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Etiquetas | FÓRMULA 1 / GP GRAN BRETAÑA. CARRERA
La FIA condena a Fernando Alonso con una sanción ridícula

Webber se cobra su venganza en el naufragio de Ferrari

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El Mundial afronta su segunda parte con un brillante Hamilton destacado en la clasificación de pilotos. La polémica del alerón en Red Bull, se ha saldado con un triunfo de Mark Webber que abre la puerta a una nueva rebelión en el equipo austríaco. Desastre hispano, con dos abandonos y un decimocuarto puesto.

Roberto Carrera / SIGLO XXI


Webber ganó y demostró a Red Bull que no puede hacer distinciones (© Vladimir Rys/Bongarts//Getty Images/Red Bull)


>>> Clasificaciones del Mundial

>>> Declaraciones

El circuito donde la F1 dio sus primeros pasos hace ya 60 años, ha sido el escenario elegido para vivir el enésimo despropósito de un campeonato anárquico. Bajo la aleatoriedad de lo impredecible, los jueces de carrera han decidido castigar a su manera las declaraciones de Fernando Alonso tras el GP de Europa. 'Drive through' polémico seguido de la salida inminente (y conocida) de un coche de seguridad en pista. Maquiavélico.

En una jornada de revanchas, Mark Webber demostró que, con alerón nuevo o sin él, sigue manteniendo el debate sobre el liderazgo en el equipo Red Bull. El pinchazo de Vettel en la salida evitó una nueva batalla dentro de una escudería donde, más allá del buen rendimiento de los McLaren, el gran rival parece estar dentro de casa.

Excepcional rendimiento de Lewis Hamilton con un MP4-25 mucho más eficiente que en días precedentes. El campeón del mundo se afianza en el primer puesto del campeonato, y está más que preparado para aprovechar las revueltas internas de sus rivales. Con Ferrari nadando en la cola, el Mundial alcanza su ecuador con un duelo anglo-alemán que amenaza con extenderse hasta final de año.

Bendita zona sucia
Caos en las primeras vueltas y sorprendente respuesta de aquellos monoplazas que ocupaban la trazada limpia en su posición de inicio. El patinaje extremo del F10 de Alonso lo relegó a la cuarta posición, con un mano a mano con Massa (que sí supo arrancar a tiempo) que le acabó costando un neumático trasero al brasileño.

Vettel perdió cualquier posibilidad de victoria al sufrir un pinchazo, ofreciendo en bandeja un duelo entre Webber y Hamilton que se mantendría hasta la última vuelta. Remontada espectacular de Button, que subió al octavo ganando seis posiciones, y posición de podio para el más listo del grupo, un Robert Kubica que sería protagonista en buena parte del GP.

Sin espacio para los cambios
La diferencia de ritmos colocó al polaco de Renault como maquinista de un tren insufriblemente lento, donde Rosberg y Alonso veían como la cabeza se les escapaba a más de un segundo por giro. La situación obligó a adelantar las paradas en boxes. Sin tiempo para supersticiones, Alonso pasa primero por el garaje en la vuelta 13, seguido por Kubica, más preocupado por el asturiano que por mantener el podio, y Nico Rosberg.

El baile no dejó cambio alguno, y Alonso intentó el adelantamiento en pista. En pleno giro 17, Kubica lo cierra obligando al piloto español a pisar césped. En lo límite de lo legal, la esperanza llegó tras el abandono del Renault. Sin Robert en pista, cualquier sanción parecía exagerada. Pero la FIA asume aquello del circo como contexto propio, y diez vueltas más tarde, cuando la presencia en pista de un 'safety car' era inevitable, decidió cobrar sus deudas con Alonso con un exagerado 'drive through' que envió a la cola al coche del Cavallino.

Dos semanas para explicaciones
Ya nada se movió y la victoria de Mark Webber aupó al australiano a una posición de fuerza que Christian Horner no se esperaba. Hamilton recoge un botín grandioso que deja a Fernando a casi dos carreras de diferencia. Debacle española en un Gran Premio para olvidar de los nuestros. Esta noche toca televisión para recuperar ánimos.

En quince días llega Hockenheim para devolver este espectáculo a su vertiente más deportiva. Porque tras un sinfín de cambios de reglamento, decisiones arbitrarias y escándalos sonados, la F1 necesita un poco de competición pura antes de que pierda la esencia que la ha convertido en la prueba de motor más importante del planeta.

Webber se cobra su venganza en el naufragio de Ferrari

La FIA condena a Fernando Alonso con una sanción ridícula
Redacción
domingo, 11 de julio de 2010, 14:05 h (CET)
El Mundial afronta su segunda parte con un brillante Hamilton destacado en la clasificación de pilotos. La polémica del alerón en Red Bull, se ha saldado con un triunfo de Mark Webber que abre la puerta a una nueva rebelión en el equipo austríaco. Desastre hispano, con dos abandonos y un decimocuarto puesto.

Roberto Carrera / SIGLO XXI


Webber ganó y demostró a Red Bull que no puede hacer distinciones (© Vladimir Rys/Bongarts//Getty Images/Red Bull)


>>> Clasificaciones del Mundial

>>> Declaraciones

El circuito donde la F1 dio sus primeros pasos hace ya 60 años, ha sido el escenario elegido para vivir el enésimo despropósito de un campeonato anárquico. Bajo la aleatoriedad de lo impredecible, los jueces de carrera han decidido castigar a su manera las declaraciones de Fernando Alonso tras el GP de Europa. 'Drive through' polémico seguido de la salida inminente (y conocida) de un coche de seguridad en pista. Maquiavélico.

En una jornada de revanchas, Mark Webber demostró que, con alerón nuevo o sin él, sigue manteniendo el debate sobre el liderazgo en el equipo Red Bull. El pinchazo de Vettel en la salida evitó una nueva batalla dentro de una escudería donde, más allá del buen rendimiento de los McLaren, el gran rival parece estar dentro de casa.

Excepcional rendimiento de Lewis Hamilton con un MP4-25 mucho más eficiente que en días precedentes. El campeón del mundo se afianza en el primer puesto del campeonato, y está más que preparado para aprovechar las revueltas internas de sus rivales. Con Ferrari nadando en la cola, el Mundial alcanza su ecuador con un duelo anglo-alemán que amenaza con extenderse hasta final de año.

Bendita zona sucia
Caos en las primeras vueltas y sorprendente respuesta de aquellos monoplazas que ocupaban la trazada limpia en su posición de inicio. El patinaje extremo del F10 de Alonso lo relegó a la cuarta posición, con un mano a mano con Massa (que sí supo arrancar a tiempo) que le acabó costando un neumático trasero al brasileño.

Vettel perdió cualquier posibilidad de victoria al sufrir un pinchazo, ofreciendo en bandeja un duelo entre Webber y Hamilton que se mantendría hasta la última vuelta. Remontada espectacular de Button, que subió al octavo ganando seis posiciones, y posición de podio para el más listo del grupo, un Robert Kubica que sería protagonista en buena parte del GP.

Sin espacio para los cambios
La diferencia de ritmos colocó al polaco de Renault como maquinista de un tren insufriblemente lento, donde Rosberg y Alonso veían como la cabeza se les escapaba a más de un segundo por giro. La situación obligó a adelantar las paradas en boxes. Sin tiempo para supersticiones, Alonso pasa primero por el garaje en la vuelta 13, seguido por Kubica, más preocupado por el asturiano que por mantener el podio, y Nico Rosberg.

El baile no dejó cambio alguno, y Alonso intentó el adelantamiento en pista. En pleno giro 17, Kubica lo cierra obligando al piloto español a pisar césped. En lo límite de lo legal, la esperanza llegó tras el abandono del Renault. Sin Robert en pista, cualquier sanción parecía exagerada. Pero la FIA asume aquello del circo como contexto propio, y diez vueltas más tarde, cuando la presencia en pista de un 'safety car' era inevitable, decidió cobrar sus deudas con Alonso con un exagerado 'drive through' que envió a la cola al coche del Cavallino.

Dos semanas para explicaciones
Ya nada se movió y la victoria de Mark Webber aupó al australiano a una posición de fuerza que Christian Horner no se esperaba. Hamilton recoge un botín grandioso que deja a Fernando a casi dos carreras de diferencia. Debacle española en un Gran Premio para olvidar de los nuestros. Esta noche toca televisión para recuperar ánimos.

En quince días llega Hockenheim para devolver este espectáculo a su vertiente más deportiva. Porque tras un sinfín de cambios de reglamento, decisiones arbitrarias y escándalos sonados, la F1 necesita un poco de competición pura antes de que pierda la esencia que la ha convertido en la prueba de motor más importante del planeta.

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