaren y la polémica que rodeó esa temporada a ambos pilotos, los ingleses quieren rememorar aquellos tiempos y están machacando día sí, día también, a Ferrari y a sus dos pilotos. Conscientes de que Massa es un hombre que se suele dejar llevar por los calentones y la pasión del momento, están enardeciendo al brasileño, alargando su figura y lanzándole cantos de sirena respecto al “mal trato” que recibe en la escudería italiana en favor de Fernando Alonso. Felipe Massa, obviamente, responde a cualquiera que le quiera oir (y a fe que la prensa inglesa quiere, y por ello propaga sus declaraciones) que el “no es el número dos de nadie”. O que “el día que me vea número dos, dejo el automovilismo”.

Quizás todos ellos olvidan, o más bien ignoran conscientemente, que la obligación ética de cualquier coche de F1 que tiene detrás a un bólido que va sensiblemente más rápido que él, es dejarlo pasar. Y si encima el que va detrás es un compañero de filas que aún tiene posibilidades de ganar el mundial -muy remotas, eso sí, por Dios, no se engañen con lo que publica el As y el Marca- pues entonces la obligación moral se convierte en profesional. ¿Qué ha ocurrido entonces? Pues que Massa no se aviene a órdenes de equipo, que además están prohibidas, y el hecho de que estaba rodando a varias décimas más lento que nuestro Alonso se la suda al de Sao Paulo. Es un secreto a voces que al brasileño le hubiera gustado poner en apuros al asturiano a la hora de hacerse adelantar, aún a riesgo de perjudicar notablemente a Ferrari. Si a ello le unimos las torpísimas palabras de uno de los responsables de Ferrari a Massa durante la carrera en la radio interna, consolando a Felipe, solidarizándose con su pesadumbre y admitiendo implicitamente cierta “culpabilidad”, pues ya tenemos el lio. Las preguntas de los periodistas ingleses en la rueda de prensa posterior al GP fueron escandalosamente ofensivas para el español. Luego se ha sabido que Ferrari ha sido multado con la friolera de 100.000€, y la prensa británica se ha hecho eco profusamente de ello, acusando a Ferrari y a Alonso directamente de tramposos.

Curiosamente, el origen de esta absurdísima regla, que según todo apunta va a desaparecer la temporada que viene, hay que buscarla cuando en el 2002, el también brasileño Barrichelo, segundo del gran Schumacher, hubo de esperar vergonzantemente y aún dejarse rebasar por el prestigiosísimo alemán para que el Kaiser pillara unos puntos que necesitaba de cara al campeonato. La cosa fue tan chusca que desde entonces se prohibieron las órdenes de equipo.

Lo mejor de todo es que el propio Michael Schumacher ha tenido el jueves unas palabras con su amigo y excompañero Massa para recordarle un par de cositas respecto a lo que es un equipo y lo que es un conjunto de egos. No sabemos si las palabras de este improvisado aliado de Alonso y Ferrari surtirán efecto, pero desde luego que en la prensa de las islas sí: habida cuenta de la tradicional y cerradísima rivalidad entre alemanes e ingleses, el gesto ha sido interpretado como una provocación del 7 veces campeón del mundo a la FIA, a McLaren y casi que a todos los hijos de la Gran Bretaña. Ver para creer.

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