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Edward Schumacher-Matos

El atractivo de la Ley del Campo

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BOSTON -- Si usted es de los que están preocupados porque los inmigrantes sin papeles estén quitando empleos a los estadounidenses, he aquí un contrato colectivo en nombre de los inmigrantes que trabajan en el campo: "Quítenos el empleo. ¡Por favor!"

El sindicato United Farm Workers of America pretende unir a los patronos del campo con los estadounidenses en paro en el marco de una campaña que comienza esta semana. Basta con visitar www.takeourjobs.org y rellenar un simple formulario que reza, "Quiero ser un trabajador agrícola".

De los más de 1 millón de trabajadores agrícolas contratados de la nación, más de la mitad reside en el país de forma ilegal y la mayoría del resto son inmigrantes legales, según el Departamento de Agricultura. Los dueños de las explotaciones insisten en que prefieren contratar a ciudadanos.

Por supuesto, va usted a doblarse, agacharse, levantar y transportar peso de 10 a 12 horas al día, seis días a la semana, por un sueldo medio de 8,95 dólares la hora, según el Departamento. Siguiendo el reglamento federal, las horas extra no se pagan. California es la excepción, donde las horas extraordinarias se remuneran - a partir de las 10 horas diarias.

Fracturas, contusiones e insolación son tan comunes que el Departamento de Trabajo considera el trabajo en el campo como uno de los 10 empleos de mayor riesgo. Pero en 15 estados no tiene derecho a la baja.

Los líderes sindicales dicen que no les preocupa que muchos estadounidenses se acojan realmente a la oferta. La verdadera motivación del sindicato es sacar adelante un anteproyecto bipartidista que lleva tiempo en el aire llamado AgJobs, que facilitaría traer mano de obra inmigrante para el campo y legalizar la que está ya aquí. Muchos dueños de explotaciones son partidarios.

Con una reforma integral de la inmigración imposible de aprobar este año, y con los votantes hispanos cabreados en consecuencia, el Presidente Obama y los líderes Demócratas del Congreso vienen explorando discretamente si aprobar por separado AgJobs u otra legislación popular del paquete de reforma, la Ley de Desarrollo, Ayuda y Educación de Menores en Situación Irregular DREAM. Esta última regulariza a los inmigrantes en situación irregular menores de edad que reciban una educación superior o que se alisten en el ejército.

La necesidad de aprobar AgJobs está clara. Las granjas y ranchos estadounidenses son prósperos económicamente, producen más del 9 por ciento de las exportaciones y casi toda la comida que ponemos en la mesa a diario. Pero todo eso desaparecerá sin inmigrantes - legales si los hay, ilegales si no.

Los críticos dicen que expulsar a los extranjeros conduciría a salarios más altos que atraerían mano de obra estadounidense y modernización. Economía básica.

Pero los granjeros dicen que la modernización ya ha tenido lugar, especialmente en las explotaciones del cereal. Frutas frescas y hortalizas, sin embargo, exigen el sensible trabajo a mano. Los agricultores empezaron a recoger los tomates con maquinaria en la década de los años 60, la última vez que los inmigrantes fueron expulsados cuando acabó el programa Bracero, pero el consumidor ha rechazado desde entonces el producto resultante menos el enlatado.

Mientras tanto, los costes de explotación agrícola son ya tan elevados que las importaciones de alimentos crecen y los granjeros estadounidenses invierten en el extranjero. En el año 2008, miembros de la Asociación de Explotaciones del Oeste, que recoge la mitad de la producción fresca de la nación, duplicó la cifra de acres que cultiva en México, dando trabajo allí a más de 20.000 recolectores. Si no puede llevar la mano de obra a la granja, lleve la granja hasta la mano de obra. También economía básica.

De cualquier forma -- modernización o importación -- pocos estadounidenses salen beneficiados. Existe una alternativa. Podemos bloquear las importaciones, emprender una guerra comercial y pagar mucho más por comida de dudosa procedencia (al tiempo que se deja que la mano de obra extranjera se quede en su casa y se muera de hambre).

AgJobs parece más sensato. Pero muchos de nuestros líderes políticos están demasiado acobardados ante el tóxico clima actual de la inmigración para decir algo que no sea seguridad fronteriza. Aprobar una ley ampliamente aceptada y limitada abre la puerta a un torrente de enmiendas y la lucha de la inmigración en general.

Tampoco ayuda que la coalición de granjeros y trabajadores del campo que cerró filas en los años 90 para sacar adelante AgJobs se esté derrumbando.

Los proyectos complementarios presentados por la Senadora Demócrata de California Dianne Feinstein y el Representante Republicano de Florida Adam Putnam cuentan con el respaldo de las organizaciones agrarias de estos dos importantes estados agrícolas, así como de muchas explotaciones de Texas, Arizona, Washington y Oregón. Todos son estados con importantes cantidades de trabajadores del campo regulares e irregulares.

Los agricultores de los demás sitios, sin embargo, al tener menos inmigrantes que aprovechar, recurren con frecuencia a un pequeño programa existente llamado H-2A para traer temporeros de México. Los dueños de las explotaciones se quejan de que AgJobs es un programa enormemente burocrático, restrictivo y tan caro como el H-2A. Los sindicatos temen los desmanes de explotaciones que pueden tolerar el abuso de los trabajadores. Las sospechas mutuas son moneda corriente.

Los trabajadores del campo en situación irregular, mientras tanto, siguen en el anonimato proporcionándonos la comida. Los anteproyectos les abren un camino ganado a la residencia o la ciudadanía y un final a su situación tras cinco años. Necesitamos esta mano de obra. Ellos se merecen la oportunidad.

El atractivo de la Ley del Campo

Edward Schumacher-Matos
Edward Schumacher-Matos
viernes, 2 de julio de 2010, 05:42 h (CET)
BOSTON -- Si usted es de los que están preocupados porque los inmigrantes sin papeles estén quitando empleos a los estadounidenses, he aquí un contrato colectivo en nombre de los inmigrantes que trabajan en el campo: "Quítenos el empleo. ¡Por favor!"

El sindicato United Farm Workers of America pretende unir a los patronos del campo con los estadounidenses en paro en el marco de una campaña que comienza esta semana. Basta con visitar www.takeourjobs.org y rellenar un simple formulario que reza, "Quiero ser un trabajador agrícola".

De los más de 1 millón de trabajadores agrícolas contratados de la nación, más de la mitad reside en el país de forma ilegal y la mayoría del resto son inmigrantes legales, según el Departamento de Agricultura. Los dueños de las explotaciones insisten en que prefieren contratar a ciudadanos.

Por supuesto, va usted a doblarse, agacharse, levantar y transportar peso de 10 a 12 horas al día, seis días a la semana, por un sueldo medio de 8,95 dólares la hora, según el Departamento. Siguiendo el reglamento federal, las horas extra no se pagan. California es la excepción, donde las horas extraordinarias se remuneran - a partir de las 10 horas diarias.

Fracturas, contusiones e insolación son tan comunes que el Departamento de Trabajo considera el trabajo en el campo como uno de los 10 empleos de mayor riesgo. Pero en 15 estados no tiene derecho a la baja.

Los líderes sindicales dicen que no les preocupa que muchos estadounidenses se acojan realmente a la oferta. La verdadera motivación del sindicato es sacar adelante un anteproyecto bipartidista que lleva tiempo en el aire llamado AgJobs, que facilitaría traer mano de obra inmigrante para el campo y legalizar la que está ya aquí. Muchos dueños de explotaciones son partidarios.

Con una reforma integral de la inmigración imposible de aprobar este año, y con los votantes hispanos cabreados en consecuencia, el Presidente Obama y los líderes Demócratas del Congreso vienen explorando discretamente si aprobar por separado AgJobs u otra legislación popular del paquete de reforma, la Ley de Desarrollo, Ayuda y Educación de Menores en Situación Irregular DREAM. Esta última regulariza a los inmigrantes en situación irregular menores de edad que reciban una educación superior o que se alisten en el ejército.

La necesidad de aprobar AgJobs está clara. Las granjas y ranchos estadounidenses son prósperos económicamente, producen más del 9 por ciento de las exportaciones y casi toda la comida que ponemos en la mesa a diario. Pero todo eso desaparecerá sin inmigrantes - legales si los hay, ilegales si no.

Los críticos dicen que expulsar a los extranjeros conduciría a salarios más altos que atraerían mano de obra estadounidense y modernización. Economía básica.

Pero los granjeros dicen que la modernización ya ha tenido lugar, especialmente en las explotaciones del cereal. Frutas frescas y hortalizas, sin embargo, exigen el sensible trabajo a mano. Los agricultores empezaron a recoger los tomates con maquinaria en la década de los años 60, la última vez que los inmigrantes fueron expulsados cuando acabó el programa Bracero, pero el consumidor ha rechazado desde entonces el producto resultante menos el enlatado.

Mientras tanto, los costes de explotación agrícola son ya tan elevados que las importaciones de alimentos crecen y los granjeros estadounidenses invierten en el extranjero. En el año 2008, miembros de la Asociación de Explotaciones del Oeste, que recoge la mitad de la producción fresca de la nación, duplicó la cifra de acres que cultiva en México, dando trabajo allí a más de 20.000 recolectores. Si no puede llevar la mano de obra a la granja, lleve la granja hasta la mano de obra. También economía básica.

De cualquier forma -- modernización o importación -- pocos estadounidenses salen beneficiados. Existe una alternativa. Podemos bloquear las importaciones, emprender una guerra comercial y pagar mucho más por comida de dudosa procedencia (al tiempo que se deja que la mano de obra extranjera se quede en su casa y se muera de hambre).

AgJobs parece más sensato. Pero muchos de nuestros líderes políticos están demasiado acobardados ante el tóxico clima actual de la inmigración para decir algo que no sea seguridad fronteriza. Aprobar una ley ampliamente aceptada y limitada abre la puerta a un torrente de enmiendas y la lucha de la inmigración en general.

Tampoco ayuda que la coalición de granjeros y trabajadores del campo que cerró filas en los años 90 para sacar adelante AgJobs se esté derrumbando.

Los proyectos complementarios presentados por la Senadora Demócrata de California Dianne Feinstein y el Representante Republicano de Florida Adam Putnam cuentan con el respaldo de las organizaciones agrarias de estos dos importantes estados agrícolas, así como de muchas explotaciones de Texas, Arizona, Washington y Oregón. Todos son estados con importantes cantidades de trabajadores del campo regulares e irregulares.

Los agricultores de los demás sitios, sin embargo, al tener menos inmigrantes que aprovechar, recurren con frecuencia a un pequeño programa existente llamado H-2A para traer temporeros de México. Los dueños de las explotaciones se quejan de que AgJobs es un programa enormemente burocrático, restrictivo y tan caro como el H-2A. Los sindicatos temen los desmanes de explotaciones que pueden tolerar el abuso de los trabajadores. Las sospechas mutuas son moneda corriente.

Los trabajadores del campo en situación irregular, mientras tanto, siguen en el anonimato proporcionándonos la comida. Los anteproyectos les abren un camino ganado a la residencia o la ciudadanía y un final a su situación tras cinco años. Necesitamos esta mano de obra. Ellos se merecen la oportunidad.

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Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
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