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Rafa Esteve-Casanova

La “roja” que quieren azul

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Algunas selecciones nacionales son conocidas en el mundillo futbolístico con apodos relacionados con el color de sus camisetas, así todo aficionado al fútbol sabe que cuando se habla de la canarinha se está citando a la selección del Brasil y si nos referimos a la azurra estamos hablando del combinado nacional de Italia. Un buen día a Luís Aragonés, seleccionador nacional en aquellos momentos y nada sospechoso de veleidades izquierdistas, se le ocurrió nombrar al once español con el sobrenombre de “la roja”. El sustantivo hizo mella en la afición apoyado por una campaña llevada a cabo por una cadena televisiva con el color bermellón en sus telones de continuidad, cadena tampoco sospechosa de izquierdismo ya que hoy está en la orbita de Berlusconi a través de Tele 5. Así que entre el “Zapatones” y los “manolos” de la Cuatro se popularizó el llamar a la selección de España como “la roja”.

Poco antes de iniciarse el Campeonato del Mundo que estos días se está celebrando en Sudáfrica la brunete mediática comenzó una intensa campaña de acoso y derribo contra el nombre que se ha popularizado para citar a la selección española. Cual miuras furiosos envistieron la roja muleta haciendo aparecer sus viejos fantasmas e intentando que se trocara el nombre de “la roja” por el de “rojigualda” como se apresuró a publicitar desde su emisora Esradio ese portento del periodismo y la locución llamado Jiménez Losantos, rápidamente Julio Ariza, el capitoste de Intereconomía, cadena televisiva donde sus contertulios rozan cada día el fascismo además de la mala educación, tomó el testigo para hacer de vocero amplificador de la campaña que fue seguida por la COPE donde otro portento del periodismo objetivo como es Cristina López Schilichting se apresuró a lanzar a las ondas que “ser rojo o roja es cosa mala”. Y es que a la derecha el sustantivo rojo le produce urticaria, desde El Confidencial Digital, cercano a los postulados del Partido Popular, se asegura que a los militantes y simpatizantes del PP no les gusta este nombre y proponen el de “La Furia” ya que eso de roja les recuerda a La Pasionaria.

Sabía que el fútbol levanta pasiones pero nunca creí que llegaran a estos extremos que me hacen pensar que estos hooligans de la derecha más extrema y reaccionaria añoran el viejo azul de las camisas falangistas de sus padres y abuelos, aquellos que pistola al cinto imponían su ley y su orden a los “rojos” a los que habían vencido con la ayuda de los fascistas de Mussolini y los nazis de Hitler. Y es que todavía queda suelta mucha cabra que siempre anda deseando tirar hacia el monte del despropósito.

Y buena prueba de ello es lo sucedido el pasado martes después de que la selección española eliminara al equipo de Portugal cuando un grupo de energúmenos formado por sesenta o setenta personas se presentaron ante los estudios de Catalunya Ràdio en plena Diagonal barcelonesa pertrechados de banderas españolas profiriendo gritos e increpando a los periodistas que en ese momento estaban en el estudio realizando el programa “El café de la República”, un programa que a pesar del título nada tiene que ver con el mundo de la política. Los gritos de aquellos descerebrados, seguramente calentados por el alcohol, eran del tipo de “Viva España”, “Viva la COPE”, “Federico Jiménez Losantos buen nacional”, “Viva la Guardia Civil” y el más estridente y estremecedor en labios juveniles aquel “Viva la Muerte” que otro descerebrado se atrevió a proferir en la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Para algunos los tiempos no han cambiado, es seguro que todos aquellos alevines de fascista nunca escucharon a Bob Dylan.

Estarán contentos todos los amantes de que la selección española olvide su color rojo, los dos más importantes partidos de Sudáfrica los ha ganado vistiendo de azul, ese azul que añoran tanto como “la gallina” que adornaba su enseña nacional en tiempos de Franco y que ahora han trocado por otro animal, ese toro negro de Osborne que todavía se ve en algunas carreteras. Cuando se les pasen los ardores patrióticos y tengan que volver a pensar en cómo llegar a fin de mes tal vez les de un ataque de rabia al darse cuenta de que tanto ante Portugal como ante Paraguay los goles los hicieron jugadas trenzadas por jugadores de ese otro coco de su ideario particular y sectario, fueron tres jugadores del Barcelona los que llevaron a España por primera vez a unas semifinales de un campeonato mundial de fútbol y eso a lo mejor, en frío, les duele.

La “roja” que quieren azul

Rafa Esteve-Casanova
Rafa Esteve-Casanova
domingo, 4 de julio de 2010, 01:12 h (CET)
Algunas selecciones nacionales son conocidas en el mundillo futbolístico con apodos relacionados con el color de sus camisetas, así todo aficionado al fútbol sabe que cuando se habla de la canarinha se está citando a la selección del Brasil y si nos referimos a la azurra estamos hablando del combinado nacional de Italia. Un buen día a Luís Aragonés, seleccionador nacional en aquellos momentos y nada sospechoso de veleidades izquierdistas, se le ocurrió nombrar al once español con el sobrenombre de “la roja”. El sustantivo hizo mella en la afición apoyado por una campaña llevada a cabo por una cadena televisiva con el color bermellón en sus telones de continuidad, cadena tampoco sospechosa de izquierdismo ya que hoy está en la orbita de Berlusconi a través de Tele 5. Así que entre el “Zapatones” y los “manolos” de la Cuatro se popularizó el llamar a la selección de España como “la roja”.

Poco antes de iniciarse el Campeonato del Mundo que estos días se está celebrando en Sudáfrica la brunete mediática comenzó una intensa campaña de acoso y derribo contra el nombre que se ha popularizado para citar a la selección española. Cual miuras furiosos envistieron la roja muleta haciendo aparecer sus viejos fantasmas e intentando que se trocara el nombre de “la roja” por el de “rojigualda” como se apresuró a publicitar desde su emisora Esradio ese portento del periodismo y la locución llamado Jiménez Losantos, rápidamente Julio Ariza, el capitoste de Intereconomía, cadena televisiva donde sus contertulios rozan cada día el fascismo además de la mala educación, tomó el testigo para hacer de vocero amplificador de la campaña que fue seguida por la COPE donde otro portento del periodismo objetivo como es Cristina López Schilichting se apresuró a lanzar a las ondas que “ser rojo o roja es cosa mala”. Y es que a la derecha el sustantivo rojo le produce urticaria, desde El Confidencial Digital, cercano a los postulados del Partido Popular, se asegura que a los militantes y simpatizantes del PP no les gusta este nombre y proponen el de “La Furia” ya que eso de roja les recuerda a La Pasionaria.

Sabía que el fútbol levanta pasiones pero nunca creí que llegaran a estos extremos que me hacen pensar que estos hooligans de la derecha más extrema y reaccionaria añoran el viejo azul de las camisas falangistas de sus padres y abuelos, aquellos que pistola al cinto imponían su ley y su orden a los “rojos” a los que habían vencido con la ayuda de los fascistas de Mussolini y los nazis de Hitler. Y es que todavía queda suelta mucha cabra que siempre anda deseando tirar hacia el monte del despropósito.

Y buena prueba de ello es lo sucedido el pasado martes después de que la selección española eliminara al equipo de Portugal cuando un grupo de energúmenos formado por sesenta o setenta personas se presentaron ante los estudios de Catalunya Ràdio en plena Diagonal barcelonesa pertrechados de banderas españolas profiriendo gritos e increpando a los periodistas que en ese momento estaban en el estudio realizando el programa “El café de la República”, un programa que a pesar del título nada tiene que ver con el mundo de la política. Los gritos de aquellos descerebrados, seguramente calentados por el alcohol, eran del tipo de “Viva España”, “Viva la COPE”, “Federico Jiménez Losantos buen nacional”, “Viva la Guardia Civil” y el más estridente y estremecedor en labios juveniles aquel “Viva la Muerte” que otro descerebrado se atrevió a proferir en la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936. Para algunos los tiempos no han cambiado, es seguro que todos aquellos alevines de fascista nunca escucharon a Bob Dylan.

Estarán contentos todos los amantes de que la selección española olvide su color rojo, los dos más importantes partidos de Sudáfrica los ha ganado vistiendo de azul, ese azul que añoran tanto como “la gallina” que adornaba su enseña nacional en tiempos de Franco y que ahora han trocado por otro animal, ese toro negro de Osborne que todavía se ve en algunas carreteras. Cuando se les pasen los ardores patrióticos y tengan que volver a pensar en cómo llegar a fin de mes tal vez les de un ataque de rabia al darse cuenta de que tanto ante Portugal como ante Paraguay los goles los hicieron jugadas trenzadas por jugadores de ese otro coco de su ideario particular y sectario, fueron tres jugadores del Barcelona los que llevaron a España por primera vez a unas semifinales de un campeonato mundial de fútbol y eso a lo mejor, en frío, les duele.

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